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La Fiscal�a pide la �cadena perpetua� para Piriz, acribillado a tiros en 1984

Juan Manuel Piriz, �Mungi�, ha cumplido ya 25 a�os encarcelado. El 16 de febrero de 1984 se encontraba en un piso de Cruces, junto a I�aki Ojeda -que falleci� all�- e Imanol Gonz�lez, cuando los GEO les acribillaron a tiros. Ahora la Fiscal�a quiere impedir su excarcelaci�n.
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Portugalete acogi� ayer un acto, en el que participaron cerca de doscientas personas, para reclamar la puesta en libertad del preso pol�tico vasco Juan Manuel Piriz, Mungi. En prisi�n desde hace 25 a�os -anteriormente, tambi�n estuvo encarcelado desde 1981 hasta julio de 1983-, tiene fijada la fecha de salida para el pr�ximo 9 de marzo, pero la Fiscal�a ha reclamado la aplicaci�n de la denominada �doctrina Parot�, lo que, de facto, supone aplicarle la cadena perpetua.

Seg�n denunci� el movimiento pro amnist�a, la represi�n padecida por Mungi durante 27 a�os es un reflejo de las medidas excepcionales de �venganza� que sufren los presos pol�ticos vascos, ya que considera que �son chantajeados por el Estado espa�ol en beneficio de sus intereses�.

En el acto pol�tico desarrollado en la citada localidad vizcaina, tambi�n recordaron a I�aki Ojeda, Txapel, acribillado a tiros en la operaci�n policial en la que Juan Manuel Piriz fue detenido por segunda vez.

El 16 de febrero de 1984, los Grupos Especiales Operativos (GEO) de la Polic�a espa�ola asaltaron un piso de Cruces (Barakaldo) y acribillaron a tiros a tres j�venes de Ezkerraldea a los que acusaron de formar parte de un comando de ETA.

Txapel, un estudiante de 20 a�os, result� muerto, mientras que Mungi, que recibi� quince disparos, e Imanol Gonz�lez quedaron gravemente heridos, por lo que permanecieron hospitalizados durante varios meses.

Los GEO dispararon contra los tres j�venes cuando se encontraban dentro de una habitaci�n. En el mismo domicilio y dentro de la operaci�n policial fueron detenidos Josu Olabarria -fallecido en 1992 cuando manipulaba un artefacto explosivo- y Francisco Javier Rubio. Los dos tuvieron que ser ingresados en el hospital esa misma noche a consecuencia de las graves torturas sufridas durante su detenci�n, como reflejaron tanto sus testimonios como los partes de los m�dicos que les atendieron.

Las familias de los j�venes trataron de esclarecer lo ocurrido y recurrieron a los tribunales pero, a pesar de que consiguieron abrir un sumario y que varios GEO tuvieron que declarar, el caso fue cerrado quedando absueltos todos los polic�as.

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