Maite SOROA | msoroa@gara.net
El ofertón de Sabin Etxea
Da la impresión de que a los peneuvistas se les hace difícil tragar la píldora de pasar a la oposición. El sapo no es plato de gusto para nadie, pero algunos exageran las muecas de asco.
El editorialista de «Noticias de Gipuzkoa» se subía ayer por las paredes ante la negativa del PSE de admitir ese «liderazgo compartido», pero liderado por Ibarretxe en el próximo Gobierno autonómico. Según el escribiente, «como el mono de Gibraltar, López no ve, no oye y no habla a no ser para autoproclamarse lehendakari. Lo cual no quiere decir que la delegación del PSE no se hubiera sorprendido ante la propuesta que le transmitió el partido más votado. Una oferta de negociación que propicie un acuerdo de coalición o un pacto de legislatura para constituir un Gobierno Vasco sólido y estable para afrontar la crisis, para lograr la paz, para garantizar la estabilidad en Euskadi y en el Estado y para iniciar una nueva cultura política de acuerdo entre diferentes». O sea, repetir lo que ya se hizo en tiempos de Ardanza. ¡Vaya novedad!
Más aún, el editorialista se muestra convencido de que casi, casi lo consiguen: «Recuperados de la sorpresa por tan generosa y sensata oferta, Patxi López y sus asesores la borraron inmediatamente de su memoria para volver al raka-raka: digáis lo que digáis, lo único que vale aquí es Patxi lehendakari. Porque, repiten, `sólo un lehendakari socialista garantiza el acuerdo entre diferentes'». Lo de la «generosa oferta» es como para troncharse.
Desgrana el esforzado amanuense la oferta del PNV en la que los de López «puedan ser parte sustancial de ese acuerdo entre diferentes, o acometer hombro con hombro el esfuerzo por la paz, o la atención a las necesidades reales de la sociedad vasca». Y se muestra desconcertado porque los del PSOE le enseñen el dedo anular. Por eso busca una explicación: «Patxi López, fiado de cosechar el apoyo del nacionalismo español en puro bloque, se tapa los ojos, los oídos y la boca para ignorar cualquier propuesta que no incluya su irrenunciable sueño de despertarse un día lehendakari. Que la oferta del PNV abra un inmenso futuro de corresponsabilidad para resolver los problemas de Euskadi, es lo de menos. Él, a lo suyo: Ari, ari, ari, Patxi lehendakari! Como sea». Pues sí. Exactamente igual que los del PNV. Pero eso, claro, no lo dice.