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Denuncian la muerte de 129 civiles tamiles bajo las bombas cingalesas

Al menos 129 civiles tamiles, entre los que figuran niños, han muerto como consecuencia de los bombardeos del Ejército de Sri Lanka sobre la última zona de la isla controlada por la guerrilla tamil del LTTE, donde se refugian decenas de miles de civiles. Agencias de la ONU calculan en 2.300 el número de civiles fallecidos desde finales de enero, cuando las tropas cingalesas lanzaron su ofensiva «final» contra los rebeldes.

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Los bombardeos llevados a cabo por el Ejército de Sri Lanka en las últimas horas en la «zona segura» habilitada por el Gobierno cingalés para los civiles en Mullaitivu se han saldado con la muerte de al menos 129 civiles tamiles, incluidos muchos niños, y han causado heridas a otros doscientos, según la denuncia realizada por la web TamilNet, afín a la guerrilla de los Tigres para la Liberación de Tamil Eelam (LTTE).

TamilNet calificó de «inhumanos» los bombardeos dirigidos «deliberadamente» contra zonas en las que se refugian poblaciones civiles y realizados con «obuses de fragmentación».

Según un responsable de una ONG local que coordinó las labores de rescate, citada por la web, «en un gesto de burla abierta ante la preocupación internacional por los civiles de Vanni, el Gobierno de Colombo atacó indiscriminadamente todas las partes de la `zona de seguridad' utilizando todo tipo de proyectiles letales, incluidos algunos prohibidos en muchos países».

Durante el fin de semana, TamilNet ya había asegurado que otras 208 personas habían muerto por fuego del Ejército desde el jueves

Hace más de dos meses, el Ejército lanzó su ofensiva «final» contra medio millar de guerrilleros, según las autoridades, acorralados en 45 kilómetros cuadrados de selva. El Gobierno dice que cerca de 36.000 civiles huyeron de la zona de conflicto para refugiarse en campos levantados por Colombo en «zonas de seguridad» supuestamente desmilitarizadas.

El Ejército asegura que las denuncias son «afirmaciones groseras» del LTTE que buscan «atraer la simpatía de la comunidad internacional». Según Colombo, 70.000 civiles tamiles, atrapados en la zona de combates, son utilizados como «escudos» por los rebeldes. Sin embargo, la ONU y el Comité Internacional de Cruz Roja, los únicos que tienen acceso a la zona, cifran en 200.000 los civiles atrapados entre dos fuegos.

Datos de agencias de la ONU difundidos por el influyente Grupo Internacional de Crisis (ICG) hablan de 2.300 civiles muertos desde finales de enero, cuando el LTTE había perdido sus últimos grandes bastiones y las tropas cingalesas lanzaron su ofensiva «final».

Piden el fin de los bombardeos

Los 22 diputados agrupados en la Alianza Nacional Tamil (TNA) han asegurado, por su parte, que al menos 2.150 civiles han muerto y 5.000 han resultado heridos en lo que va de año a causa de los bombardeos del Ejército en la zona de Vanni, en el noroeste de Sri Lanka, lo que equivale a entre 30 y 40 fallecidos al día, según recoge TamilNet.

En un comunicado, los parlamentarios del TNA, que reúne a las cuatro principales formaciones políticas tamiles, instan a la comunidad internacional a que garantice un inmediato alto el fuego y denuncian la grave situación humanitaria que sufren los 330.000 civiles residentes en la zona cercada por el Ejército. «Los civiles están pidiendo, con razón, que las fuerzas armadas cingalesas no les bombardeen y que el Gobierno permita el suministro adecuado de alimentos, medicinas y abrigo a la zona».

Los parlamentarios del TNA afirman que en Vanni sobreviven alrededor de 330.000 civiles, de los cuales, unos 240.000 (unas 60.000 familias) residirían en campos de desplazados improvisados, donde no hay acceso a letrinas y no ha sido posible construir sistemas sanitarios, ya que el Gobierno prohíbe la entrada de materiales de construcción a la zona.

Denuncian, asimismo, que el Ejército «ha destruido» todos los hospitales y el único centro médico que queda no cuenta con instalaciones adecuadas y carece de antibióticos, anestesia, sangre y medicamentos.

Quince muertos y un ministro herido en un acción atribuida al LTTE

Al menos quince personas murieron y otras 60 resultaron heridas, entre ellas el ministro cingalés de Proyectos Especiales, Correos y Telecomunicaciones, Mahinda Wijesekera, en un atentado suicida llevado a cabo durante una fiesta musulmana delante de una mezquita en el sur de Sri Lanka y que las autoridades atribuyeron a la guerrilla de los Tigres para la Liberación de Tamil Eelam (LTTE). Una fuente militar precisó que el ministro se encuentra en estado crítico y fue trasladado a un hospital de Colombo.

El ataque ocurrió delante de una mezquita en Akurassa, en el distrito de Matara, cuando dirigentes políticos de la isla y miembros del Gobierno, entre ellos seis ministros, asistían a una recepción con motivo del aniversario del nacimiento del profeta Mahoma.

El portavoz del Ejército, el general Udaya Nanayakkara, explicó a Efe que un kamikaze que montaba en bicicleta, al que vinculó con los Tigres, detonó la carga que portaba cerca de la mezquita. Nanayakkara afirmó que «es un atentado suicida del LTTE». El Gobierno también acusó a los rebeldes tamiles, a quienes imputó haber llevado a cabo una «sistemática y brutal campaña de limpieza étnica contra los musulmanes y cingaleses» del norte y este de la isla, donde la guerrilla reivindica la creación de un Estado independiente tamil. El Ejecutivo calificó la acción de «otro acto desesperado» del LTTE.

Los musulmanes que viven en Sri Lanka se concentran en las provincias del este y suponen un 7% de la población. La mayoría cingalesa profesa la fe budista mientras que los tamiles son hindúes. GARA

solidaridad

La líder del partido AIADMK, oposición en el Estado indio de Tamil Nadu, J. Jayalalithaa, anunció el inicio de una huelga de hambre en solidaridad con los civiles tamiles atrapados por los combates entre el Ejército cingalés y el LTTE, que no tienen alimento ni medicinas.

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