Primavera
Ines INTXAUSTI | Crítica de televisión
Acaba de llegar la primavera y todo Edmundo sabe cómo ha sido. Un doloroso parto invernal lleno de nieve, inundaciones, lluvia y más lluvia. La población, un poquito -un poquito- más ligera de ropa, se asoma a las calles con semblante optimista y talante. ¡Sí, señoras! Talante primaveral es lo que urgentemente necesitamos para lo que nos espera. Así las cosas, me resulta más fácil observar los rostros de los que me acompañan en la calle. Transeúntes con prisa y despacio. Gente que sonríe o que frunce el ceño, según la materia de la que esté hecha su semana laboral. Sin embargo, tanto los felices como los que no lo son tanto se parecen físicamente más de lo deseable. Cada vez nos componemos de menos prototipos físicos. Una señora que se acerca de frente me recuerda a otras tantas que ya he visto a lo largo (o corto, según se mire) de mi vida. Mandíbula angulosa, bolsas en los ojos y melena marrón. Desde luego, no me negarán, hay cientos como ella. Luego una joven rubia y bien formada taconea el asfalto de la ciudad al tiempo que acá y allá lo hacen cientos similares a sí misma. Cada vez somos más parecidos. Cada vez nos parecemos más a los otros. La genética, ese bisturí natural, nos hace semejantes entre nosotros. Hay pocos grupos sanguíneos, pocas razas y orígenes de mezcla. Y, claro, el paisaje racial y humano no es muy variado. Si a eso añadimos que en las próximas comuniones sacramentales que esperan tras el mes de abril muchos de los adolescentes han pedido ya a sus padres un cambio de sexo por tragarse la primera hostia o la primera cirugía estética... nos hace sospechar que en unos años obedeceremos a menos -si cabe- tipos físicos que en la actualidad. La televisión hace mucho que superó esta fase de uniformación en la apariencia. Casi todos los rostros que asoman en nuestras pantallas obedecen a un único canon. Es como si ya hubiera habido un casting para convertirlos en bichos televisivos. De hecho, hay un almacén de personas que se ha presentado a Gran Hermano y no ha sido elegido con el que se rellena el resto de programas con «caras» nuevas y un solo sol. El que más calienta.