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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Garzón, hecho un guiñapo

Dicen que fue Napoleón quien dijo que quien sirve al Estado sirve a un ingrato. No le faltaba razón. Y para muestra vale el botón del juez Garzón, que fuera aclamado como un torero de moda, aplaudido como un cantante de éxito y celebrado como un científico de relumbrón. Ahora le toca robar la hiel de quienes le jaleaban.

Pedro G. Cuartango, subdirector de «El Mundo» le ponía ayer como chupa de dómine después de denunciar «la imagen que él ha cultivado: la de un juez independiente, justiciero y en una permanente lucha contra los malos». Empieza fuerte. Según el edecán de Pedro J. Ramírez, el magistrado estrellado «siempre se ha preocupado de estar a buenas con el poder para ascender en su carrera». Y matiza que la única excepción fue la del GAL después de haberse sentido timado por Felipe González. O sea, que eso también estuvo mal. Presenta Cuartango a Garzón como un pelotilla de oficina: «Garzón siempre ha remado a favor del poder. Lo hizo en la etapa de Aznar cuando sirvió de ariete a Mayor Oreja en la lucha antiterrorista. Y luego lo volvió a hacer cuando Zapatero ganó las elecciones hace cinco años». O sea, pelotilla y chaquetero. Más aún, también es pesetero: «Garzón siempre se ha cuidado mucho de llevarse bien con el que manda, pero además es un hombre que ha cultivado sus relaciones con los grandes poderes económicos. El Banco Santander le pagó una beca de 200.000 dólares en Nueva York en 2006 y luego archivó una querella contra Botín sin tomarse la molestia de abstenerse. Pero Garzón ha cobrado también importantes cantidades de La Caixa, que le ha contratado para dar conferencias y otros trabajos». Para más inri, también corrupto. Y vividor: «Nuestro juez no es un hombre al que le guste quedarse en casa leyendo libros de leyes. Frecuenta los saraos a los que acuden los políticos y los poderosos y le gusta estar siempre en primera fila donde hay cámaras». La cosa no queda ahí. Cuartando reserva para el final la sentencia inapelable: «Toda la trayectoria de Garzón es un puro disparate, una huida hacia adelante trufada de sectarismo y fobias personales. Es uno de los peores jueces de España y sus autos revelan una pésima formación intelectual». ¡Pobre muñeca rota!

 

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