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Tras un siglo de lucha internacional contra la droga, el número de consumidores se sitúa en 240 millones

En febrero de 1909 se creó en China la Comisión Internacional del Opio, primer organismo transnacional encargado de luchar contra el contrabando de narcóticos. En aquella fecha se estimaban en 800.000 los consumidores de drogas. Un siglo después esa cifra ha ascendido a 240 millones.

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Iñaki VIGOR

China fue uno de los primeros países del mundo en pedir la ilegalización del consumo de narcóticos, cuando, hace un siglo, el opio indio era una de las principales exportaciones a Gran Bretaña. El conflicto comercial entre los dos países asiáticos acabó adquiriendo tintes bélicos, con las llamadas Guerras del Opio, pero finalmente China logró trasladar al ámbito internacional la necesidad de prohibir esa sustancia, ante el aumento de las críticas internacionales al comercio de opiáceos.

En la convención de 1909 no se logró acordar la prohibición del opio a nivel internacional, pero se dieron los primeros pasos para que el 23 de enero de 1912 se aprobara en La Haya la Convención Internacional del Opio, que fue el primer tratado internacional de control de las drogas. Tres años después fue incorporada a las legislaciones de EEUU, Holanda, China, Honduras y Noruega, y en 1919 adquirió validez mundial, al ser incorporada al Tratado de Versalles.

En febrero de 1925 se firmó una revisión de la Convención Internacional del Opio, que entró en vigor en setiembre de 1938. En ella se introdujo un sistema de control estadístico para ser supervisado por la Brigada Central Permanente del Opio, un organismo de la Sociedad de Naciones. Egipto, con el apoyo de China y EEUU, recomendó incluir una prohibición para el hachís, pero India y otros países rechazaron esta propuesta alegando costumbres sociales y religiosas.

Al final, la propuesta de Egipto no se incluyó en el texto final del tratado, pero se negoció un acuerdo para prohibir la exportación de cannabis indio a estados en los cuales estuviera prohibido su uso. Además, los países que lo importasen debían firmar certificados en los que aseguraban que sólo se destinaba para fines medicinales o científicos. No obstante, estas restricciones dejaron un espacio significativo para que los países autorizasen la producción, el comercio nacional y el uso de cannabis con «fines lúdicos». Este tratado fue sustituido en 1961 por la Convención Unitaria de Drogas, diez años después se firmó el Convenio sobre Sustancias Psicotrópicas y en 1988 tuvo lugar la Convención de Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas.

Después de un siglo de tratados y convenciones para luchar contra las drogas, los resultados son significativos. Según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), en 1909 había unos 800.000 consumidores de drogas en el mundo, y en la actualidad se estiman en 240 millones, lo que supone el 4% de la población mundial.

26 millones tienen «serios problemas»

El número de consumidores de drogas va aumentando cada año. Así, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ANUDD) estimó el pasado año que había en el mundo 208 millones de personas, entre 15 y 64 años, que consumían drogas al menos una vez al año, y que esta cifra se había incrementado un 4,9% con respecto al año anterior. Un dato elocuente es que, para 26 millones de personas, las drogas suponen un serio problema.

La sustancia ilegal más habitual es el cannabis, consumido por 165,6 millones de personas en todo el mundo. Las anfetaminas están en segundo lugar, con 24,7 millones de consumidores, y a continuación figuran las sustancias derivadas del opio, con 16,5 millones de consumidores.

En los últimos años, las drogas cuyo consumo más ha aumentado en el mundo son las sintéticas (metanfetaminas y éxtasis, principalmente), superando los 40 millones de consumidores a nivel mundial. Los principales afectados son adolescentes y jóvenes adultos comprendidos entre los 14 y 24 años de edad. La ONUDD estima que la producción anual de drogas sintéticas asciende a 500 toneladas anuales y que su comercio genera, por lo menos, 51.000 millones de euros en transacciones monetarias ilegales.

El negocio resulta muy lucrativo con todas las drogas en general. Según el último informe publicado por la ONU, durante el pasado año esta actividad movió más de 314.000 millones de euros en el mundo.

En cuanto a los países productores, Afganistán y Colombia siguen estando a la cabeza mundial en cosechas de opio y coca, respectivamente. Siete años después de la invasión liderada por EEUU, Afganistán cultiva más del 90% de la producción mundial de adormidera, la fuente de la heroína. Por su parte, la JIFE estima que Colombia produce cada año más de 600 toneladas de coca, y que los cultivos de esta droga en América del Sur crecieron el pasado año un 16%, situándose en 181.600 hectáreas. EEUU y Europa siguen siendo los mayores mercados del mundo para éstas y otras drogas.

millones

de euros en transacciones ilegales generan cada año las drogas sintéticas en el mundo. El conjunto de las drogas ilegales mueve 314.000 millones.

Las drogas ilegales matan mucho menos que el tabaco o el alcohol

Según datos de la ONU, cada año mueren en el mundo unas 200.000 personas por efecto de las drogas ilegales. Esta cifra resulta pequeña si se compara con las muertes causadas por drogas legales. Así, al año mueren en torno a 5 millones de personas a causa del tabaquismo y 2,5 millones por culpa del alcohol. «La fiscalización de estupefacientes ha dado importantes resultados. La heroína, la cocaína y las sustancias sintéticas son desastrosas para quien las consume, pero no tienen repercusiones tan graves en la salud pública como el tabaco y el alcohol», señala la ONU. Sin embargo, no explica por qué son legales precisamente las drogas más mortíferas. I. V.

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