Relevo en el banquillo
Josu Uribe es el elegido para intentar enderezar la nave azulgrana
Josu Uribe toma el relevo de Carlos Pouso en el banquillo del Eibar. La experiencia del técnico gijonés, que ha pasado por Las Palmas, Getafe, Elche, Hércules y Alavés, ha decantado las preferencias de la directiva azulgrana.
Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR
Josu Uribe llega hoy a Eibar con un difícil reto por delante. Mantener al equipo azulgrana en Segunda, para lo que deberá sumar más de la mitad de los puntos que dispute hasta el próximo 21 de junio.
Pese a que durante la jornada del lunes fue Iñigo Lizeranzu el que encabezó todas las quinielas, la inexperiencia del técnico vizcaino, que nunca ha entrenado en la categoría de plata, acabó decantando la preferencia de la directiva azulgrana del lado de Uribe. Un entrenador, este sí, con un amplio bagaje en la Segunda División, en la que debutó con Las Palmas, para dirigir después a otros cuatro equipos. Incluyendo el Getafe, con el que consiguió el ascenso a Primera en la temporada 03/04.
No ha tenido tanta suerte desde entonces. La relación con sus posteriores equipos -Elche, Hércules y Alavés- ha concluído en destitución, pese a lo que sigue siendo un entrenador con cartel. Su nombre, de hecho, sonó con fuerza para hacerse cargo del Celta tras la reciente sustitución de Pepe Murcia. La opción no fraguó y, desde hace algunas semanas, Uribe estaba colaborando con el Ribadesella, de Tercera División, equipo al que había ascendido a Segunda B hace siete años.
Uribe, gijonés de ascendencia guipuzcoana -su padre, Jesús Uribe, que jugó en el Sporting, era natural de Aretxabaleta-, llega a Ipurua precedido por cierta fama de amarrategi. Una característica habitualmente mal vista pero que, en este caso, puede ser bien recibida. Así de raro es el fútbol, Carlos Pouso también llegó con la etiqueta -infundada- de entrenador ultradefensivo y, sin embargo, los muchos goles encajados por el Eibar y sus dificultades para cerrar los partidos han sido dos de las principales críticas que ha recibido el técnico desde su llegada al banquillo azulgrana.
Estrictamente deportivo
De ahora en adelante, le pitarán menos los oídos. El técnico, junto a su ayudante Ramón Castelo -que también hace las maletas- y el presidente armero Alex Aranzabal, oficializó ayer en Ipurua su adiós.
Los tres, visiblemente emocionados, quisieron destacar la buena relación personal entre todos los miembros del club, pero reconocieron que «los resultados mandan. Y es innegable que no han sido buenos», admitió el propio Pouso. «Se rompe un contrato, pero no una relación», añadió.
El técnico vizcaino se mostró convencido de que los jugadores están «capacitados» para salir adelante, «porque en momentos puntuales ya han demostrado su nivel», aunque reclamó «la unión y el apoyo de todos» para ayudar al equipo.
Josu Uribe se ha comprometido con el Eibar hasta final de temporada. Poco más de tres meses, en los que deberá sumar la mitad de los puntos en juego para mantener al equipo.
Iñigo Lizeranzu encabezaba las quinielas el lunes, pero la dilatada trayectoria de Uribe en Segunda ha jugado en su favor. Su último equipo fue el Alavés, del que fue cesado hace un año.
Sorpresa. Y negativa. Lesionado desde el pasado sábado -aunque nada se había dicho al respecto-, Zigor fue intervenido ayer de un arrancamiento de un tendón del meñique de su mano izquierda. Una lesión más aparatosa que grave, pero que impedirá al guardameta medirse al Salamanca, lo que supondrá el debut en Liga de Roberto Pampín.
Tiko, por su parte, sufrió ayer un fuerte ataque de ciática -ni siquiera pudo conducir para regresar a su domicilio y tuvo que llamar a un taxi-, que le convierte en seria duda para el encuentro del domingo.
A.U.L.