Hay películas que ya son controvertidas por su temática, y que al competir en los Óscar alcanzan un nivel de discusión todavía mayor. Dentro de la industria de Hollywood «El lector» ha suscitado un debate interno añadido, a resultas de la guerra que ha enfrentado a los dos productores de la película: Harvey Weinstein y Scott Rudin.

Las prisas con las que fue rodada se llevaron por delante a muchos de los implicados en la película, entre los que se puede mencionar al compositor donostiarra Alberto Iglesias. Tampoco se quiso esperar a Nicole Kidman, a la que el realizador inglés Stephen Daldry ya había dirigido en «Las horas», cuando ésta se quedó embarazada durante el rodaje de «Australia». Gracias a ello Kate Winslet tuvo el papel para el que era la primera candidata.

Pero la verdadera controversia de «El lector « procede del libro de Bernhard Schlink en que se basa, debido a que en los Estados Unidos cualquier acercamiento a las relaciones amorosas entre un adolescente y una mujer adulta se considera tema tabú, más aún si la persona de mayor edad arrastra consigo un pasado nazi. Stephen Daldry ha tratado de moverse dentro de la ambigüedad del relato.

Ese distanciamiento ha supuesto que la adaptación del guionista David Hare sea calificada de fría e incluso de evasiva. Hay a quien le parece que el descubrimiento tardío de que ella es analfabeta no deja de ser una justificación de su responsabilidad como carcelaria en el campo de concentración de Auschwitz. El hecho de no saber escribir y leer supondría su inocencia en la firma de documentos. En cambio, el joven que le lee los libros que ella tanto ama posee información que podría liberar a su amante de la condena por Delitos contra la Humanidad.