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Mertxe AIZPURUA Periodista

Un mazo, en su contexto

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Es curiosa la relación entre contexto y objeto. Un guante puede ser algo anodino e insignificante pero si se trata del guante que Rita Hayworth se quita sensualmente haciendo de Gilda, eso ya es otra cosa. El contexto modifica el valor del objeto y adquiere la grandeza del valor estético. Lo hemos visto esta semana. Una explosión de ira verbal es poca cosa en comparación a la misma explosión de ira acompañada de un sólido mazo. Y un mazo es un simple mazo, pero si quien entra blandiéndolo lo hace en establecimiento abertzale se erigirá en el indiscutible símbolo del heroísmo, las libertades y todo lo que se quiera añadir. Ciertamente, el arrebato emocional que llevó al héroe-ciudadano a emprenderla a mazazos contra puertas, cristales y botellas era espectacular, incluso sublime. De hecho, ¿qué expresión de rabia violenta no lo es? Ocurre que la misma ira y el mismo mazo carecerían de toda virtud y comprensión si se modificara simplemente el escenario. O sea, otra vez el contexto. Obviemos, de tan obvia que es, la comparación política y cambiemos la herriko taberna por una sucursal a la que un iracundo minero en paro ha acudido tras enterarse de que los altos cargos del banco que acaban de negarle un préstamo se han subido el sueldo un 40% y que la entidad ha acumulado un beneficio de 40.000 millones de euros. Esto, lo de los sueldos y los beneficios, también ha ocurrido esta semana. La comprensión, la heroicidad y el apoyo al protagonista desaparecían como humo de los medios de comunicación. Otro detalle significativo: un minero jamás habría abandonado su maza en el local. Los héroes de verdad pocas veces despiertan compasión. Y muchas menos comprensión.

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