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Las variaciones de alineaciones y sistemas han sido habituales toda la temporada y nunca se ha repetido un mismo once

Seis meses después, Lillo sólo introdujo cambios obligados

El tolosarra se limitó a dar entrada a Mikel González y Markel en lugar de los sancionados Castillo y Rivas. Desde la cuarta jornada cambiaba sin obligación.

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Joseba ITURRIA | DONOSTIA

Juanma Lillo no introdujo el domingo ninguna variación en su once inicial por motivos técnicos por vez primera desde la tercera jornada de Liga ante el Murcia. Ante el Sevilla Atlético el tolosarra se limitó a dar entrada a Mikel González y Markel en los puestos de los sancionados Castillo y Rivas, y dio continuidad a un esquema de juego extraño con Gerardo como único carrilero en la derecha junto a Xabi Prieto y con Marcos como único jugador en la izquierda, al margen de los centrales.

Los cambios en los onces han sido constantes esta temporada con una media ligeramente superior a los tres por partido. De todos ellos sólo el 25% eran obligados por lesión, sanción o convocatoria de Bravo por Chile. El resto obedecían a decisiones técnicas o tácticas de Lillo, que no ha repetido nunca once. Ha presentado 27 alineaciones distintas, 29 si se cuentan los dos de Copa, en otros tantos partidos. Ni tan siquiera cuando se ganaba repetía, en contra de la máxima que recomienda no tocar nada en caso de victoria.

Muy pocos titulares indiscutibles

Aranburu -que ha sido titular siempre que ha estado disponible-, Bravo -que sólo se ha perdido un partido por estar dos semanas fuera con Chile-, Díaz de Zerio y Elustondo hasta sus lesiones y Xabi Prieto -que sólo comenzó en el banquillo los dos partidos posteriores a su recuperación-, son los únicos jugadores que han sido indiscutibles. Además Castillo sólo ha sido suplente un partido y Labaka dos. Los demás han estado sujetos a un constante carrusel de cambios que dificulta que un equipo encuentre un juego fluido, pero ayuda a mantener tensión y armonía en la plantilla.

Esta forma de actuar contrasta con la de Denoueix, que en el año del subcampeonato repitió once hasta en los partidos de pretemporada. El normando decía el sábado en Barcelona que la Real necesita «continuidad». Repitió esa palabra media docena de veces en medio minuto. Jugar con un once y un sistema definido impulsa lo que él definía como «automatismos». Los jugadores están acostumbrados a jugar de una forma y con los mismos compañeros y eso hace que su fútbol sea más rápido. Algo que contrasta con la Real actual y no sólo por la menor calidad y velocidad de los futbolistas en comparación con aquel equipo subcampeón de mucho nivel que se pudo repetir casi toda la temporada.

La Real juega con un ritmo bajo, no tiene un patrón de juego definido y eso explica las dificultades que el equipo tiene para marcar goles. Por contra, los cambios provocan una mayor atención de los futbolistas y quizás ayuden también a que la Real sea el equipo menos goleado sin defender bien, porque tampoco se puede hacer desde arriba con tantos cambios. Y cuando no se recupera el balón arriba cuesta más llegar. Lo que ha hecho el equipo es defender atrás bien, con pocos errores.

Un sistema sin derrotas

Porque Lillo también ha cambiado de esquemas sin dar continuidad al 4-3-3 que mejor se adapta a las características de los jugadores del primer equipo y a los de la cantera, donde la mayoría de jóvenes con proyección juegan de medio centro. Y lo más curioso es que ha sido el esquema más utilizado -diez veces- sin perder con él, con tres triunfos y siete empates en una estadística que mejoraría si contamos el primer partido en el que la Real era superada por el Las Palmas hasta que se cambió al 4-3-3 y logró la victoria.

Sólo una vez Lillo ha repetido esquema de inicio tras una victoria. Tras ganar al Salamanca, se jugó igual en Córdoba y ante el Rayo, dos partidos que debió ganar con arbitrajes normales. Y la pena es que algunas veces Lillo ha colocado a Markel por delante en ese trivote. Con Elustondo o Sergio con una mínima disposición defensiva, y con una llegada al área de él y Aranburu, similar al domingo, ese sistema habría sido más efectivo aún.

A partir de ahí, la Real ha probado cantidad de sistemas. Ha jugado seis partidos con un 3-4-3, dos con rombo en el centro del campo, dos con dos medios centros y los dos últimos con Gerardo de carrilero en lo que casi era un 4-3-3 con el lateral derecho diez metros adelantado. Ha jugado seis veces con un 4-4-2, tres con rombo en el centro del campo y otros tres con dos medios centros. Además se ha jugado cuatro partidos con un 4-2-3-1 y se ganó en Tarragona con un 3-4-2-1. ¿Repetirá once y sistema Lillo en Xerez?

El primer equipo vuelve al trabajo en Zarautz

Tras el descanso de ayer, los blanquiazules se entrenarán a las once de esta mañana en Zarautz para comenzar a preparar el partido que se disputará el sábado en el campo del líder Xerez (18.30-ETB). La visita a Zarautz se enmarca dentro de la campaña Gipuzkoa con el Centenario.

Cantillo cifra en 816 las acciones del domingo

El accionista catalán que impulsa la recogida de acciones para la convocatoria de una Junta Extraordinaria, iniciativa apoyada por Iñaki Badiola con sus 500, cifró ayer en 816 las acciones recogidas el domingo en Anoeta y señaló que le restan 1.655 para lograr el 7% del capital que se ha marcado como objetivo.

sistemas

El 4-3-3 ha sido el más utilizado de inicio en diez partidos. En seis se ha comenzado con un 4-4-2, tres con rombo. En seis con un 3-4-3, dos con rombo, dos con dos medios centros y dos con Gerardo de carrilero. Se iniciaron con el 4-2-3-1 cuatro y uno con 3-4-2-1.

cambios de inicio

Lillo ha introducido una media de tres cambios por partido en su once inicial y de ellos sólo el 25% eran obligados por bajas por lesión o sanción. En los tres encuentros que se hicieron cinco cambios sólo se sumó un punto.

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