Paisajes fronterizos y familias descompuestas
«Lejos de la tierra quemada»
Tras romper con su compatriota Alejandro González Iñárritu, el guionista mexicano Guillermo Arriaga debuta en la dirección por libre, apoyado en su prestigio como impulsor de las nuevas técnicas de guión deconstructivas. «Lejos de la tierra quemada» es también una narración fragmentada en tiempos y espacios distintos, pero con un tratamiento visual de las localizaciones fronterizas y sus desolados habitantes de estilo algo más depurado y contemplativo.
Mikel INSAUSTI | DONOSTIA
Guillermo Arriaga superó la prueba de fuego que suponía su debut cinematográfico en la dirección gracias a la larga ovación que «The Burning Plain» recibió por parte de la crítica especializada en su presentación en la Mostra de Venecia, donde se apuntó como una de las favoritas para hacerse con el León de Oro, aunque al final solamente se llevó el premio Marcello Mastroianni a la Actriz Revelación para Jennifer Lawrence. Ahora falta esperar a ver que pasa con «Biutiful», que es el primer largometraje escrito en solitario por Alejandro González Iñárritu. Tanta expectación a dos bandas proviene de la sonada ruptura entre el guionista y el director mexicanos, tras sus exitosas colaboraciones en «Amores perros», «21 gramos» y «Babel». Se ha dicho que su desencuentro se debió a un choque de egos, pero nunca se podrá saber cuál de los dos pudo tener mayor peso específico en la autoría de las tres películas que hicieron juntos.
Con o sin Iñárritu, Guillermo Arriaga, firmante también del guión para Tommy Lee Jones de «Los tres entierros de Melquíades Estrada», es un escritor de películas que ha revolucionado el mundo de la narrativa fílmica. Y lo ha hecho con su estilo deconstructivo, en complicidad con un montaje fragmentado que entremezcla historias paralelas en tiempos y lugares distintos. En «Lejos de la tierra quemada», compone un puzzle emocional con personajes que aparentemente no tienen relación entre sí, hasta que se descubren los lazos familiares que les unen a unos con otros. En el fondo es un argumento descompuesto exactamente igual a los que ideó para Iñárritu, pero con la diferencia de que ahora se decanta por su propia forma visual, que no es tan agresiva y pasional a la hora de captar los ambientes fronterizos.
Guillermo Arriaga esperó a que Charlize Theron acabara el rodaje comercial de «Hancock» para poder contar con sus servicios, y la actriz sudafricana respondió a la deferencia dejando a un lado su sueldo y exigencias de estrella de Hollywood. Además, no tuvo ningún inconveniente en que la película se abriera con un desnudo suyo, que el cineasta mexicano ha justificado como contraste necesario con las imágenes de muerte que siguen en el relato, en cuanto reflejo de sensaciones extremas que conforman lo socialmente prohibido u oculto, como el vínculo que une a su personaje con el de Kim Basinger. M. I.