La retirada de Irak mantendrá 50.000 soldados de EEUU hasta finales de 2011
Seis años después de la invasión de Irak, el presidente de EEUU, Barack Obama, anunció ayer las fechas de la retirada de las tropas estadounidenses del país árabe. El 31 de agosto habrán vuelto casi dos tercios de los efectivos desplegados, pero Washington dejará 50.000 soldados para entrenar a las fuerzas iraquíes, realizar algunas tareas de seguridad y trabajar en operaciones «antiterroristas». El nuevo plan se llevará a cabo en 18 y no en 16 meses como prometió en campaña.
GARA |
Barack Obama anunció ayer su estrategia para la retirada de las tropas estadounidenses de Irak, que contempla la salida de la mayor parte de los efectivos desplegados en el país árabe para agosto de 2010, y un acercamiento a todos los países de Oriente Medio, incluidos Irán y Siria. En un acto celebrado en la base militar de Fort Lejeune, en Carolina del Norte, desde donde partirán 8.000 soldados hacia Afganistán, Obama dejó claro que «para el 31 de agosto de 2010 finalizará nuestra misión de combate en Irak».
El presidente de EEUU envió un mensaje al pueblo iraquí, al que aseguró que su país no está interesado «ni en su territorio ni en sus recursos naturales», y al que tendió una mano para construir una nueva relación «de mutuo respeto» que permita un futuro de «paz y prosperidad» para las nuevas generaciones.
Según el calendario que dio a conocer ayer el presidente estadounidense, su intención es que a partir de esa fecha queden en Irak entre 35.000 y 50.000 soldados en funciones de adiestramiento, equipamiento y asesoría de las Fuerzas Armadas iraquíes, «en tanto éstas sigan siendo no sectarias». La misión de esta «fuerza de transición», como la denominó, será también, según fuentes oficiales de la Administración Obama, la protección de la reconstrucción de proyectos civiles y del personal civil y diplomático de EEUU allí, así como llevar a cabo un número limitado de operaciones «antiterroristas».
Este remanente abandonará el país antes de finales de 2011, cuando expira el plazo para la presencia de las tropas estadounidenses, en virtud del acuerdo que el año pasado suscribieron Washington y Bagdad.
El objetivo es que para 2011 haya «cero» fuerzas de EEUU en Irak, pero los planes de retirada no son irrevocables, ya que el presidente se reserva el derecho de revisarlos en caso de que cambie la situación en el país árabe.
«Con honor»
«Completaremos esta transición para dejar la responsabilidad en manos iraquíes y traeremos a casa a nuestros soldados con el honor que se han merecido», prometió Obama.
En la actualidad, en territorio iraquí hay desplegados cerca de 142.000 efectivos de EEUU.
Explicó que la salida de Irak tendrá como prioridad «la seguridad de nuestras tropas y civiles en Irak». Por eso, incidió en que procederán de «manera cuidadosa».
Obama añadió que habrá «periodos difíciles y ajustes tácticos, pero nuestros enemigos no deberían albergar ninguna duda: este plan da a nuestros militares las fuerzas y la flexibilidad que necesitan para apoyar a nuestros socios iraquíes y para tener éxito».
Al tiempo que procede a la retirada militar, EEUU potenciará sus esfuerzos diplomáticos en Irak, encabezados por el que será su nuevo embajador en Bagdad, Christopher Hill, anunció Obama. Hill había sido hasta ahora el principal negociador estadounidense en las conversaciones sobre el programa nuclear norcoreano.
Además de centrarse en una estrategia diplomática regional, se realizarán mayores esfuerzos para reforzar a los líderes iraquíes de cara a mejorar la estabilidad política y evitar así el resurgimiento de la insurgencia sectaria que emergió en 2006.
Durante la campaña electoral, el presidente había prometido retirar las tropas de combate de EEUU en un plazo de 16 meses, pero las fechas anunciadas ayer suponen un retraso de dos meses respecto a aquel compromiso. Al parecer, al final ha prevalecido la opinión del secretario de Defensa, Robert Gates, que abogaba por preparar una operación más larga.
Con este cambio de fechas pretende atender las preocupaciones de los mandos militares, que temen que una retirada demasiado rápida provoque un nuevo ciclo de violencia. Obama accedió a modificar sus planes iniciales tras consultar a los mandos militares desplegados en Irak, quienes le pidieron al presidente un plazo de 23 meses, cuatro más de los anunciados ayer.
La Casa Blanca y el Ejército consideran que en ese plazo de 18 meses pueden quedar cimentados los avances conquistados en cuanto a la seguridad, fortalecidas las instituciones políticas y asegurado todo lo posible que Irak no caiga en una espiral de violencia.
Tanto quienes abogan por que la intervención estadounidense en el país árabe termine lo antes posible como quienes insisten en que los logros en términos de seguridad son tan reales como frágiles y que se corre el riesgo de perderlos con el compromiso de una retirada subrayan la importancia estratégica de que Irak sea «un país estable en una región tan inestable».
Consternación
El jueves Obama desveló su plan para la retirada de Irak en una reunión con congresistas y, según el diario «The Guardian», la decisión de dejar 50.000 efectivos allí hasta finales de 2011 causó cierta consternación entre los líderes demócratas.
