El Techo del Mundo era escenario ayer, en el 50 aniversario del levantamiento tibetano, de una importante movilización de la Policía china y los monasterios estaban cerrados al público.

En la provincia de Qinghai, históricamente tibetana pero fuera de la Región Autónoma de Tíbet, periodistas extranjeros denunciaban constantes controles policiales.

En la capital de la región autónoma, Lhasa, la Policía patrullaba en torno al templo de Jokhang, epicentro del levantamiento popular contra la etnia han el año pasado.

Desde su exilio de Sharasala (India), el dalai lama denunció la muerte de «cientos de miles de tibetanos» desde 1949 por parte de China.

Numerosas muestras de solidaridad tuvieron lugar en otros países.