En estos casi dos años que lleva la Real en Segunda, dejando al margen el apartado económico y directivo de los últimos meses, en todo momento se está hablando del ascenso a Primera. La mayoría de los seguidores realistas opinará que el club debe estar en la máxima categoría, porque la tradición así lo dice y porque los jugadores se lo merecen, entre otras cuestiones.

Juanma Lillo, entrenador de la Real, parece que sigue el factor de la tradición ya que apela a la «historia» y a la estadística para seguir luchando por la meta del ascenso. Recuerda asimismo que, en condiciones peores, en temporadas anteriores ha habido equipos que han logrado el ansiado premio del ascenso.

Pero para conseguir ese objetivo no vale solamente con desearlo. Hay que sumar y sumar la mayoría de puntos posible y, para ello, hay que marcar goles. Esta cuestión ha sido muy comentada a lo largo de esta semana, ya que el equipo donostiarra ha logrado tan sólo veintitrés dianas en veinticuatro partidos.

En este sentido, los dos últimos resultados encajados por la Real, empate ante el Zaragoza y derrota en Murcia, han enfriado los ánimos en lo que al objetivo del ascenso se refiere, y por ello Lillo destacó ayer que queda mucho recorrido y que otros «en situaciones muy ventajosas han salido mal parados y los que lo tenían difícil lo lograron».

Lillo puso el ejemplo del Getafe, que en su última campaña en Segunda estaba a once puntos de las tres primeras plazas cuando faltaban nueve jornadas y logró colarse en el selecto club de representados en la máxima categoría.

Por este motivo, para el entrenador guipuzcoano el partido contra el Hércules de mañana tiene una gran importancia, pero en ningún caso «es una final», ya que quedan todavía 18 partidos para que la temporada finalice.

Asimismo, el técnico tolosarra se mostró convencido de que resta tiempo de sobra para remontar posiciones. Para ello, recordó sus primeros días en la Real: «Cuando llegué a falta de once jornadas, el Numancia nos llevaba 15 puntos, el Málaga 9 y el Sporting 3. Esto tiene que servirnos de acicate, no como pérdida de ilusión».

Otro de los temas que ha dado mucho de qué hablar esta semana ha sido la opinión que hizo pública el turco Necati. El delantero opinó que al equipo le hace falta algo más de agresividad en los últimos metros y que la Real necesita incluir a un segundo delantero para conseguir una mayor efectividad.

Preguntado al respecto, Lillo restó importancia a las declaraciones de Necati: «Eso es normal. Lo que tenga que hacer lo haré. Lo que no entiendo es para qué quitar a un delantero, si jugamos con tres».

Temas arbitrales

Lillo volvió a hablar de los árbitros, con los que sigue reñido por las decisiones que, según declaró en rueda de prensa, han perjudicado a su equipo en las últimas jornadas, y puso el acento en «hechos pequeñines» que pueden pasar inadvertidos para muchos pero que deciden un partido.

«De haber ganado al Zaragoza estaríamos terceros, tendríamos el average favorable... pero un penalti que no fue nos pone de repente en unos días octavo», afirmó Lillo, quien recordó que en Murcia el árbitro tampoco señaló un gol conseguido por Agirretxe que pudo haber cambiado el signo del encuentro.

En cuanto al partido ante el Hércules, el tolosarra espera que sus futbolistas metan ritmo al partido, «sin que se nos vaya la cabeza», pero avisó del rival alicantino: «El Hércules te sacude y te sentencia en tres toques. Es un equipo con mucho oficio».

Por ello, ve importante adelantarse en el marcador. Duro trabajo teniendo en cuenta las estadísticas del equipo.