¿Por qué el g-20 no va a terminar con los paraísos fiscales ni en este momento ni en otro?
La semana pasada se produjo una minicumbre en Berlín de los países más industrializados. Transmitieron la idea de que el próximo mes de abril tomarán iniciativas para terminar con los paraísos fiscales. Con esa intención llevan desde 1920. Sin embargo, no será así. Los paraísos fiscales son parte indispensable en la globalización del neoliberalismo.
Juanjo BASTERRA
Desde 1920 los países más poderosos llevan diciendo que van a terminar con los paraísos fiscales, con la evasión de miles de millones de euros, que no tributan, y con el fraude fiscal, porque, en realidad, su persistencia provoca de forma directa el adelgazamiento de las arcas públicas. Eso ocurre en un momento, precisamente, en el que los flujos financieros se han paralizado y, ante esa situación, los líderes de los gobiernos vuelven con la idea de poner coto a los paraísos fiscales. La pasada semana en la minicumbre que se desarrolló en Berlín, antesala de la próxima reunión en Londres del G-20, se lanzaron proclamas en ese sentido. Sin embargo, no existe ningún documento ni borrador que avale esa intención, tampoco que la Unión Europea haya pedido una regulación de los productos financieros, como precisa Juan Hernández Vigueras, profesor universitario, miembro del comité de apoyo de Attac-Madrid y experto en este tema. Estas «operaciones de imagen» de los líderes gubernamentales tienen que ver con un lavado de cara ante la crisis que el modelo financiero especulativo nos ha metido y que no se ve la salida a corto plazo.
Pilar básico
La realidad demuestra que los paraísos fiscales son el pilar básico de la globalización neoliberal, su poder es más más amplio de lo que se cree, porque detrás de los mismos se encuentran las élites económicas que mueven el planeta, no los gobiernos que, al final, se mueven bajo los hilos que sostiene el poder económico. Hay que recordar que los paraísos fiscales acumulan entre 11 y 13 billones de euros en los 71 enclaves que están considerados paraísos fiscales o centros financieros que propician ese movimiento de capitales globalizado. Los bancos y entidades financieras que se sitúan en esos lugares controlan entre el 20% y el 40% del PIB mundial. Hay que tener en cuenta que el 90% de la operaciones económicas internacionales son especulativas, como explica Asbjorn Wahl, asesor del Sindicato Noruego de Empleados Municiplaes y Generales, en un trabajo titulado «El legado ideológico del pacto social y su fracaso», que ha publicado la fundación Manu Robles-Arangiz. Christian Chavagneux y Ronen Palan, autores del libro «Paraísos fiscales», señalan que «la mitad de los préstamos internacionales proviene de entidades bancarias instaladas en esos territorios» y otra parte igual «se dirige hacia entidades situadas en esas plazas financieras». Es claro que un 33% de la inversión directa extranjera va a los paraísos fiscales, como reconocen desde el organismo dependiente de las Naciones Unidas, UNCTAD.
Un dato importante es que, según los datos del Ministerio español de Industria, entre 1983 a setiembre de 2008, se han realizado inversiones en paraísos fiscales por valor de 8.500,43 millones de euros y desde esos centros se han invertido en el Estado español casi 3.000 millones. Estos datos son oficiales, pero detrás de los mismos se esconden operaciones opacas importantes. El último informe del Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa indica que el 69% de las empresas que cotizan en el IBEX 35 están presentes en los paraísos fiscales. Ese estudio se refiere a 2007, pero un año antes ese porcentaje se situó en el 51%. En la bolsa francesa, CAC40, en 2005 la mitad de las operaciones que realizaron las empresas que cotizan en ese mercado financiero establecieron flujos con paraísos fiscales.
Santander, BBVA, Popular...
