Parece paradójico, pero es así. Los ciclos económicos se suceden. A una crisis, le sobreviene una época de esplendor, pero para los bolsillos de la élite económica. Es así. No hay duda. Los banqueros y los empresarios desde sus atalayas están anticipándose a las consecuencias que tendrá la próxima crisis. La actual ya la estamos pagando todos a escote. Alguno dirá que es un poco pronto para ponerse a pensar en la siguiente, si todavía no hemos arreglado la actual, que «será larga y dura» como pronosticó el presidente del BBVA este pasado viernes en el Palacio Euskalduna ante los accionistas de su banco. La actual les sirve a los empresarios para recortar esas imperfecciones que para ellos mantiene la legislación laboral, a pesar de que las sucesivas reformas laborales les han beneficiado en todo.

Por eso, tratan de conseguir el despido flexible. Casi ya no hablan del despido barato, porque, en realidad, ya lo tienen. Pero, además, quieren acompañar esas medidas con reducciones de cotizaciones a la Seguridad Social. Así conseguirán más beneficios y menos cortapisas en la siguiente crisis. El Gobierno español ya les ha permitido que capitalicen el paro de quienes contraten del desempleo. Una financiación por la cara, porque el trabajador no tiene garantizado un puesto de trabajo estable.

Se me antoja que los trabajadores debemos decir basta a estas agresiones. Porque es claro que cuando estos empresarios y banqueros amasan enormes beneficios no los reparten. Ha ocurrido en los quince años anteriores. Los empresarios en este tiempo nos han aportado más precariedad laboral, salarios más bajos, dobles y triples escalas salariales en una misma empresa, peores condiciones de trabajo, discriminación y ritmos más elevados de producción, lo que juntado en una coctelera nos da un aumento de la siniestralidad laboral que, como la prevención de riesgos laborales es una carga más para ellos, la subcontratan o no la aplican, porque saben que la Administración pública mira a otro lado.

Creo que los trabajadores tenemos que ponernos en marcha. Intentar parar estas agresiones que empeorarán nuestras condiciones de vida y de salarios. Aurrera!