GARA > Idatzia > > Eguneko gaiak

Tras las elecciones del 1-M

El día en que el «apartheid» se coló también en colegios y recuentos

p006_f01_97779.jpg

Gari MUJIKA- Ramón SOLA | DONOSTIA

La cita electoral del domingo ha dejado algunas anécdotas más que significativas sobre la extensión social del apartheid político. Nunca como esta vez la exclusión de la izquierda abertzale había sido puesta en práctica en colegios electorales, en actos de recuento e incluso en los escrutinios provisionales (habrá que ver si en los definitivos se corrigen irregularidades como el cómputo de votos nulos como si fueran blancos).

Vayamos a varios ejemplos recogidos en un solo colegio electoral, el instalado en la escuela infantil Biteri del barrio de Gros, en Donostia. Allí, para empezar, dos personas fueron identificadas por llevar en la solapa unos pins con la inscripción «Ezker abertzalea», cuya única virtualidad era identificarles ante los ciudadanos que acudían a emitir su voto, por si necesitaran algún tipo de ayuda suya. «La Ertzaintza nos ha dicho que eso era hacer propaganda electoral -explicaba uno de ellos a GARA-. Les hemos respondido que cómo iba a ser propaganda si no hay ninguna lista que se denomine `Ezker abertzalea'. Y les hemos señalado además que los apoderados de otros partidos, como el PNV, sí que llevaban esa inscripción, pero al parecer en su caso no es propaganda. Al final, estaba claro que no sabían por qué nos identificaban, pero lo han hecho».

En el mismo colegio se produjo un incidente verbal entre estos simpatizantes de la izquierda abertzale y un apoderado de Ezker Batua, partido que en teoría rechaza la Ley de Partidos. Su representante en Biteri denunció ante los ertzainas presentes que los independentistas llevaban votos de D3M. Por la noche, tras su batacazo electoral, Javier Madrazo no dudaba en denunciar que el resultado estaba manipulado por la ilegalización.

Detalles como éstos se sucedieron durante toda la jornada, que fue resumida por los medios, desde las 10.00, con el calificativo de «normalidad». Pero más grave si cabe parece lo ocurrido en los recuentos, por la inseguridad añadida que supone un procedimiento electoral ya de por sí falseado. En lugares como Astrabudua y Gasteiz, por ejemplo, miembros del PNV forzaron a presidentes de mesa a impedir que miembros de la izquierda abertzale presenciaran el recuento de votos, que es un acto público. La Ertzaintza se encargó de evitar testigos incómodos. Luego se ha constatado el «cambiazo» de votos nulos por blancos, intencionado o no, en puntos como Dima.

¿Alguien duda de que los partidos, empezando por el PNV, habrían puesto el grito en el cielo si esto hubiera ocurrido, por ejemplo, en Venezuela? Iñaki Anasagasti, sin ir más lejos, alertaba hace semanas por la falta de transparencia que advirtió en el Consulado venezolano de Bilbo, al acudir a votar en el reciente referéndum sobre la reforma constitucional: «La opacidad llega a unos extremos que no existen en Venezuela ni en Euzkadi, ni en España, ni en ningún país democrático. Nada más hermoso que una votación y nada más penoso que impedir imágenes de la gente votando. ¿A qué tienen miedo? ¿Dónde está el peligro?», se preguntaba en su blog.

La proliferación de este tipo de episodios deja otra reflexión preocupante para la izquierda abertzale: el modo en que representantes de otros partidos han asimilado la ilegalización como algo no sólo real, sino también normal. «Deben creer que ya no es que no podamos votar, sino que no existimos», señalaba uno de los afectados.

¿Qué dice la Ley Electoral?

Todos estos episodios contravienen la legislación electoral, que establece el principio de que las jornadas electorales tengan la máxima publicidad y control ciudadano. Los recuentos, por ejemplo, deben ser públicos.

Si bien la legislación electoral fija como criterio la libre circulación de personas en los colegios electorales, hubo quienes, como en Intxaurrondo, tuvieron que depositar su voto custodiados por ertzainas. Éstos se habían encargado previamente de identificarlos, denunciarlos y expulsarlos de los colegios electorales, en los que permanecían en calidad de ciudadanos, aunque evidentemente eran también simpatizantes de la izquierda abertzale.

Quien, por ejemplo, no tuvo impedimento alguno para ejercer ese derecho fue el madrileño Rodrigo Rato, ex vicepresidente del Gobierno español, que dedicó la mañana a recorrer colegios electorales de Donostia en una actitud que fue alabada como ejemplo por ciertos medios.

La Ertzaintza, «motu proprio»

La evolución de la jornada del domingo, por otra parte, confirmó los temores sobre el objetivo del impresionante dispositivo desplegado por la Policía autonómica que, como en el barrio de Altza, empleó incluso vehículos camuflados con distintivos de una empresa para poder después identificar a simpatizantes de la izquierda abertzale.

Según Interior de Lakua, fueron más de 5.000 los policías que intervinieron, es decir, la mayor parte del cuerpo (unos 7.500 agentes). Esto permitió que se dedicaran, por ejemplo, a arrancar carteles en la plaza de Kanpetzu a punta de navaja.

