Pasar hambre para no padecer miseria
En todas las clases de lucha los ayunos y las huelgas de hambre son uno de los �ltimos recursos, tanto para denunciar una situaci�n injusta como para presionar en favor de una soluci�n justa. El ayuno como reivindicaci�n de una lucha muestra a la sociedad, entre otras cosas, el poder de los �d�biles� y la debilidad de los �poderosos�. En las �ltimas semanas varios colectivos de trabajadores han tenido que recurrir a ese modo de lucha. Primero fueron los trabajadores de Koxka en Iru�ea, y desde ayer varios afiliados al sindicato de transportistas aut�nomos de Euskal Herria, Hiru, est�n en huelga de hambre en una estaci�n de servicio de las afueras de Gasteiz. Si en el caso de los primeros el objetivo era enfrentarse al ERE presentado por la empresa, en el caso de los segundos es exigir la retirada del expediente abierto por el Tribunal Vasco de la Competencia -dependiente del Gobierno de Lakua- que amenaza el futuro del sindicato y supone un ataque frontal a la labor sindical.
Incluso en plena crisis es significativo el nulo esfuerzo de los mandatarios pol�ticos por defender los intereses de los trabajadores y por atender las peticiones de sus representantes. Mientras es habitual ver a pol�ticos rodeados de empresarios, es sumamente dif�cil verlos siquiera coincidir con sindicalistas en actos p�blicos. En sus discursos, tambi�n en campa�a, los intereses de los trabajadores suelen ocupar la parte en que se convierten en arma arrojadiza contra sus contrincantes.
En resumen, la realidad de la clase trabajadora vasca no coincide con las imagen que proyectan tanto quienes gobiernan en uno u otro lugar como quienes aspiran a hacerlo. Mucho menos a�n cuadra con la responsabilidad que esa clase pol�tica tiene en las situaciones que padecen los y las trabajadoras. Sin ir m�s lejos, el lunes mismo en Urrestilla un trabajador volv�a a morir al caer de un andamio que, seg�n Osalan, no cumpl�a las m�nimas medidas de seguridad. En su conciencia queda ahora darles su voto. Parafraseando a los m�s desfavorecidos, es duro luchar, pero m�s duro es que te roben.