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Raimundo Fitero

Reservas

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Uno debe emplear todas las reservas de credulidad, incredulidad y objetividad subjetiva para entender si lo que vemos y oímos en la televisión es verdad, mentira, media verdad o media mentira. Hemos renunciado a que refleje la realidad, por lo que dentro del amplio campo de la ficción documentada, o del documental ficcionado, no podemos asegurar que exista algo que nos llegue directamente sin más manipulación que la que la tecnología introducen en su propia formulación teórica. Lo vemos todo con todas las reservas para no sufrir más desengaños que los permitidos por la última analítica.

Aparecen Alfil Patten, de trece años y Chatelle Steadman de quince con su hija Misie y como en uno de los ángulos vemos el anagrama de «The Sun», pensamos que se trata de una tenebrosa maniobra amarillenta, de un escándalo ficticio, de una noticia falsa, de un montaje. Pero hasta este momento nadie nos ha dado una señal que rechace esas imágenes como fruto de una desmedida vocación de engaño, por lo que se nos encoge el pulmón, nos ahoga el riego sanguíneo, nos coloca ante una barbarie, ante unas vidas que entendemos destrozadas, pero que alcanzan la notoriedad mediática. ¿No es impúdico que los utilicen, que salgan en la tele, que les hagan entrevistas, que los utilicen como monstruos de una feria imposible? ¿Por qué salen sus caras, sus voces, su imagen tierna, descentrada, ansiosa y desconcertante?

Con todas las reservas sobre su exacta verdad, nos produce un asco cósmico. Y no sabemos si esas imágenes son recomendables, lo mismo que no entendemos las imágenes del cinegético Garzón contando ciervos o venados que nos coloca ante una situación fuera del tiempo político. No parece que tenga sentido que una cadena malgaste energía emitiendo «¿Dónde Estás Corazón? que ahora se llama «DEC» y que se dedicó de manera neurótica a hablar de Isabel Pantoja y su supuesta ruptura con Cachuli. Y de repente aparece Luis Herrero, el único periodista que el 23-F se puso al servicio de los golpistas, llamando dictador a Chávez y provocando un altercado diplomático mafioso y tramposo. Con todas las reservas, porque nada de esto es verdad ni mentira, sino todo lo contrario.

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