Patxi López esperó a que todo el resto de candidatos se retratara para salir a aclarar su posición. Para entonces, el PP ya había dejado claro que tendrá sus votos para llegar a Lehendakaritza. A última hora se había producido un ligero retoque en los resultados que quizás obligue a López a requerir también el voto de UPyD para sumar los 38 preceptivos, salvo que el escrutinio de los votos llegados del exterior vuelva a hacer irrelevante este voto. Sólo quedaba por saber qué diría López, y su mensaje no resultó ambiguo: «Yo, esta noche, con estos resultados, me siento legitimado para liderar el cambio», afirmó.

Esta declaración suscitó un torrente de aplausos y de gritos de «Ari, ari, ari, Patxi lehendakari». Pero por si quedaran dudas López quiso ser más explícito: «Para decirlo más claro: no renuncio a presentar mi candidatura y recabar los apoyos necesarios para ser el nuevo lehen- dakari del Gobierno Vasco -dijo, de nuevo entre aplausos-. Mantengo la palabra y la ambición de liderar un proyecto de cambio que sólo nosotros podemos sacar adelante».

Poco después, desde Madrid se despejaba otra de las dudas, ya que había quien recelaba de la posibilidad de que Zapatero vaya a autorizar esa operación. José Blanco, que ha sido el responsable de gestionar las formaciones de gobierno en los últimos años, recalcó en rueda de prensa que «apoyaremos las decisiones que tome el PSE».

«Hablaremos con todos»

Antonio Basagoiti, líder del PP, había sido el primero en comparecer ante los medios para dejar todo el camino despejado a López cuanto antes. «Somos los decisivos en la conformación del próximo Gobierno Vasco. Por primera vez en la historia del País Vasco, los vascos pueden tener ahora un camino distinto al de todos los parlamentos. Y vamos a decidir por el Estatuto, por la Constitución, por la defensa de las libertades y por la derrota del terrorismo. Tengo muy claro que los vascos han votado cambio, y si el PSOE no ha engañado en campaña habrá cambio».

Muchos medios no repararon en estas palabras hasta que López dejó claro que concurrirá a Lehendakaritza (ya lo hizo incluso hace cuatro años, aunque su derrota fuera segura). Radio Euskadi volvió a preguntar a Basagoiti si su apoyo al PSE es firme: «No voy a engañar. Aunque reconozco el voto logrado por el PNV y su buen resultado, no soy de los que engaño, y tengo que ser justo con lo que he dicho». Se le preguntó si apoyará a López a cambio de nada o le reclamará contrapartidas: «Lo hablaremos. Ya veremos, porque los acuerdos tienen que ver con las dos partes», respondió.

El PNV tenía dos opciones: la de la «pataleta» -que pasaba por reiterar que el cuatripartito ya no tiene mayoría a causa de la ilegalización de la izquierda abertzale- o la de tratar de fingir normalidad ante la situación creada. Iñigo Urkullu optó por la segunda, y otro tanto hicieron las bases jeltzales reunidas en Sabin Etxea, que saludaron el resultado con aparente alegría.

Urkullu e Ibarretxe se aferraron al argumento de que su partido ha ganado en votos y escaños, por lo que consideraron que deben seguir llevando las riendas de Ajuria Enea. Ibarretxe se atribuyó el liderazgo del proceso de formación de gobierno y afirmó que «hablaremos con todos», y que él también lo hará con su partido.

«Vamos a entrar a ese diálogo con la mayor responsabilidad. Sabemos qué quiere la sociedad», afirmó Urkullu. Tanto él como Ibarretxe incidieron en que la crisis obliga a acuerdos. A ver quién mueve ficha ahora.