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Emakumearen nazioarteko eguna

«Teníamos todo por ganar en todos los sentidos»

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María Luisa Menéndez

Representante de la asamblea de mujeres de Bizkaia

Su lucha feminista comenzó en las asambleas de barrios que se crearon a mediados de los años 70. Actualmente, lucha a favor de los derechos de las mujeres en la Asamblea de Mujeres de Bizkaia. Mañana, 8 de Marzo,  lo celebrará junto a muchas compañeras. Para ella «es de los mejores días del año», pero considera que hay que dotarlo de más contenido.

Comenzó a militar allá por el año 1976, «cuando teníamos todo por ganar», y hoy en día sigue al pie del cañón en la lucha por la defensa de los derechos de las mujeres. Reconoce que su generación era espectacular: «El feminismo era algo que nos parecía que lo iniciábamos, con lo que teníamos mucho que aprender y avanzar». Afirma que las jóvenes que se acercan ahora al movimiento parten de una realidad diferente, pero lo hacen «con una avidez por saber, por dotarse de teoría, por argumentar... muy grande». Lo más importante, ayer y hoy, es «que las mujeres nos organicemos, que no bajemos nunca la guardia y que pensemos que lo que se consigue nunca es para siempre, que en todas las peleas hay avances y retrocesos».

¿Qué es lo que representa para usted el 8 de Marzo?

Para mí, el 8 de Marzo es de los mejores días del año. Por un lado, está el hecho de salir a la calle con muchas mujeres y aprovechar para lanzar un montón de mensajes. Es un día de celebración, pero también de reivindicación. Me parece que es un día que hay que mantener y que hay que dotar de más contenido. El 8 de Marzo se celebra desde las instituciones, desde los movimientos asociativos... Siempre hay miedo de desvirtuar el día, pero está en nuestras manos que eso no ocurra. La celebración, por supuesto, puede mejorar en la medida en que haya más lucha, más reivindicación y más mujeres en la calle.

¿Cuáles son los ejes actuales de la lucha feminista?

En el movimiento feminista siempre hemos tenido todos los frentes abiertos. Es verdad que hay momentos en los que hay luchas determinadas que nos parece que merece la pena que se signifiquen más. Ahora mismo, en la Asamblea de Mujeres de Bizkaia estamos trabajando muchísimo con la nueva ley de aborto, porque es un momento que coyunturalmente es muy importante. A nosotras nos parece imprescindible que sea un debate de derechos, de valores.

Otro tema es el de la violencia contra las mujeres. Es un problema muy llamativo y sangrante, y que toca un poco los fundamentos de lo que es una sociedad patriarcal, el poder sobre las mujeres, incluso llegando a matar por exceso de privilegios. También es importante la representación de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, en todos los sitios.

¿Cómo valora el trabajo realizado por las feministas de su generación?

Nuestra generación era espectacular, porque salíamos de una dictadura y teníamos todo por ganar en todos los terrenos. Había una efervescencia de movimientos sociales grande. El feminismo era algo que nos parecía que lo iniciábamos, con lo que teníamos mucho que aprender y avanzar.

Pero supongo que también habrán reflexionado sobre los errores que han cometido.

Errores... no lo sé. No porque crea que no haya habido errores, sino porque en cualquier ideología y cualquier colectivo que decide reflexionar sobre cuál es su situación para después actuar se cambia de posiciones continuamente. En la Asamblea, cuando nació nos miramos mucho a nosotras mismas para reconocernos como mujeres y recobrar estima e identidad, para saber qué papel estábamos ocupando en el mundo. Muchas veces las discriminaciones no las tenemos reflexionadas, sólo las intuimos. Ésa es la fuerza de una organización, el poder hacerlo en conjunto. Errores hemos cometido, seguro, pero no hay nada sobre lo que piense «esto no lo teníamos que haber hecho así», entre otras cosas, porque aquél era otro momento.

Han pasado los años y, como comenta, la realidad ha cambiado. ¿Cómo valora el trabajo que están realizando las jóvenes feministas?

Las mujeres jóvenes que se acercan al movimiento feminista están bastante concienciadas. Pueden tener otras formas de expresión que tienen que ver con su propia manera de estar en el mundo, pero se acercan de la misma manera al feminismo, con una gran avidez por saber, por tener teoría, por argumentar... En ese sentido, me siento bastante identificada con ellas. Están haciendo un recorrido bastante parecido al nuestro, salvando las diferencias que hay en la situación actual. Existe un espejismo de igualdad que dificulta la visión de la realidad.

Lo importante, ayer y ahora, es que las mujeres nos organicemos, que no bajemos nunca la guardia y que pensemos que lo que se consigue nunca es para siempre, que en todas las peleas hay avances y retrocesos.

¿Han cambiado las vías de lucha?

Ahora hay mucha más gente a la que podemos demandar cosas reales que están ya por derecho y no se están llevando a la práctica, por lo cual es una manera distinta de dirigirnos. Luego, Internet también me parece un mecanismo muy interesante, sobre todo para lograr apoyos, coordinarte con otras mujeres y conseguir información. Me parece que antes se luchaba más en la calle, pero también los movimientos sociales salían más a la calle.

Y la imagen social del movimiento feminista, ¿cómo ha cambiado?

En ese aspecto hemos avanzado mucho. El movimiento feminista en algún momento ha sido premeditadamente rechazado; ha habido mucho interés en desprestigiarlo. Actualmente es menos problemático decir que eres feminista que hace 20 años. Verdaderamente ser feminista era como una rareza. La percepción actual es que la sociedad es mucho más feminista y me da rabia decirlo, porque en verdad yo creo que no lo es. El patriarcado está desprestigiado, aunque luego esté muy arraigado.

Nosotras, en lo personal, recuerdo que teníamos tanto entusiasmo que nos sentíamos cargadas de razones, por lo que también era un honor decir: «Soy feminista».

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