El líder del Likud, Benjamín Netanyahu, quien tiene prácticamente asegurado el cargo de primer ministro israelí y el encargo de formar el próximo Gobierno, se entrevistaba ayer con los dirigentes de la derecha religiosa del país, opuesta a cualquier concesión a los palestinos y defensores de la colonización judía, para tratar de incluirlos en su equipo.

Netanyahu continuaba con sus contactos para sumar apoyos de cara a la formación del Ejecutivo, en caso de que el presidente israelí, Shimon Peres, le nombre primer ministro y le encomiende esa tarea, mientras crecen los temores en la comunidad internacional de que un Gobierno de extrema derecha entierre el proceso de diálogo con la Autoridad Palestina (ANP) sin ni siquiera guardar las apariencias. Lo mismo hizo Tzipi Livni, líder del Kadima.

Ambos cortejan a las formaciones de peso mediano para sumar al menos 61 diputados cuando Peres convoque, a partir del próximo lunes, las consultas para nombrar al primer ministro. Conscientes de que los dos partidos las necesitan para lograr una nueva mayoría, las formaciones medianas han movido ficha para imponer sus posturas en una negociación compleja y abierta. La ultraortodoxa sefardí Shas trata de formar un bloque con su equivalente asquenazí (derecha xenófoba laica) Judaísmo Unido de la Biblia, que sumaría 16 diputados, para quitar a Israel Beitenu, con quince, el título de «partido bisagra», aunque el Shas no excluye compartir con éste coalición de Gobierno.

La víspera, Netanyahu se entrevistó con Avigdor Lieberman, líder del partido laico de extrema derecha Israel Beitenu, quien expresó sus preferencias por un Gobierno de derecha aunque sin «descartar cualquier otra candidatura». El Likud le corteja con la cartera de Finanzas, aunque Lieberman, que hace un mes sugirió lanzar una bomba nuclear sobre Gaza, prefiere el Ministerio de Defensa.

Hasta ahora, Lieberman se ha dejado querer tanto por el Likud como por el Kadima y todas las apuestas incluyen a su formación en la coalición de Gobierno, sobre todo en la que en las últimas horas parece más probable: una de extrema derecha liderada por Netanyahu. Ayer dijo haber elegido a quién va a recomendar a Peres para formar Gobierno, pero rechazó desvelarlo, aunque son conocidas sus preferencias por Netanyahu.

Entretanto, el líder del también ultraderechista partido Unión Nacional, Yaakov Katz, se reunió con Netanyahu, pero quiso dejar claro que no se debe dar por garantizado su respaldo al líder del Likud ante Peres. Advirtió de que si su partido «tiene la más mínima duda» de que, como consecuencia de su recomendación, Netanyahu comparte Gobierno con Livni y se negocia la creación de «otro país árabe entre el mar y el río Jordán, cediendo partes de la tierra de Israel y tratando inadecuadamente los asentamientos, las opciones de que le recomendemos son prácticamente nulas».

Pocas posibilidades para Livni

En cualquier caso, medios de comunicación y analistas coinciden en pensar que Benjamín Netanyahu será el próximo primer ministro, ya que, a falta de aliados políticos, la líder del Kadima, Tzipi Livni, no tiene prácticamente posibilidades de for- mar un nuevo Gabinete por el momento.

«Las oportunidades de Livni de formar Gobierno se acercan a cero», aseguró el politólogo Abraham Diskin. «Es necesario terminar con este circo mediático. Ella no puede pretender ser investida por el pueblo para hacerse con la dirección del país bajo el pretexto de que a su partido le queda un mandato», añadió este profesor de la Universidad hebrea de Jerusalén.

La cuestión es si Netanyahu constituirá un Gobierno limitado a Lieberman como socio o lo ampliará a la participación del Kadima, su opción favorita.

Los medios de comunicación descartaban ayer un Ejecutivo liderado por Livni, incluso la hipótesis poco probable de que Lieberman participe en un ejecutivo bajo su dirección.

Sin embargo, el líder del Likud parece apostar por un Gobierno con él como primer ministro apoyado por Israel Beitenu y el Kadima, en el que Livni seguiría al frente de la cartera de Exteriores y su compañero de partido Shaul Mofaz sustituiría a Ehud Barak en Defensa.

El Kadima no cierra la puerta al Likud, pero siempre que no sea para integrar «un Gobierno de extrema derecha», indicó uno de sus dirigentes, el ministro de Interior, Meir Sheetrit, al que no le «asusta» acabar en la posición pese a ser la lista más votada.