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CRÓNICA Ocupación en Palestina

Bi'lin, cuatro años de piedras para resistir frente el Muro del Apartheid

Las protestas contra el Muro en la localidad cisjordana de Bi'lin llegaron ayer a su cuarto aniversario. La fecha convirtió el pequeño municipio en un desfile de internacionales y políticos palestinos, que se sumaron a los vecinos en su marcha semanal contra la barrera del apartheid.

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Aritz INTXUSTA-Alberto PRADILLA Enviados de GARA

Bi'lin fue la chispa que ha encendido las protestas en otros puntos de Cisjordania, como Ni'lin, donde cuatro personas han sido asesinadas en menos de un año, y Yayyous, un pequeño pueblo cuya población juvenil al completo ha sido interrogada esta misma semana.

La manifestación de los viernes contra la construcción del muro en el pequeño pueblo de Bi'lin cumplió ayer cuatro años. La protesta no violenta se ha convertido en uno de los movimientos más populares de Cisjordania. Hasta el primer ministro palestino, Salam Fayyad, acudió a rezar en la mezquita. El líder, elegido a dedo por el presidente Mahmud Abbas, alabó la «lucha que llevan los habitantes de este pueblo» y pidió que continuaran hasta que termine la construcción de la barrera. Luego se marchó en su coche blindado mientras los demás avanzaban otra vez hasta donde les esperaban los soldados israelíes.

Otros parlamentarios, como Moheeb Awad, Walid Assaf y Qayis Abu Layla, también acudieron a la cita. Mustafa Barghouti, líder de la Iniciativa Nacional Palestina, aseguró que «los soldados israelíes son demasiado violentos como para tolerar manifestaciones como estas, les gusta demasiado la violencia, y lo hacen notar». No obstante, Barghouti, que disputó la Presidencia al actual primer ministro, Mahmud Abbas, hace cuatro años, recordó que los militares son mucho más agresivos en Ni'lin, donde, también todos los viernes, se celebra otra manifestación de estas características en la que ya han muerto cuatro personas.

Los más de doscientos manifestantes, en gran parte cooperantes internacionales y miembros de los Comités contra el Muro, marcharon con banderas de todos los partidos palestinos hasta donde les esperaba un retén del Ejército israelí, que en esta ocasión decidió no cargar y se limitó a lanzar botes de humo.

«Normalmente, cuando los palestinos llegan a la valla, los soldados tardan cinco minutos en cargar», apuntó el realizador parisino Benjamín Marcos, que recoge material para un documental sobre la protesta.

Los palestinos aprovecharon para agarrarse a la valla y colgar banderas palestinas y enseñas a favor de la liberación del líder preso de Al-Fatah, Marwan Barghouti, del alambre de espino que rodea el muro.

«Los internacionales son bien recibidos aquí» comenta Marcos. «La vida en este pueblo es un infierno desde que comenzara la construcción del muro. Los soldados entran todas las semanas, rompen las ventanas de las casas y tiran granadas de sonido por las noches. Sin embargo, muchas veces, prefieren marcharse si ven que alguna cámara les está grabando».

A pesar de que esta vez el Ejército no cruzó la valla, hubo docenas de intoxicados por inhalación de gas y cinco personas tuvieron que ser atendidas por las heridas que sufrieron en su huida en busca de aire. El Ejército ya había invadido el pueblo en dos ocasiones el día anterior, cuando lanzaron granadas de humo en el interior de las casas y bombas de sonido para aterrorizar a la población.

Algunos de los vecinos respondieron al ataque de los israelíes lanzando piedras. Entre ellos se encontraba Ibraheem Bornat, que tiene que acercarse mucho más que los demás, porque lanza las piedras sin soltar la muleta. Las tierras de su padre y de su abuelo están detrás de la valla. Es un milagro que Bornat sólo se haya quedado cojo, tiene 83 balazos en el cuerpo, dos de ellos en la cabeza: «Vengo aquí todos los viernes y no temo morir, los israelíes me lo han arrebatado todo». La familia de Bornat está formada por diez hermanos, uno de ellos paralítico a causa de un disparo que recibió en otra protesta.

A varios kilómetros de allí, en Yayyous, otra marcha contra el muro derivó en incidentes. Sin tanto foco mediático, la protesta palestina, surgida por iniciativa de los jóvenes del pueblo, estuvo en duda hasta última hora. «Nos han advertido de que si hacemos la marcha cerrarán los accesos durante una semana», asegura Yasser, vecino de la localidad y uno de los 25 jóvenes que fue arrestado el miércoles por la noche, cuando soldados israelíes tomaron Yayyous y convirtieron su escuela en un centro de detención. Todos los menores tuvieron que pasar para ser interrogados y 17 permanecen bajo arresto. Por este motivo, la presencia de cámaras no fue bien recibida. «Utilizan los vídeos para perseguirnos».

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