El principal motivo del despliegue quedó claro al mediodía, después de que la Junta Electoral emitiese un escrito por el que prohibía a miembros de la izquierda abertzale permanecer en las mesas como observadores, a pesar del visto bueno de presidentes e interventores. La Ertzaintza ejecutó el mandato de modo fulminante.

Interior aseguraba que la tarea de estos ertzainas estaría «a disposición de los Presidentes de Mesa en cuanto al mantenimiento del orden en la votación», pero los casos recogidos evidencian que muchas veces actuaron motu proprio. Se concretaba que «entre sus funciones figura la de impedir cualquier género de propaganda política en el recinto y en sus inmediaciones y controlar el acceso de personas. Asimismo los agentes tienen encomendada la misión de evitar que se ejerza cualquier tipo de coacción». La coacción real se produjo, como se ve, contra quienes defendían un voto nulo, que también es una opción legal en el Estado español. Al menos hasta ahora.

identificaciones

Aunque Lakua informó de que durante la jornada electoral del domingo fueron identificadas 43 personas, lo cierto es que la cifra real supera el centenar. Habría que añadir los cinco detenidos de Gipuzkoa, y todo lo ocurrido en campaña.

rato sí puede

Mientras que el ex vice-presidente español Rodrigo Rato se paseó por los colegios electorales de Donostia haciendo uso de su derecho a la libre circulación, la Ertzaintza impidió hacer lo mismo a simpatizantes de la izquierda abertzale.

EB y PNV

Algunos apoderados de EB y del PNV ejercieron de denunciantes ante la Ertzaintza, acusando a quienes tenían votos de D3M. En Gasteiz y Astrabudua, además, vetaron a quienes acudieron al recuento, pese a ser un acto público.

Arrancan los juicios rápidos y diligencias con imputaciones «ambiguas» de Lakua

¿Puede ser algo ilegal sin estar recogido como tal en la legislación? Por ejemplo, ¿puede ser ilegal portar un folio con la candidatura de D3M que previamente ha sido bajada desde Internet? Distintos abogados intentan dar respuesta estos días a éstas y otras cuestiones similares. Y es que por estos hechos han sido denunciadas muchas personas por los policías que dirige Interior de Lakua. En consecuencia, tendrán que enfrentarse bien a una sanción económica o a un juicio rápido, como el que se prevé se llevará a cabo hoy mismo en Donostia, contra dos de las personas que fueron detenidas el domingo.

Los distintos abogados con los que ha hablado GARA hacen hincapié en la «ambigüedad» de las acusaciones de la Ertzaintza contra decenas y decenas de personas que en la jornada electoral del domingo fueron identificadas o detenidas. A pesar de que Lakua cifró en una cuarentena los identificados, lo cierto es que rebasaron con creces ese número, llegando al centenar. A todos éstos habría que añadir los detenidos, así como las decenas de personas identificadas y arrestadas durante una campaña electoral caracterizada por la represión.

¿Qué es lo que dice la Ley Electoral al respecto? «Serán castigados con la pena de arresto mayor o multa de 180 a 1.800 euros quienes lleven a cabo alguno de los actos siguientes: realizar actos de propaganda una vez finalizado el plazo de la campaña electoral; infringir las normas legales en materia de carteles electorales y espacios reservados de los mismos, así como las normas relativas a las reuniones y otros actos públicos de propaganda electoral; a los que perturben gravemente el orden en cualquier acto electoral o penetren en los locales donde éstos se celebren portando armas u otros instrumentos susceptibles de ser usados como tales». Sobra decir que las decenas de ertzainas que actuaron el domingo no cumplieron esta última parte de la legislación.

Lakua ha construido una nueva acusación añadida a éstas. En los escritos remitidos a los juzgados, en los que agrega el auto de anulación de candidaturas de D3M de Garzón, la Ertzaintza acusa a decenas de vascos de un delito de «desobediencia a la autoridad judicial», y de otro de «desobediencia a la autoridad» por resistirse, supuestamente, a ser identificados o detenidos por los policías.

Si ya de por sí esas imputaciones, según los letrados, «son ambiguas», Interior de Lakua da otro paso más al realizar acusaciones también por un supuesto delito de «desobediencia» sobre el auto dictado por Garzón.

La Ley Electoral sí deja claro que las penas contra los funcionarios públicos son aún mayores. ¿Investigará Lakua quién sustituyó el «voto de oro» del preso político de Basauri Oskar Abad por uno del PP, como han denunciado testigos? ¿Investigará Lakua quién ha computado votos nulos como blancos? ¿Investigará Lakua...? G.M.

«Me aburrís», a quienes votaban con el EHNA

El concejal donostiarra del PSE Denis Itxaso, que estuvo de apoderado de su partido en el barrio de Gros, espetó un «Me aburrís» a un ciudadano que quiso votar con el EHNA. En la posterior discusión, Itxaso afirmó que en principio él estaba contra la Ley de Partidos, pero que vistos los acontecimientos posteriores ha cambiado de opinión. Casos similares se volvieron a repetir en todos los colegios electorales, donde el EHNA se aceptó o no en función del presidente de mesa. Hubo quien pudo votar con un carné de un videoclub mientras se denegaba lo mismo a quien llevaba el EHNA. Omitir la exigencia de los votantes de que estos vetos consten en acta también es un delito electoral. G.M.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo