Horas antes del inicio de la eliminatoria ante el Liverpool, el nuevo presidente blanco Vicente Boluda aseguró que su equipo iba «a chorrear» a los ingleses. Dos semanas después, la realidad ha puesto de manifiesto la incontinencia verbal del máximo mandatario merengue.

Lo sucedido anoche debería invitar a Boluda a guardar silencio durante un largo tiempo. El Liverpool salió intensísimo al césped de Anfield y acabó aplastando al Real Madrid. El cuatro a cero final reflejó con justicia lo acontecido sobre el terreno de juego. Fernando Torres, Gerrard en dos ocasiones y Dossena hicieron los tantos de los reds en un partido en el que Iker Casillas volvió a ser el mejor jugador madridista. El meta de Móstoles realizó unas intervenciones de gran mérito y evitó lo que podía haber sido una goleada de auténtico escándalo.

El Liverpool fue superior en lo táctico, en lo físico y en cuanto a ambición. El Real Madrid, por quinta vez consecutiva, volvió a quedarse fuera de la Champions en los octavos de final. Una derrota que traerá consecuencias, ya que varios futbolistas blancos no dieron el nivel.

El desastre madridista sólo es comparable a la goleada, por cinco a cero, que padecieron durante su visita a San Siro en la temporada 1988-1989. Entonces, el Milan de Sacchi comenzaba a dominar Europa con un magnífico equilibrio técnico y táctico. Una combinación que también aúna el Liverpool de Benítez.

Aquella derrota conllevó el posterior cese de Leo Beenhakker y alimentó la obsesión blanca por contar con un defensa central de garantías. Los madridistas llevan un cuarto de siglo intentando reemplazar a Uli Stielike. Metgod y Sandokan San José fueron las primeras víctimas, después llegaron Mino y Tendillo. Tras la debacle en San Siro, Mendoza contrató al argentino Ruggeri, pero el argentino también fracasó. Más discreto aún fue el paso de Spasic y Ricardo Rocha por el Bernabéu.

Karanka y, sobre todo, Alkorta dieron la cara de blancos en la época previa a la dicotomía entre «Zidanes y Pavones». Inmediatamente después del fracaso con Woodgate, siempre lesionado, el Madrid apostó por lo seguro y contrató a Cannavaro, Gaby Heinze y a Pepe.

Los tres, quizá poseídos por ese fantasma que acaba convirtiendo en mediocre a la mayoría de futbolistas que actúan en el eje de la zaga blanca, fracasaron estrepitosamente anoche. Torres les volvió locos, la segunda línea les desbordó, estuvieron fuera de sitio y mostraron actitudes impropias de futbolistas de su experiencia. El racinguista Garay será el próximo jugador en llegar a Madrid para ocupar esa posición. Vistos los precedentes, el argentino no tendrá nada fácil el triunfar de blanco.

Pasión griega de Llorente

El Villarreal dio una nueva muestra de madurez al conseguir el billete para cuartos en Atenas. El hondarribiarra Joseba Llorente volvió a ser clave para los amarillos. El vasco está dando un extraordinario nivel en Champions, ya consiguió un hat-trick en la primera fase ante el Aalborg, y anoche se acercó aún más al olimpo futbolístico.

Tras salir por la puerta de atrás de la Real, ganarse las alubias en Eibar y Valladolid y no ser lo suficientemente valorado por los rectores del Athletic, Joseba Llorente ha encontrado su sitio en un gran equipo como el Villarreal. Por su parte, Sarriegi y su Panathinaikos dicen adiós a la Champions tras una participación más que digna. Para la historia quedará el gol que el de Lazkao logró en San Siro.

Un Bayern avasallador

La eliminatoria entre los bávaros y el Sporting de Lisboa estaba completamente sentenciada después del cero a cinco de Portugal. Sin embargo, los de Klinsmann lograron superarse a sí mismos y volvieron a pasar por encima de los lusos.

El siete a uno final supuso una humillación histórica para el conjunto portugués y la presentación de los alemanes de su candidatura al título. Podolski en dos ocasiones, Anderson Polga en propia meta, Mark van Bommel, Schweinsteiger, Miroslaw Klose y Müller fueron los autores de los tantos germanos. Joao Moutinho, por su parte, marcó el gol de la honrilla lusa.