El tamaño de esa fuerza residual «es más elevada de lo que esperaba», señaló el líder demócrata en el Senado, Harry Reid, sumándose a las declaraciones realizadas la víspera por la presidenta de la Cámara de Representantes, la también demócrata Nancy Pelosi. «Pensaba en un tercio de esta cifra, quizá 15.000 ó 20.000 soldados habría sido suficiente», indicó Pelosi a la cadena MSNBC.
En cambio, Barack Obama recibió un respaldo político importante e improbable hace algunos meses, cuando ambos estaban enfrentados por la cuestión iraquí en la campaña electoral, de su adversario republicano en la carrera presidencial, John McCain, quien, haciendo referencia a la fragilidad de la situación en Irak, dijo que el plan «no está exento de riesgos, pero creo que es razonable».
Recientemente, Obama anunció el envío de 17.000 soldados adicionales a Afganistán para hacer frente al deterioro de la situación de la seguridad en el país centroasiático por el avance de la insurgencia talibán. La intención del presidente de EEUU es reforzar la presencia militar de sus tropas en Afganistán a medida que disminuye en Irak.
Ayer, un soldado de EEUU murió a consecuencia de un atentado cuando participaba en una patrulla del Ejército en Bagdad. La cifra de militares estadounidenses fallecidos en Irak desde la invasión del país, en marzo de 2003, asciende ya a al menos 4.252.
Por primera vez desde el inicio de las guerras de Afganistán e Irak, EEUU permitirá que se fotografíen y filmen los féretros que regresan del frente de batalla envueltos en la bandera estadounidense.
Las autoridades iraquíes aseguran confiar en la aptitud de su Ejército y su Policía para garantizar el orden en el país tras la retirada de las tropas estadounidenses, a pesar de las escandalosas carencias que aún sufren sus fuerzas de seguridad. «Tenemos confianza en nuestras Fuerzas Armadas y en nuestros servicios de seguridad para proteger el país y consolidar la seguridad y la estabilidad, y no tememos por Irak si las tropas de EEUU se retiran», declaró el primer ministro, Nuri al-Maliki.
Después de su total desmantelamiento tras la invasión de 2003, el Ejército y la Policía fueron reconstruidos de la nada mientras la insurrección crecía y los enfrentamientos entre suníes y chiíes devastaban el país.
La Policía dispone oficialmente de 560.000 agentes en la actualidad. El Ministerio iraquí de Defensa, que cuenta con 260.000 soldados, se propone reunir un Ejército de 300.000 efectivos, dotado de equipamientos modernos, cuya adquisición se está negociando.
El Gobierno destinará este año 8.000 millones de dólares a las fuerzas de seguridad, el 12% del presupuesto.
El Ejército de EEUU podrá utilizar las bases militares en Colombia gracias a un acuerdo que ampliará el tipo de aviones que tendrán acceso al país. El pacto responde a la decisión de Quito de no renovar el convenio para que EEUU use la base de Manta.
Canadá reveló haber interceptado un bombardero ruso cerca de su espacio aéreo tres días antes de la visita de Obama a Ottawa, que lo calificó de «extraña coincidencia». El avión siguió su itinerario y no violó el espacio aéreo de otro país, afirmó Moscú.
El Gobierno argentino convocó al embajador de EEUU para exigirle «explicaciones» por un controvertido informe del nuevo director de la CIA, en lo que constituye el primer encontronazo entre Buenos Aires y la Administración Obama.
Beijing pidió a Washington «medidas concretas» para mejorar la cooperación militar con motivo de la reanudación del diálogo bilateral sobre esta cuestión, tradicionalmente conflictiva entre ambas potencias.
Qian Lihua, director del departamento de Asuntos Exteriores del Ministerio chino de Defensa, advirtió de que la reapertura del diálogo no significa en modo alguno el reinicio de los intercambios militares, ni siquiera los contactos a alto nivel.
«Francamente, llevará su tiempo retomar los intercambios militares, porque alguno de los obstáculos a nuestras relaciones bilaterales sigue ahí», señaló, en referencia a la venta de armamento a Taiwán por parte de Washington. El diálogo bilateral, iniciado en 1997, fue suspendido por China el año pasado para protestar contra un proyecto de venta de armamento por valor de 6.500 millones de dólares por parte de EEUU a la isla.
La delegación estadounidense, liderada por el subsecretario adjunto de Defensa para Asia Oriental, debatirá durante dos días con el Ejército Popular de Liberación (EPL) chino.
«Abordarán las relaciones militares entre EEUU y China, los desafíos para la seguridad regional y mundial y los potenciales dominios de cooperación reforzada», señaló un portavoz de la embajada estadounidense.
Washington aspira a incrementar la colaboración en el dominio de la lucha contra la piratería, ahora que China participa desde finales de diciembre en los esfuerzos internacionales en la costa de Somalia, uno de los cuellos de botella del tráfico marítimo mundial.
La nueva Administración Obama se ha declarado dispuesta a profundizar el diálogo con China, no sólo en materia económica sino en aspectos como el cambio climático.
Su prueba de fuego llegará en unos días, cuando China desvele su presupuesto militar para 2009 que, pese a la crisis, debería aumentar. En 2008, el presupuesto militar chino alcanzó los 57.230 millones de dólares, un 17,6% más que el año anterior. La Administración Bush criticaba año a año estos incrementos, cuando el presupuesto de Defensa de EEUU representa más del 40% del gasto militar mundial. Sin ir más lejos, el presupuesto de Defensa de Obama alcanzará los 663.000 millones.
