Maite SOROA | msoroa@gara.net
Facturas en tiempo electoral
En tiempo electoral muchos aprovechan para pasar facturas antiguas y cobrar, aunque sea sólo en venganzas. José Luis Zubizarreta, lehendakari en la sombra durante el mandato de Ardanza, redactó el plan de que llevaba el nombre del lehendakari titular y al que no hicieron caso ni sus propios compañeros de partido. Y ahora les espera con la navaja afilada.
Ayer, en «El Correo Español» embestía contra el partido que le llevó a Ajuria Enea y advertía: «¡Qué perra han cogido el PNV y su candidato Ibarretxe con la ilegalización de las candidaturas de la izquierda abertzale!». Y como eso le parecía mal, agregaba: «Se han erigido en paladines de la pureza democrática, y no hay mitin de campaña en el que no arremetan contra el PSE y el PP por haber diseñado al alimón, promoviendo aquella, toda una estratagema electoral para desalojarlos del lugar que, al parecer, por derecho natural les corresponde: Ajuria Enea». Se trata de desnudar la oculta intención de los del pelotón de Ibarretxe.
Y es que, según Zubizarreta, la cosa no es tan limpia: «Cabe, en efecto, sospechar que la defensa que éstos hacen de la presencia de la izquierda abertzale en el Parlamento nada tiene que ver con la pureza del sistema, sino que obedece, precisamente, a su egoísta interés por mantenerse en el puesto del que los otros quieren desalojarlos. Porque, si con la ausencia ganan los unos, de la presencia sacarían provecho los otros». O sea, que cree Zubizarreta que la izquierda abertzale iba a garantizar la permanencia de los jelkides en el butacón. Para explicarse, Zubizarreta exhibe algunos datos: «Gracias, en efecto, a los escaños abertzales, fue Ibarretxe investido lehendakari en 1998 y en 2005 y, gracias también a esos mismos escaños, logró el actual candidato jeltzale aprobar, en 2003, el Plan que llevaba su nombre y, en 2008, su Ley de Consulta». Lo del plan le pone de los nervios.
Y a modo de conclusión, exhibe su nueva adhesión, una vez abandonado el jelkidismo: «con tales antecedentes, no acaba de entenderse cómo se atreven el PNV e Ibarretxe a reprochar al PSE el eventual apoyo que puedan prestarle los populares en la próxima investidura, cuando ellos nunca han hecho ascos al que tantas veces les ha prestado la izquierda abertzale. Por lo visto, el apoyo de Basagoiti es más denigrante para los nacionalistas que el de Otegi. ¡Vaya por Dios!». No sé yo qué pinta el jefe de Ratzinger en todo ésto.