El Servicio de Urgencias de Pediatría de Cruces nació en 1976, atendiendo a 15.000 pacientes aquel año; hoy, pasan por él más de 60.000 consultas anuales. De media, unas 200 visitas diarias -unas 150 en horario de tarde-noche-, aunque un sábado o un domingo se pueden alcanzar las 400.

¿Qué tiene de particular este manual?

Al Médico Interno Residente se le plantean determinadas interrogantes que a nivel práctico no se abordan en los textos y manuales de la especialidad. Aquí se resuelven esas dudas que, además, son dudas planteadas por los propios MIR y para las que se ha buscado la evidencia científica existente sobre las cuestiones planteadas.

¿Cuáles son las principales dudas de estos MIR?

En este primer libro las relacionadas con las enfermedades infecciosas y respiratorias, que son las más frecuentes en la infancia.

¿Han planteado dudas sobre la relación con las familias del menor que atienden?

No ha habido muchas dudas con este tema, aunque nosotros le damos una importancia primordial. Pero en próximas ediciones seguro que abordamos esas dudas de comunicación.

Pues aclárenos algunas ahora. ¿Ha cambiado mucho, de unos años para acá, la actitud de los padres cuando acuden a un servicio de urgencias?

Indudablemente, los padres hoy disponen de más información sanitaria que nunca. Esto debería ser una ventaja, pero, a veces, la fuente de la que procede la información, como las series televisivas, no es la más adecuada de todas.

¿Por qué lo dice?

Hablo en general. Se transmite la imagen de una medicina muy dependiente de pruebas, muy tecnificada. Eso genera una idea de que todo se puede diagnosticar inmediatamente y se debe resolver con pruebas y medicamentos. Pero sería un debate muy largo y es sólo mi punto de vista.

¿Notan ustedes cuando unos padres que acuden a urgencias son primerizos?

Sí y, además, se les pregunta sobre ello. El no tener experiencia previa con otros hijos puede dificultar lo que es o no es normal en un niño. Esto les puede generar más ansiedad y demandar atención sanitaria con mayor frecuencia.

Partiendo de su experiencia, ¿cuáles son las principales causas por las que se acude a Urgencias de Pediatría?

La fiebre es el motivo número uno. Una de cada cuatro consultas es por este motivo. Otras son el dolor, los golpes y cortes, vómitos, diarreas...

Por cierto, ¿a partir de qué temperatura deben preocuparse unos padres?

El límite es 38º y es independiente de la edad y dónde se mida. Éste es el límite que se marca para iniciar tratamientos o en ocasiones, especialmente en el niño menor de tres meses, indicar estudios analíticos. Temperaturas de entre 37 y 38º, aunque pueden ser consideradas popularmente como «no normales», no implican la presencia de enfermedad, y menos, gravedad de la misma.

¿La gente abusa el uso de un Servicio de Urgencias como éste?

Es fácil entender la preocupación de unos padres por el inicio súbito de un síntoma en su hijo, especialmente si éste es pequeño. También es cierto que la mitad de los niños que son atendidos en nuestro servicio podrían haber sido evaluados y tratados en el ámbito prehospitalario, en su centro de salud. Sin embargo, las familias utilizan como primer recurso el hospital, poniendo a prueba, en muchos momentos, nuestra capacidad de atender a todos de manera satisfactoria.

¿Cuál sería su mensaje a las familias?

Es difícil convencer a las familias de que modifiquen sus hábitos de consulta, ni tampoco pretendo hacerlo. Únicamente diría que en los últimos años hemos hecho un esfuerzo muy grande para formar a los profesionales que atienden la urgencia prehospitalaria en los aspectos pediátricos, y que la atención en ese ámbito ha mejorado. Si, al final, vienen a nosotros, les daremos también una atención de calidad, pero sí les diría que sean comprensivos cuando coincide en fines de semana o epidemias de invierno.

¿En el recurso a urgencias influyen mucho las razones laborales de los padres?

Indudablemente. A última hora de la tarde y en fin de semana disponemos de tiempo, lo que hace más cómoda la consulta.