Netanyahu amenaza a Irán al recibir el encargo de formar Gobierno
Shimon Peres, el presidente israelí, cumplió con el trámite y encargó la formación del nuevo Gobierno a Benjamin Netanyahu, que cuenta con el apoyo de la ultraderecha y de los ultraortodoxos. Sin embargo, Netanyahu quiere atraerse a Kadima y laboristas, que son muy reacios a ello.
GARA | TEL AVIV
El presidente israelí, Shimon Peres, cumplió ayer con el trámite y encargó al líder del derechista Likud, Benjamin Netanyahu, tremendamente hostil a la negociación con la Autoridad Palestina y a la «cesión» de tierras, la formación de Gobierno.
Nada más recibir este encargo, Netanyahu quiso marcar territorio y anunció que Irán sería su principal prioridad. «Israel atraviesa un periodo crucial y debe hacer frente a desafíos colosales. Irán busca dotarse de armamento nuclear y constituye la amenaza más grave para nuestra existencia desde la guerra de la independencia de 1948 [Nakba, catástrofe, para los palestinos]», declaró.
Con una mayoría asegurada de 65 diputados sobre 120 que forman la Knesset (Parlamento) gracias al apoyo de la ultraderecha y de los ultraortodoxos, Netanyahu deberá presentar su gabinete en la Cámara antes de que expire el plazo de 28 días, aunque podría disponer de otros catorce días suplementarios.
Sin embargo, Netanyahu se mostró favorable a formar un Gobierno de unidad nacional «lo más amplio posible».
«Hago un llamamiento a Tzipi Livni y Ehud Barak, los líderes de Kadima y del Partido Laborista, a limar asperezas y actuar conjuntamente. Serán los primeros con los que me reuniré para discutir la formación de Gobierno», señaló Netanyahu.
Según la radio pública israelí, Netanyahu y Livni han acordado reunirse el domingo.
Los analistas estiman que Netanyahu no quiere depender en exclusiva de la ultraderecha y de los ultraortodoxos para que no le vuelva a ocurrir lo que le sucedió en su anterior mandato como primer ministro (1996-1999), cuando tuvo que dimitir por las presiones de estas formaciones. Para ello, estaría dispuesto a ser generoso con Kadima y los laboristas.
Sin embargo, ni Livni ni Barak parecen dispuestos a embarcarse en un acuerdo de Gobierno con formaciones ultraderechistas y ultraortodoxas.
Ayer mismo, Livni, integrante del Gobierno que cometió la masacre Gaza, señaló que su formación «quiere una solución basada en los dos estados [uno palestino y otro israelí], a lo que se oponen los integrantes del Gobierno que formará Netanyahu. Las cosas están claras. Será un Gobierno sin ninguna visión política».
Los presos políticos vascos en la cárcel de Fresnes boicotean los productos israelíes que venden en la cantina. Han colocado lemas como «Solidaridad con el Pueblo palestino» en estos productos.
El matrimonio civil y la conversión al judaísmo son dos cuestiones que enfrentan a los principales potenciales socios de Netanyahu a la hora de formar la mayoría de Gobierno. El ultraderechista Israel Beitenu exige la creación de un «contrato de alianza», un matrimonio civil que actualmente no existe en Israel -sólo se reconoce el religioso- y que los requisitos para que una conversión al judaísmo sea aceptada legalmente sean mucho más sencillos que los actuales.
Los votantes de Israel Beitenu, originarios de países pertenecientes a la URSS, tienen serios problemas para que los rabinos les reconozcan como verdaderos judíos. Por ello, están obligados a casarse en el extranjero, especialmente en Chipre, pero Israel no reconocer estos matrimonios. Este problema afecta a unas 400.000 personas.
Para el ultaortodoxo Shas, la otra pata sobre la que Netanyahu debe apoyarse, las propuestas de Israel Beitenu no son adecuadas para los judíos. «Es inaceptable», destaca el portavoz de Shas, Roy Lahmanovich.
Respecto a las conversiones al judaísmo, Lahmanovich declaró que «estamos dispuestos a examinar y a aligerar el proceso burocrático, pero no podemos aceptar ningún cambio en lo que se refiere a los principios esenciales».
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