Gorka ANDRAKA | Periodista
El joder de la imaginación
No hay como hablar claro. Ha sido follar y triunfar. El jefe del gobierno español ofrecía una rueda de prensa junto al presidente ruso cuando sucedió el milagro. “Hemos hecho un acuerdo para estimular, para favorecer, para follar… para apoyar ese turismo”, soltó Zapatero. Una palabra errada, un pequeño desliz, y el presidente quedó desnudo ante su pueblo. Humano, de carne y hueso, con sus lodos y polvos. Uno de los nuestros.
Te follo, te apoyo. ¿Y por qué no? ¿Y si fueran sinónimos? ¿Inseparables? Imaginémonos, por un momento, en ese mágico y sabroso trance. Imaginemos que hacemos el amor, yacemos, chingamos y a la vez estimulamos, favorecemos, apoyamos.
Imaginemos al otro, a la otra, después de semejante banquete. Imaginémonos a nosotros, a nosotras mismas. Algo bueno y nuevo, follar y apoyar, las dos en una: foyar. La genuina conjunción copulativa. La revolución sexual.
Imaginemos ahora, los hombres, que mañana abrimos la nevera y está vacía. Peor aún, aunque es domingo y no trabajamos, no tenemos tiempo para tumbarnos delante de la tele o quedar con los amigos. ¿Qué pasaría si las mujeres hicieran huelga?, plantean desde Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer. Qué ocurriría si mañana, Día Internacional de las Mujeres, todas secundasen “una huelga en el ámbito privado a la hora de realizar sus tareas de casa y cuidados domésticos”. Que sucedería, en definitiva, “si las mujeres hiciesen lo que hacen la mayoría de los hombres”. Una catástrofe.
Imaginemos ahora, los hombres, que mañana abrimos la nevera y está vacía. Peor aún, aunque es domingo y no trabajamos, no tenemos tiempo para tumbarnos delante de la tele o quedar con los amigos. ¿Qué pasaría si las mujeres hicieran huelga?, plantean desde Emakunde, el Instituto Vasco de la Mujer. Qué ocurriría si mañana, Día Internacional de las Mujeres, todas secundasen “una huelga en el ámbito privado a la hora de realizar sus tareas de casa y cuidados domésticos”. Que sucedería, en definitiva, “si las mujeres hiciesen lo que hacen la mayoría de los hombres”. Una catástrofe.
Escucho follar a Zapatero y fantaseo con la huelga general de las mujeres. Un paro salvaje, de piernas cruzadas. Una huelga grande, que hasta el sexo alcance. ¿Te imaginas?