La historia de una niña boliviana que emprende un viaje a la ciudad de San Pedro de Atacama, en Chile, impulsada por la precaria situación de su familia, cautivó al jurado del festival internacional de documentales que desde el pasado viernes se celebró en Iruñea. «Alicia en el país», de Esteban Larrain, se hizo ayer con el Gran Premio Punto de Vista, dotado con 10.000 euros. Marta Andreu, miembro del jurado, destacó «la capacidad de reflejar una preocupación social desde una historia mínima. Hay un gran equilibrio entre la historia de la película y lo universal, que sería la situación que vive esa zona de Bolivia». La película representa un viaje que cada año emprenden muchos niños a Chile en busca de trabajo. Pero, la mayoría son deportados a su país. El modo de contarlo es lo que convencido al jurado: «No se cuenta nada, lo vas intuyendo. Se ve una niña en el desierto, en soledad. Se incluyen unos flashbacks, que introducen la vida en el pueblo, la familia, la escuela... Tiene una lectura muy abierta. Sólo al final el director incluye unas líneas que te obligan a releer toda la película», añadió Andreu.

«Mirages» («Espejismos»), donde se refleja el drama de los emigrantes africanos que emprenden el viaje a Europa, fue otra de las sensaciones del festival. El francés Oliver Dury se hizo con el premio Jean Vigo al Mejor Director, dotado de 5.500 euros. El jurado subrayó su «capacidad de mirar, de construir sobre un tema de sobra conocido, de generar una complicidad con el espectador. No es tanto dar información, como hacernos cuestionar cómo podemos desde aquí contar una historia de esas personas. Te transmite lo incierto de su futuro a través de una prediccion. Uno de los personajes escribe en la arena, `ya están llegando, seguro que todo irá bien', pero nosotros, desde nuestra situación, sabemos que no va a ser así». Dury declaró que «quería mostrar el proceso de cómo unas personas con estatus legal se convierten en clandestinos».

Diez años en veinte minutos

La historia de la presa de Kopaszi, un olvidado paisaje del centro de Budapest, es la que cuenta «Lost World» («Mundo Perdido»), de Gyula Nemes, ganador del premio a Mejor Cortometraje, con 3.500 euros. Diez años de rodaje reunidos en veinte minutos de película. Según el jurado, la cinta «retrata la belleza que se encuentra en la grieta entre la realidad soñada y la huella de lo vivido».

La mexicana de origen vasco Yulene Olaizola hizo doblete con la Mención Especial del jurado dotada con 1.500 euros y el Premio Especial del Público, de 2.500 euros, con la película «Intimidades de Shakespeare y Víctor Hugo», que también recibió otra mención especial en el pasado Zinemaldia de Donostia.

El director del festival, Carlos Muguiro, destacó la buena acogida del festival tanto del público como de la crítica: «Muchas de las sesiones se han llenado y los encuentros con los directores han sido muy productivos y estimulantes. Hubo periodistas franceses y argentinos, y eso en un festival tan joven es muy raro». En cuanto a las retrospectivas, despertó mucho interés la de Peter Lynch, «pensada, sobre todo, para que, quien no está acostumbrado al género documental, tuviera un primer acercamiento». Los más cinéfilos disfrutaron con la de James Benning, que estuvo en Iruñea tres días y se marchó encantado por el interés que mostró la gente.