«Lo más importante es que los republicanos entiendan el viaje que nos queda por delante, y que el proceso de paz es el vehículo que usamos para ese viaje», afirma Mary Lou McDonald ante los atentados que han sacudido la política irlandesa.

¿Qué valoración hace Sinn Féin de estos ataques?

Hemos condenado los tiroteos de los últimos días. Van a ser contraproducentes. El resultado no va a ser positivo y quienes los han llevado a cabo no tienen plan, estrategia ni idea de cómo conseguir objetivos políticos y democráticos. Esta gente es una minoría, sin apoyo en la comunidad. Están intentando hacer descarrilar el proceso de paz que tiene el apoyo del pueblo, en el norte y sur de Irlanda. No es un proceso perfecto, pero puede avanzar de forma pacífica y democrática. No vamos a dejarles paralizar el proceso. Seguimos oponiéndonos con determinación a la presencia de una jurisdicción británica en Irlanda, y reiteramos nuestro compromiso con la reunificación de nuestra nación. Con el proceso de paz tenemos una oportunidad de conseguirlo de una forma estructurada y el pueblo irlandés no quiere una vuelta al pasado y esta gente tiene que entenderlo.

¿Cómo ha recibido los comentarios de ciertos periodistas y políticos que acusan a Sinn Féin de no rechazar con suficiente contundencia la violencia de los últimos días?

De veras me sorprende, porque no podríamos decirlo con mayor claridad, no ha habido ninguna ambigüedad en nuestra posición y críticas. Las condenas de esos hechos han sido realizadas desde nuestra posición política como republicanos, como personas que trabajan para acabar con la presencia británica en Irlanda y que están totalmente comprometidas con ese objetivo. Este tipo de comentarios nos hace cuestionarnos la agenda de esos políticos. Quizás sea que no pueden resistirse a la idea de intentar ganar puntos políticos con mezquindades de este tipo, pero creo que deben mirar más allá de sus políticas de partido y entender que este proceso de paz es una cuestión de gran interés nacional y que todos debemos apoyar con determinación el proceso, comprometernos de nuevo con él. Necesitamos un liderazgo sosegado y juicioso, sin recriminaciones y declaraciones partidistas mezquinas.

Los ataques a las fuerzas de seguridad han sido interpretados como un ataque al proceso de paz. ¿Cómo han impactado en la situación política?

Hace mucho tiempo que sabíamos de la existencia de personas que quieren hacer descarrilar el proceso del paz dentro del lealismo, unionismo y el Estado británico, y entre aquellos que se autodenominan republicanos. Sabíamos que existía esa presión y ahora resulta bastante evidente que algunos de estos últimos han actuado para obstaculizar nuestros esfuerzos de conseguir la reunificación de Irlanda por medios pacíficos. Estos incidentes han tenido un claro impacto en el proceso, que no se puede cuestionar. Lo que también hemos visto es un frente unido por parte del primer ministro y el viceprimer ministro norirlandés, lo cual nos llena de esperanza. En las comunidades hay mucho enfado por todas las acciones. Cualquiera con dos dedos de frente aprecia el gran valor de este proceso de paz y sus ventajas. Pero lo más importante es que los republicanos entiendan el viaje que nos queda por delante, y que el proceso de paz es el vehículo que usamos para ese viaje. Sé que la gente no va a tolerar acciones o grupos que buscan minar el proyecto republicano de forma traicionera. En estas circunstancias, la voluntad del pueblo va a prevalecer y creo que el trabajo de los líderes republicanos, más aún de los líderes políticos y de los dos gobiernos -del Gobierno británico en particular- es renovar su compromiso con el proceso y demostrar que el proceso político funciona y puede darle al pueblo lo que ambiciona.

Hablando de ambiciones, una de las claves del proceso es la transferencia del poder judicial y del control policial de Londres al Gobierno de Belfast. ¿Cómo pueden afectar las acciones de los grupos disidentes a esta transferencia, sobre todo, teniendo en cunta las declaraciones del líder del UUP, Reg Empey, quien sostuvo que las instituciones no tienen la madurez para ocuparse de la seguridad del norte de Irlanda?

Creo que eso es una tontería. Hemos progresado en lo que se refiere a conseguir una fuerza policial civil y responsable, que es transparente y disfruta de la confianza de todos, independientemente de la ideología política. Pero, todavía no hemos acabado esa transformación y no lo haremos hasta que el control policial no pase a ser resposabilidad de Belfast. Esta transferencia de poderes cuenta con el apoyo popular. Los políticos unionistas o el Gobierno británico no debarían escudarse en los incidentes de los últimos días. Debemos mantenernos centrados, mantener la calma y nuestros objetivos, y dar a la gente la justicia y la policía que desea, lo que significa transferencia de poderes.

Lo que en estos momentos queremos asegurar es que las atrocidades de estos días no supongan un paso atrás hacia la mala praxis del pasado, a malas actitudes policiales, porque ahora, más que nunca, la población necesita ver avances concretos en la provisión de un servicio policial. Es lo que necesita el norte de Irlanda, y lo que se merece. Eso es exactamente lo que los políticos deben darle.

¿Qué mensaje desea trasladar Sinn Féin en estos momentos?

Estamos en un momento decisivo, de vuelta a las bases, y creo que debemos tener claro qué es lo que queremos, no sólo los políticos sino toda la población. Debemos tener claro que pedimos un proceso que funcione, que estamos dispuestos a apoyarlo y que, sean cuales sean las críticas que la gente pueda hacer del proceso -porque ninguno es perfecto-, es el que hemos creado colectivamente. Aunque es difícil, también es robusto, y considero que va a sobrevivir a estas dificultades. Pero, para ello va a requerir de una mano firme y segura. Necesitamos, por tanto, unos líderes racionales y juiciosos, y no reacciones explosivas como las de Jim Allister -europarlamentario que optó por la escisión del DUP cuando el partido decidió formar gobierno con Sinn Féin-, que estaba despotricando y pidiendo que las Fuerzas Especiales (SAS) del Gobierno británico vuelvan al norte de Irlanda.