El líder de la opositora Liga Musulmana-N (PML-N) Nawaz Sharif decidió sumarse ayer en Lahore, donde reside, a la «larga marcha» hacia la capital paquistaní para denunciar la gestión del presidente, Asif Ali Zardari, y la imposición de un «estado policial». Sharif, supuestamente bajo arresto domiciliario junto a los convocantes de la protesta, calificó de «ilegales» estas órdenes, cuya veracidad negó el Ministerio de Interior. «No aceptamos estos arrestos. Hoy -por ayer- ha llegado el día de salir de esta casa y de llevar a Pakistán hacia su destino», afirmó a la puerta de su residencia en el barrio de Model Town antes de sumarse a la comitiva, que se dirigió al Tribunal Supremo provincial de Punjab. Miles de personas, a pie o en vehículos, se fueron sumando a la protesta, que oficialmente exige la rehabilitación de los jueces expulsados en 2007 por el entonces presidente Pervez Musharraf.

Pero lo que realmente ha soliviantado a la PML-N fue el reciente veredicto del Supremo que inhabilitó a Sharif y su hermano, Shahbaz, para ocupar cargos públicos y que expulsó a éste de la jefatura del Gobierno de Punjab. Zardari, presionado por el Ejército y EEUU para reducir la tensión política, ofreció el sábado a Sharif negociar la restauración de los magistrados y anunció que el Gobierno recurrirá la resolución del Supremo.

«Preludio de una revolución»

Las fuerzas de seguridad cortaron todas las rutas de acceso a la sede del tribunal, donde Sharif tenía previsto ofrecer un mitin. La Policía empleó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que intentaban llegar y que respondieron con el lanzamiento de piedras. «Habéis visto que el país se ha convertido en un estado policial. Han bloqueado todas las carreteras, han utilizado todo tipo de tácticas ilegales», remarcó. Dejó claro que el Gobierno no logrará paralizar la «larga marcha» a Islamabad, que también amaneció sellada para impedir la protesta prevista para hoy.

En una entrevista telefónica con el canal privado Geo TV, el líder opositor calificó de «histórico» este momento. «Es el preludio de una revolución para salvar Pakistán», insistió.

Varios analistas paquistaníes resaltaron lo caótico de la actual situación. Para el investigador de la Universidad de Karachi Jaffer Ahmed, «está al borde de la anarquía. El Gobierno ha perdido toda su credibilidad».

«Si seguimos así, el Ejército intervendrá de un momento a otro», advirtió el general retirado y analista Talat Masood.