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«En la confrontación entre la escuela y la familia, los más perjudicados son los niños»

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Christine Hélot
Profesora en la Universidad de Estrasburgo

Desde el año 1991 Christine Hélot dio clases en la Universidad de Estrasburgo compartiendo sus experiencias con alumnos de Magisterio de Primaria y Secundaria. Una tesis sobre el bilingüismo le otorgó el doctorado en 1998. Ayer participó en las jornadas de las ikastolas celebradas en Gasteiz.

Zuriñe ETXEBERRIA |

Christine Hélot fue una de las protagonistas de ayer en las jornadas pedagógicas «Hausnartu eta ekin», que Euskal Herriko Ikastolen Konfederazioa ha organizado y que concluyen hoy. Su ponencia, titulada «El papel de la familia en la escuela multicultural», partía del concepto de que la distancia actual entre la escuela y la familia es demasiado grande y que se debe tratar de acortarla. En uno de los proyectos realizados por Hélot, junto a otros investigadores de la IUFM de Alsacia, fueron los mismos padres y madres quienes participaron. Hicieron sus aportaciones para ese objetivo: reducir la distancia que separa el mundo de la escuela con el de casa en un mundo calificado como multicultural.

En una sociedad multicultural, ¿es muy grande la distancia que existe entre la escuela y la familia?

Existe un choque entre los profesores y las familias, y además existe la confrontación que tiene lugar entre profesores y alumnos de etnias minoritarias. Por ejemplo, la mayoría de profesores en Francia sólo hablan en francés y muy pocos de ellos proceden de algún grupo minoritario.

En todas las confrontaciones siempre hay alguien que sale perdiendo, ¿quién es el perjudicado este caso?

Los más perjudicados, sin duda, son los niños. Son ellos quienes desarrollan su vida en casa, en la calle y en la escuela. Ante esta realidad, ellos mismos tienen que buscar un vínculo que una estos tres espacios. Creo que es importante que los centros educativos reconozcan que los niños también desarrollan otro tipo de aprendizaje más allá de las aulas de los centros.

En este problema, ¿existen diferencias en función de las edades de los alumnos?

En mi opinión, el problema incide manera especial en el periodo de la juventud. Siendo jóvenes, están constantemente to- mando decisiones de cara al futuro y se sienten más independientes.

Los niños que han recibido la ayuda y el apoyo de sus padres a la hora de hacer los deberes, por poner un ejemplo, llevan una gran ventaja sobre los demás. Hay niños que no reciben esta ayuda por diferentes motivos, bien porque no entienden el idioma en el que estudian o bien porque al ser madres o padre solteros tienen que dedicar más tiempo a trabajar fuera de casa. Otra vez volvemos a una cuestión político-social, puesto que la escuela reproduce la cultura dominante.

En el proyecto realizado, ¿qué tipo de aportaciones hicieron los padres y madres?

Cuando realizamos una evaluación sobre este proyecto, comprobamos primero que los padres, realmente, se dieron cuen- ta de lo difícil que es ser profesor. Es una tarea complicada y requiere conocimientos pedagógicos y didácticos. Después de llevar a cabo el proyecto entendieron que la cultura de la escuela se debe basar en un respeto mutuo con la cultura familiar. Junto a ello, resulta imprescindible que la escuela trasmita la imagen de que las madres y padres también tiene muchas cosas que enseñar a sus hijos. Poque si no lo hacen, los pequeños pueden llegar a pensar que sus padres son ignorantes frente a los centros educativos.

¿Puede variar esa confrontación dependiendo del entorno en el que se encuentren los niños y niñas?

Los niños están totalmente influenciados por los valores que les transmiten sus padres y madres, y en base a ellos se comportan de una manera o de otra. En este sentido, los profesores juegan un gran papel, ya que están educando la próxima generación y con sus aportaciones pueden transmitir diferentes valores. En este momento, lo más importante que se debe de llevar a cabo es el cambio de actitud en toda la sociedad. Y ahí la diversidad social que vivimos debe ser representada. La diversidad cultural no se debe ver como un problema, sino como un enorme recurso. En este mundo globalizado, ante todo tenemos que enseñar a los niños a ser flexibles.

 

FLEXIBILIDAD

«La diversidad cultural no debe verse como un problema, sino como un recurso. En este mundo globalizado, ante todo tenemos que enseñar a los niños a ser flexibles»

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