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Jon Odriozola Periodista

Resemantizar la semántica

Ahora es moda decir que es falso que la izquierda abertzale no está representada en el Parlamento vascongado: ahí está, con un par, Aralar. ¿Y qué es Aralar? Pura cosmética paniguada que vive, políticamente, del cansancio y la fatiga humana de mucha gente

Extraña democracia la española rebosante de embelecos y trampantojos donde siempre pierde el pueblo trabajador. Extraña y siniestra. Nadie es quien dice ser. Ni el PSOE es un partido socialista, no ya de corte revolucionario, qué escándalo, en estos tiempos en los que el «sujeto revolucionario» es una entelequia y la clase obrera, si no se aburguesa, se hamburguesa.

Ni el PNV es un partido nacionalista -y no digamos independentista- con una burguesía que, lejos de añorar un, digamos, «jagijagismo» coherente, se torna compradora, regionalista y vendepatrias, amén de poltronera y agiotista. Tampoco Ezker Batua es precisamente el ejemplo de un partido comunista de nuevo tipo que sueña con la toma de palacios invernales en estos socaires posmodernos que corren que se las pelan.

Ahora es moda decir que es falso que la izquierda abertzale no está representada en el Parlamento vascongado: ahí está, con un par, Aralar. ¿Y qué es Aralar? Pura cosmética paniguada que vive, políticamente, del cansancio y la fatiga humana de mucha gente que ve que pasa el tiempo y no se vislumbra una salida al llamado «conflicto vasco». Un exutorio, también, de malas conciencias. No son ni vanguardia ni retaguardia de nada: simplemente oportunistas que se aprovechan de los costes humanos que deja la larga lucha por la independencia de este país. Coste que ellos, esnobs educados y elegantes, no están dispuestos a asumir. Personajes que piensan que, cuanto más sufra este pueblo, su parte más sana y concienciada, más personas se cansarán y eso les dará la razón a ellos. No la represión, sino las consecuencias de la represión. De EA no digo nada, salvo que de socialdemócratas tienen lo que va del Tío Gilito a Rosa Luxemburgo. ¿Diremos del PP que es el único partido que es lo que dice ser? Si en la anterior legislatura eran de «derecha extrema», ahora son de centro-derecha y, si en España se llevan a matar, aquí se besan.

¿Me olvido de alguien? Por supuesto, de la izquierda abertzale. La única que va de lo que dice ser y que no engaña a nadie. Y, porque no engaña, se la ilegaliza y se encarcela a sus dirigentes. Y ello porque en esta «democradura», que diría E. Galeano, no se puede ser lo que se dice ser. Hay que ser lo que no se es. Se trata de un decir que se des-dice. Un vivir sin vivir y muero porque no muero, pero sin la mística (y el beleño) de la santa de Ávila. Matar la semántica y resemantizar el verdadero significado de las nobles palabras. Nos quieren disléxicos.

En realidad, lo único real que asoma en esta farsa son los freudianos lapsus linguae. Lo real es más crudo que la (pre)cocinada realidad. Un ejemplo: cuando Rajoy dijo, pensando que la «realidad» no le oía, o sea, los micrófonos que «dicen» la «realidad», que tenía que ir al coñazo (sic) del desfile militar, fue cuando cayó el velo de Maya y tembló el misterio. Se sinceran cuando creen que no se les escucha. Cuando saben que se les escucha, mienten. No es esquizofrenia. Es la degeneración propia de una democracia a hurtadillas, de un mirar de reojo y no a la cara para afrontar los problemas. Lo saben pero ahí le andan a ver lo que dura.

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