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Tercera derrota consecutiva de los azulgranas

La fatalidad del necesitado se instala en Ipurua

Una jugada desgraciada y un error imperdonable mantienen al Eibar hundido en la zona de descenso.

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EIBAR 1

SALAMANCA 2

Amaia U. LASAGABASTER | EIBAR

El Eibar ejerció de perro flaco para sumar su tercera derrota consecutiva. La fatalidad que siempre parece acompañar a los más necesitados se ha instalado en el equipo azulgrana que, contra el Salamanca, como ya le ha sucedido en anteriores ocasiones, acumuló infortunios, responsabilidad propia y ajena.

Y aunque en sala de prensa los protagonistas se esforzaron en ello, parece imposible realizar una sola lectura positiva de lo que sucedió en Ipurua. Porque el Eibar volvió a dejar pasar una gran oportunidad de recortar distancias -en una jornada plagada de empates, ninguno de los once equipos que le preceden en la clasificación ganó-, lo que le mantiene a cinco puntos de la salvación e incluso con el Alicante, que parecía desahuciado, cada vez más cerca; no pudo hacer bueno el tópico del nuevo entrenador, perdiendo buena parte del «efecto revulsivo» que se buscaba con el relevo en el banquillo. Y además fue resposable directo de la derrota, porque un error garrafal permitió al Salamanca anotar el 1-2, después de que los armeros hubieran hecho lo más difícil.

Antes de llegar a ese mazazo pasaron bastantes cosas. No tanto en un primer tiempo con mucho fútbol de trinchera y escasa espectacularidad, en el que los locales, ante un Salamanca que esperó casi hasta el descanso para probar al debutante Pampín. Tampoco sobraron las ocasiones en el área visitante, pero Carlier, Arruabarrena y Sutil rozaron el gol en esa primera parte.

El panorama cambió por completo nada más reanudarse el choque. Y el «nada más» es literal. En 30 segundos, en una acción en la que cabe hablar más de infortunio que de error, una falta de entendimiento entre Raúl García y Ander Alaña convirtió en gol del Salamanca lo que ni siquiera había sido ocasión de los charros.

El planchazo fue rotundo. Tanto que, durante algunos minutos, dio la impresión de que, con un Eibar incapaz de reaccionar y un rival que empezaba a cogerle el gusto a la contra, aquello podía acabar de la peor manera. Y al final lo hizo, pero antes hubo tiempo para soñar con la remontada.

Rebuscando, rebuscando, el Eibar acabó por encontrar el impulso que le faltaba. Mediado el segundo tiempo se estiró, forzó la expulsión de Mikel Dañobeitia y enlazó una serie de acciones a balón parado en las inmediaciones del área blanquinegra que acabaron metiéndole en el partido. Sobre todo cuando Markel cabeceó un córner al fondo de las redes y equipo y afición se vinieron arriba.

Segundo y definitivo golpe

Llegaron los mejores minutos del Eibar, que buscaba el segundo con denuedo, ante un rival cada vez más convencido de las bondades del empate. Y entonces llegó el segundo y definitivo mazazo. A tres minutos del final y cuando los armeros lamentaban todavía el balón que Germán Beltrán había enviado al palo, el colegiado puso la cuerda inventándose una falta en el centro del campo y el Eibar se colgó de ella, protestando la acción mientras Miku e Isaac, bastante más listos que sus anfitriones, sacaban el balón con velocidad para anotar el 1-2 sin la más mínima oposición

Enmudeció Ipurua, consciente de que a un Eibar obligado a sumar 24 de los próximos 42 puntos se le empiezan a agotar las oportunidades.

«Con este espíritu nos vamos a salvar»

Se esforzaron los azulgranas en encontrar alguna lectura positiva aunque, sobre todo en los jugadores, los rostros dejaban bien a las claras el mazazo que había supuesto la derrota.

Josu Uribe, que no pudo estrenarse con victoria, destacaba la actitud de los suyos. «Con este espíritu, nos vamos a salvar -aseguró-. Si nos lo creemos, ya contagiaremos al que escuche. Mientras nos queden puntos, vamos a luchar. Equivocándonos un poco menos, nos vamos salvar», reconoció. En este sentido, el técnico aseguraba que «nos hemos equivocado una vez y media», en «dos acciones rarísimas que nos han costado el partido». Calificó de «infortunio» la primera y de «jugada que no puede suceder» la segunda, aunque insistió en que «han trabajado de manera impresionante. Hemos sido valientes, hemos presionado arriba... Aunque hoy lo hayamos hecho, jugando así es difícil perder».

Por eso, en el mismo tono optimista, Uribe abogó por «ser fuertes y pensar en que vamos a poder sacar algo en Córdoba». A.U.L.

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