Sin embargo, las estadísticas oficiales muestran una reducción de la inversión en los mismos. De hecho, cinco de los seis principales bancos del Estado español, como son el Santander, BBVA, Popular, Banco Sabadell y Banesto, contaban al cierre de 2007 con participaciones en sociedades que tienen su domicilio en territorios considerados como paraísos fiscales. En concreto, Santander participa, según Europa Press, en el capital de 19 filiales residentes en paraísos fiscales, excluidas las de Abbey, que cuenta con otras 19 filiales en estos paises. Concentran su actividad en Bahamas, Hong Kong, Panamá, Islas Caymán, Isla de Man y Guernsey. El grupo que preside Emilio Botín asegura que se encuentra en un proceso de salida de esos centros opacos a las haciendas públicas.
BBVA, por su parte, también tiene en marcha un «plan de reducción» de su presencia en paraísos fiscales, de forma que al cierre de 2007 había eliminado 35 establecimientos permanentes, una cifra a la que se añaden tres entidades en proceso de liquidación y otras seis que han cesado su actividad comercial. La entidad que preside Francisco González mantiene tres sucursales bancarias domiciliadas en Islas Caymán y una en las Antillas Holandesas. Además, de tener en Panamá una filial bancaria, Bilbao Vizcaya Argentaria SA (Panamá), es propietario del 48% del capital de una sociedad denominada Inversiones Banpro Internacional, que está domiciliada en las Antillas Holandesas, y cuyo único activo lo constituyen todas las acciones de Banco Provincial Overseas, que presta servicios transaccionales y emisión de garantía, actividades que complementa con una gama limitada de ahorro.
Banco Popular, Banco Sabadell y Banesto, por su parte, también publican en los informes de auditoría correspondientes a 2007 participaciones en sociedades radicadas en paraísos fiscales, como Luxemburgo y Hong-Kong, en el caso de la entidad que preside Ángel Ron, o Andorra en el de la entidad catalana. La entidad que preside Ana Patricia Botín declara que sociedades domiciliadas en Guernsey, Islas Caimán o Isla de Man están integradas en el el grupo.
El Banco de España recomendó en la Memoria de Supervisión correspondiente al ejercicio 2003 a las entidades financieras que informen con detalle en su memoria anual de las actividades desarrolladas en cada establecimiento «off-shore», como su naturaleza, volumen, riesgos y los mecanismos establecidos para controlarlas. Sin embargo, no todas las entidades siguen al pie de la letra estas instrucciones.
Christian Chavagneux y Ronen Palan y Juan Hernández Vigueras señalan, por separado, los diferentes intentos que desde la Comisión Europea se han realizado por «limpiar» el territorio europeo de paraísos fiscales, pero nunca se llegan a acuerdos durables. «Se nos dice que van a aumentar los controles, pero el poder económico que mueven es incontrolable», dice Hernández Vigueras. Mientras que los otros, confirman que «los paraísos fiscales se inscriben en el corazón mismo de las infraestructuras de la mundialización contemporánea», precisa Chavagneux.
De hecho, ya en 1920 la Sociedad de las Naciones fecha «el inicio de la constitución de una política pública internacional destinada a contener la actividad de los paraísos fiscales», pero la misma ha fracasado. Más tarde lo intentó el FMI, la OCDE, la Comisión Europea, el G8, el G20, pero no se puede parar ese proceso, digan lo que digan.
Los movimientos que se están produciendo en torno a los paraísos fiscales por parte de los gobiernos tienen que ver con la escasez de las finanzas públicas. Estados Unidos ha demandado recientemente al banco suizo UBS para que divulgue las 52.000 cuentas secretas de estadounidenses.
La evasión fiscal provoca importantes mermas a las arcas públicas. En los paises en vías de desarrollo se calcula que la evasión supone en torno a 1,2 billones de euros, por lo que las arcas necesitadas pierden en torno a 600.000 millones al año, lo que permitiría terminar con el hambre y la explotación.
Si no se cambia de modelo económico, no se terminará con la evasión fiscal, como indica la Red de Justicia Fiscal.
8.500
El Ministerio español de Industria reconoce que desde 1983 a 2008 esa cantidad se ha invertido en paraísos fiscales por empresas españolas.