El temor a una nueva catástrofe humanitaria en Darfur aumentó ayer después de que el Gobierno de Sudán decidiera expulsar a trece ONG que realizan tareas humanitarias en la región y de que Naciones Unidas advirtiera de que cientos de miles de personas se encuentran en riesgo de muerte. Entre las ONG expulsadas figuran Médicos Sin Fronteras, Oxfam, Save the Children, Acción contra el Hambre y Care International.

El Ejecutivo de Jartum tomó esa decisión después de que el Tribunal Penal Internacional dictara una orden de detención contra su presidente, Omar al-Bashir, por crímenes de guerra y crímenes contra la Humanidad, por su responsabilidad en el conflicto de Darfur.

La portavoz de la mesa de coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), Isabel Byrs, afirmó que «con la salida de las ONG y si el Gobierno no da marcha atrás en su posición, 1,1 millones de personas estarán sin comida, 1,5 millones de personas carecerán de asistencia sanitaria y más de un millón no tendrán agua potable».

Esta decisión podría «amenazar la vida» de cientos de miles de personas, añadió Rupert Colville, portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

La expulsión de las ONG de Darfur pone en riesgo la distribución de la ayuda humanitaria, vital para las poblaciones de esa región sudanesa y de la que dependen aproximadamente 2,7 millones de desplazados.

Algunas de estas organizaciones, como Médicos Sin Fronteras, denunciaron que «no hay estructura capaz de sustituir la labor de las ONG expulsadas, por lo que la ayuda humanitaria está interrumpida» y alertó de que si la situación se mantiene, «en tres o cuatro semanas empezaremos a ver las consecuencias entre los grupos más débiles de la población».

Acción contra el Hambre resaltó la «amenaza de muerte» que pende ahora sobre los niños desnutridos con los que trabaja en Darfur, una región sumida desde 2003 en un conflicto que ha causado ya la muerte de 300.000 personas, según la ONU (10.000, según Jartum).

Diplomáticos y analistas consideran que el Gobierno sudanés «está muy nervioso a pesar de su fachada de confianza» y afirman que sería inteligente por parte del gobernante Partido del Congreso Nacional no persistir en su idea de presentar a Omar al Bashir como candidato a las elecciones generales previstas para este año, porque restaría legitimidad al Gobierno y aumentaría el aislamiento internacional de Sudán.