Preocupación china ante eventuales revueltas en Tíbet y Turkestán Oriental
GARA |
El Gobierno chino mostró su inquietud por la situación en Tíbet y Xinjiang (Turkestán Oriental), los dos territorios fronterizos irredentos pese a su absorción hace 60 años.
Presentes en Beijing con motivo de la sesión plenaria del Parlamento, los gobernadores de ambas regiones autónomas coincidieron en alertar de posibles revueltas.
«Nuestras fuerzas no son suficientes, muchos distritos no tienen comisaría. El Tíbet es inmenso, por lo que necesitamos refuerzos», señaló el gobernador Qiangba Puncog, quien evocó la posibilidad de que haya protestas a partir del martes, con motivo del 50 aniversario de la insurrección que provocó el exilio del Dalai lama.
Hace un año se registraron protestas y pogromos contra la etnia han (mayoritaria en China). Exiliados tibetanos denunciaron la muerte de más de 200 compatriotas. Beijing cifró en 21 las personas muertas en pogromos antichinos.
En otra conferencia de prensa en el Palacio del Pueblo, el gobernador de Xinjiang, Nur Bekri, predijo igualmente un «año problemático. La situación será más grave, los desafíos mayores y la lucha más virulenta».
China afronta una rebelión liderada por los movimientos musulmanes. El año pasado detuvo a 1.300 personas y dictó dos condenas a muerte contra dos acusados de un atentado que dejó un saldo de 17 muertos antes de los Juegos Olímpicos. Xinjiang, concretamente su población uigur, sufre un proceso de asimilación y colonización.
Uigures, a lo bonzo
Beijing admitió ayer que las tres personas que se intentaron quemar a lo bonzo hace diez días en Tiannanmen son uigures.