Se imaginan una última jornada de liguilla con todos los partidos jugándose al mismo tiempo y enlazando conexiones con los distintos frontones según se van sucediendo las novedades en uno u otro recinto? Es una posibilidad que difícilmente se hará realidad en los próximos años, pero el polémico final que ha tenido la liguilla de cuartos del presente Campeonato de Parejas obliga a repensar el sistema o, al menos, el reglamento que rige actualmente la competición.

Lo sucedido el pasado fin de semana, con el ya famoso partido de Tolosa en el que a ninguna de las dos empresas (Aspe y Asegarce) le convenía que ganaran sus pelotaris, no ha dejado contento a nadie. Ni los aficionados, ni los pelotaris, ni los empresarios han visto con agrado lo sucedido, si bien por la parte empresarial se insiste una y otra vez en que el reglamento ya estaba fijado con anterioridad y que nadie se quejó cuando fue presentado públicamente.

En declaraciones realizadas a GARA, el gerente de Aspe Patxi Mutiloa recuerda que «antes de esa última jornada decidimos publicar una nota para que todo el mundo supiera cuáles eran las posibilidades y para fijar los criterios para hacer la clasificación final. Para ello nos basamos en el reglamento, que era muy claro al respecto desde el comienzo. Por eso no entiendo todas estas críticas, más todavía cuando el día de la presentación nadie dijo nada sobre el tema. Lo que complica las cosas es que en esta liguilla no jugaban todos contra todos, que suele ser lo habitual en otros deportes. Cuando los empates se dan entre unas parejas que sí han jugado entre sí y otras que no lo han hecho, los criterios para fijar los desempates se complican».

Y precisamente ahí, en la complejidad del reglamento, está la clave de la situación. El gran problema no es hacer los desempates de una u otra manera, sino en que el criterio que se aplique sea el más sencillo posible para evitar malentendidos. Lo ideal sería tener en cuenta simplemente el tanteo general que cada pareja ha obtenido a lo largo de la liguilla, pero con el sistema actual eso también plantea algún problema, como nos indica el propio Mutiloa.

«Esa es otra opción. Pero ese sistema también tiene otro fallo, porque algunas parejas saldrían beneficiadas por no haber jugado contra otras que, puede darse el caso, sean las mejores. Pongo un ejemplo: si Irujo fuera el mejor del Campeonato, los de Aspe saldrían beneficiados porque no han tenido que jugar contra él. Una solución podría ser cambiar de sistema y jugar todos contra todos en la liguilla. De esa manera habría menos problemas, sin ninguna duda».

Así pués, parece indiscutible que, de cara al público, el mejor sistema para este tipo de liguilla sería la que enfrentara a todas las parejas entre sí, sin distinción alguna por pertenecer a una empresa en concreto. Para realizar los desempates se tendría en cuenta el tanteo general y asunto concluido. Evidentemente, desde el punto de vista empresarial, existe el riesgo de que una de las dos promotoras acapare los puestos altos de la clasificación, pero ha quedado demostrado -bien lo sabe Mutiloa- que el sistema actual tampoco garantiza la igualdad en el número de parejas que cada empresa mete en la siguiente fase: Asegarce se lleva tres puestos y Aspe sólo uno.

Pero, incluso dando por bueno el sistema interempresarial utilizado este año, que tanta igualdad ha deparado y que ha sido un éxito en cuanto a la asistencia de público en los frontones, existe una posibilidad para evitar el desafortunado final que ha tenido la liguilla de este año: disputar una jornada final unificada como se hace en otros muchos deportes. Es el propio Patxi Mutiloa el que plantea esa opción, si bien la descarta porque «en la pelota eso no es posible porque nosotros tenemos nuestros compromisos con las televisiones y demás».

Desconocemos la letra pequeña de los acuerdos que tienen Aspe y Asegarce con las distintas cadenas de televisión, pero una decisiva jornada final con dos, tres o cuatro partidos jugándose simultáneamente y con conexiones puntuales con cada frontón es una receta bien apetecible que merecería ser tenida en cuenta para futuras ediciones. Posiblemente, esta opción también acarrearía nuevos problemas organizativos, pero la experiencia se empeña en demostrarnos que cada sistema tiene su hándicap particular.