Cai Guo-Quiang: la expresión artística más global de China llega al Guggenheim
La dialéctica entre historial local y globalización es el nexo común que unen las distintas obras de la exposición retrospectiva del artista chino Cai Guo-Quiang que hoy inaugura el Museo Guggenheim de Bilbo y que permanecerá abierta al público hasta el próximo 6 de setiembre.
Txema GARCÍA | BILBO
La industria del automóvil, tan golpeada por la crisis, ya tiene un espejo en el que mirarse: sólo basta acudir al Museo Guggenheim de Bilbo y contemplar una de las obras del artista chino Cai Guo-Quiang. Allí, en el atrio principal, una espectacular instalación muestra, a modo de metáfora cruel de la situación económica actual, ocho coches colgados sobre hilos metálicos, vertiginosamente suspendidos sobre el vacío y atravesados por tubos de luces intermitentes, como si de aceradas lanzas se tratase. Eso será lo primero que se encuentre el visitante que acuda a contemplar la exposición «Quiero creer», que ayer fue inaugurada con la presencia del artista chino y que permanecerá abierta hasta el 6 de setiembre.
La muestra, que ya antes fue exhibida con gran éxito de público en el Guggenheim de Nueva York y en el Museo Nacional de de Arte de China en Beijing, supone una completa retrospectiva de este artista, comisario y creador de proyectos a gran escala, reconocido a nivel internacional, y que adquirió aún más notoriedad tras su contribución artística a las ceremonias de inauguración y clausura de los Juegos Olímpicos de 2008.
En la exposición pueden contemplarse más de cincuenta obras de Cai Guo-Quiang, que van desde los años ochenta hasta el momento actual, seleccionadas de importantes colecciones públicas y provadas de Estados Unidos, Europa y Asia.
«Destruir para crear» es el leif motiv que impulsa el trabajo de este artista, cuya obras beben de fuentes tan distintas como son la mitología antigua, la historia militar, la cosmología taoísta, las tácticas revolucionarias maoístas, la filosofía budista, la tecnología pirotécnica, la medicina china y los conflictos globales contemporáneos.
La muestra explora, a lo largo de la segunda planta del Museo, la creación por parte del artista de un lenguaje visual y conceptual distintivo a través de cuatro elementos: dibujos con pólvora, proyectos de explosión, instalaciones y proyectos sociales.
Así, entre los trabajos presentados destaca «Dibujo para las huellas de la historia» (2008), un gran dibujo panorámico con pólvora de más de 33 metros de longitud; «Reflexión - Un regalo de Iwaki» (2004), un obra en la que los restos de un barco naufragado se convierten en receptáculo para varias toneladas de porcelana blanca, procedente de miles de pequeñas estatuas y platos rotos, como forma de reflexión sobre los fatídicos acidentes durante el intercambio de mercancías y creencias entre China y Occidente.
Otra instalación clave es «Patio de la recaudación de la renta de Bilbao» (2009), que incluye más de setenta esculturas de arcilla de tamaño natural dispuestas en distintas escenas narrativas que se han construido en el propio museo con la colaboración de escultores chinos y estudiantes de la Facultad de Bellas Artes. Se trata de una pieza de gran carga emocional, inspirada en un conjunto escultórico del realismo socialista de 1965 que se reprodujo e instaló en ciudades de toda China.
Cai Guo-Quiang defiende su utilización en sus creaciones por la «espontaneidad» que les otorga y lo «impredecible» de sus resultados, ya que, frente a la faceta destructiva asociada a ese material, el creador valora su capacidad de transformación.
Artista: Cai Guo-Quiang.
Lugar: Museo Guggenheim de Bilbo.
Fecha: Del 17 de marzo al 23 de agosto.
Obra: Más de cincuenta trabajos, entre instalaciones y dibujos.