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Lutz pfannestiel, el mundo en los guantes de un portero

La historia del fútbol no le recordará como a Zoff, Yashin, Maier, Kahn u otros grandes guardametas. Pero éstos nunca podrán superar a Lutz Pfannenstiel en haber sido el primer futbolista en jugar en los cinco continentes. Hoy milita en su vigesimocuarto club.

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FIFA.COM

No soy un tipo paciente al que le guste esperar». De ello da fe Lutz Pfannenstiel a modo de autorretrato. A la edad de 18 años, rehusó subir al primer equipo del Bayern de Múnich para defender la portería del equipo aficionado. Este guardameta nacido en Zwiesel, un pueblo de la Baja Sajonia con una población de apenas 10.000 habitantes, podría haber llegado a ganar el título alemán si todo hubiera transcurrido por los cauces normales. Pero en lugar de tomar el camino más lógico, se trazó su propia senda. Hoy, mira hacia atrás desde la perspectiva de los 35 años y descubre una carrera sin par en el vasto mundo del fútbol. Porque no son trofeos lo que puede exhibir con el orgullo del coleccionista, ni 62 goles como el portero paraguayo Chilavert, ni `escorpiones' como el colombiano Higuita, sino continentes. Ha jugado en los cinco.

Zinedine Zidane tiene el récord de dinero por un traspaso. Sin embargo, cuando se trata del número de traspasos, Pfannenstiel es el plusmarquista mundial, el viajero de las maletas simpre listas. Hace poco este trotamundos del fútbol ha fichado por el vigesimocuarto club profesional de su carrera.

Jugar un partido en la Antártida

Ha ejercido su profesión en países como Malasia, Brasil, Nueva Zelanda, Albania, Canadá o Sudáfrica, y ahora ha recalado en Oslo, donde se prepara para ayudar a ascender al Manglerud Star a la máxima categoría noruega en calidad de guardameta y coentrenador. «Para mí el fútbol no es un mero trabajo con el que puedo ganar mucho dinero. Gracias a él he visto el mundo. Para mí eso es mucho más importante», revela Pfannenstiel en su conversación con FIFA.com.

«Nadie me puede quitar lo que he vivido. Naturalmente, me habría gustado jugar en la Bundesliga, pero en lugar de eso he conseguido otras cosas. Figuro en el Libro Guiness de los récords como el primer futbolista profesional que ha jugado en todos los continentes. La decisión de no firmar entonces por el Bayern, por tanto, puede que no haya sido tan mala».

Cuando esta mole de 1,86 metros de estatura se pone a hablar, cuesta resistirse al empuje de su convicción. No, las frases de Pfannenstiel no suenan como las de un profesional al uso. No son tópicos, aunque lo parezcan: «De niño siempre soñaba con jugar algún día en Brasil. Créame, estoy orgullosísimo de haberlo hecho realidad en el Clube Atlético Hermann Aichinger».

Increíble pero cierto: la odisea de este cancerbero ambicioso e inquieto a través de incontables clubes profesionales de todos los rincones del mundo, desde el Orlando Pirates al Calgary Mustangs pasando por el Haka Valkeakoski y el Geylang United, permanece ampliamente desapercibida en su patria, Alemania. Por el camino quedó no pocas veces atrapado en situaciones vitales que pusieron a prueba los límites de su resistencia.

Fue encarcelado en Singapur durante tres meses y medio por supuesta participación en un escándalo de apuestas ilegales -por jugar demasiado bien tres partidos, argumenta él-; en Gran Bretaña un encontronazo con un rival le dejó groggy y le tuvieron que reanimar tres veces; en Sudáfrica se las vió con un rico terraniente boer; en Albania le tiraban piedras tras perder; en Nueva Zelanda le robaron su piso...

``Imparable'' se titula la autobiografía que va a publicar a finales de este año. «De hecho, se lee como una novela de aventuras, sólo que todo ha sucedido en realidad», resume el autor.

La trayectoria de este extravagante portero no se ajusta a los cánones. «Cuando era joven, mi vida se parecía un poco a la que se suele asociar con los futbolistas profesionales. Coches de lujo, mujeres bonitas, etc. Pero viví algunas malas experiencias que me hicieron reflexionar. Hoy tengo la suerte de poder ver más allá del horizonte. Mi carrera me ha ampliado mucho las miras».

Por eso las zambullidas en pos del balón y el sueño de hacer paradones memorables hace tiempo que sólo son una pequeña parte de la vida de Lutz. «He descubierto lo que significa para mí el compromiso social. Me gustaría aprovechar el fútbol como un instrumento para llamar la atención sobre el cambio climático global. Porque ése es el problema mundial por excelencia. Y como el fútbol gusta en todas partes, con esta combinación espero llegar a gente que de otra manera nunca se enteraría del problema».

Para ello, Pfannenstiel ha fundado el proyecto FC Global United. Antiguas estrellas del fútbol se han congregado en torno a esta idea de organizar partidos en lugares espectaculares que se encuentren amenazados por el cambio climático. Todos los gastos corren a cargo de la Klima-Allianz, una unión de cerca de 100 organizaciones de ayuda que han sumado esfuerzos a favor de una protección coherente del clima. Nombres como Giovane Elber, Krassimir Balakov, Aldair, Fredi Bobic y Sergej Barbarez integran esta iniciativa, y se han entablado conversaciones con otros, como el propio Maradona.

Uno de los planes más destacados es celebrar un partido en la Antártida, en medio del hielo. «La fecha está fijada para el próximo diciembre, pero es posible que se posponga, porque también está previsto que se celebre un partido en la cumbre del cambio climático de Copenhague».

En el otoño de su carrera futbolística, el itinerante Pfannenstiel ha encontrado su sitio: «FC Global United es la obra de mi vida». Entretanto, Noruega será su última misión como guardameta -tenía ofertas de Bolivia y Brasil-, que probablemente tendrá como fin el ascenso a primera del Manglerud Star. «Si lo lográramos, sería para mí el broche perfecto», señala Pfannenstiel en referencia al ascenso.

¿Y después? «Puedo imaginarme estableciéndome en Alemania», concluye Pfannenstiel. Luego respira hondo, reflexiona y añade: «O al menos tener allí la sede de operaciones».

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