Tras las elecciones del 1-M
El PP pone al PSE condiciones fáciles sobre ETB y la política educativa
Ramón SOLA | IRUÑEA
El PP sólo reclama al PSE «alguna garantía política», ya se verá si materializada por escrito, para llevar hasta Lehendakaritza a Patxi López. La situación de las negociaciones para la definición del gobierno fue abordada ayer por la dirección del PP en la reunión semanal, en la calle Génova de Madrid. A la salida, en una conversación informal con periodistas, Antonio Basagoiti, marcó los dos terrenos en los que el PP quiere incidir: ETB y la política educativa.
Ninguna de las dos cuestiones parece problemática para el PSE, toda vez que el nivel de exigencia del PP se reduce a proclamas básicas como «la garantía de libertad de elección» a la hora de elegir en qué lengua euskaldunizarse (algo que ya existe en la realidad). En cuanto a ETB, la demanda del PP parte de otra premisa igualmente falsa: «Quiero que Patxi López me diga que la ETB dejará de ser de Batasuna», señaló ayer Basagoiti.
El PP se ha visto obligado a elevar un tanto el nivel de exigencia verbal después de que Rodolfo Ares (PSE) diera por seguro el viernes que López ya tiene los votos para ser lehendakari. Como ejemplo, su presidente, Mariano Rajoy, tildó ayer de «inaceptable» que «se nos pida firmar un contrato de adhesión a algo desconocido». Basagoiti lo había expresado de modo más gráfico al final de la semana al considerar que «el PSE nos quiere para la noche de bodas, pero no sabemos si al día siguiente se va a ir con otra».
Rajoy recordó además que los antecedentes del PSE no les invitan a fiarse. En cualquier caso, resulta significativo que el PP ni siquiera haya movido su posición favorable a López tras la maniobra desesperada del PNV de airear presuntas conversaciones entre miembros del PSE y la izquierda abertzale. La número dos de Rajoy, Dolores de Cospedal, dijo rápidamente que lo entendían como una pataleta del PNV, y un día después añadió que «deseo de todo corazón que López sea lehendakari».
Blanco: «Estamos valorando»
El terreno de juego de esta negociación está ya plenamente delimitado por tanto, pese a haberse celebrado sólo una reunión oficial (nadie duda de que antes hubo contactos entre PSE y PP). Queda por decidir básicamente si habrá o no algún texto de acuerdo que se redactaría en términos muy genéricos, porque el PSE pretende dejarse las manos libres para buscar después acuerdos puntuales con diferentes fuerzas, no sólo el PP.
Desde Madrid, José Blanco dijo que sus compañeros del PSE «están valorando» la posibilidad del acuerdo escrito y vaticinó que todavía queda «un largo camino» hasta que se concrete el final del proceso. Añadió además que quieren preservar «la buena relación que siempre hemos tenido con el PNV», aunque para ello le reclaman que asuman el paso a la oposición. «Entendemos que les disguste salir del gobierno, pero es un error grave que planteen eso como cuestión de legitimidad», añadió el vicesecretario general del PSE.
Otro diputado vasco influyente, el ex líder del PSE Ramón Jáuregi, insistió en que su partido quiere un Gobierno de Lakua que no dé imagen de «frente españolista». Para ello, en primer lugar Patxi López tratará de incluir en su gabinete a independientes que respondan a «la cultura de un vasquismo integrador».
Jáuregui se hizo eco, en una entrevista a Telemadrid, de la posibilidad de tensiones con las diputaciones de Araba, Gipuzkoa y Bizkaia, que están en manos del PNV. Al respecto, advirtió que si el partido jeltzale «se enroca para hacer oposición», se crearía una situación «muy peligrosa». Y en este contexto, no descartó que se pudiera presentar una moción de censura contra Xabier Agirre en Araba: «Es una hipótesis que está sobre la mesa».
Javier Rojo, presidente del Senado, apostilló que un acuerdo PSOE-PP le parece «una solución imperfecta», pero justificó el desalojo del PNV porque «no ha sido capaz de ponerse en la piel del resto de la sociedad que está con el Estado de Derecho».
Se espera que las delegaciones del PSOE y del PP mantengan hoy una nueva reunión oficial, la segunda después de la celebrada el pasado jueves en la sede del PSE en Bilbo.
En esta segunda ronda, el PSE recibirá también a EB en busca de un posible nexo de colaboración estable, pese a tener sólo un parlamentario. El resto de partidos no han sido invitados.
El PNV vuelve a ver «algo oculto», en este caso tras la decisión del PSE de gobernar en solitario una vez que el PP le aúpe a Lehendakaritza. Así lo dijo su presidente, Iñigo Urkullu, ayer en una entrevista a Radio Nacional en la que remarcó que «se trataría del gobierno más débil que hayamos tenido nunca, salvo en 1986 después de la escisión del PNV, y además con la actual situación económica, por lo que me pregunto si hay algo oculto».
Urkullu incidió en su conocida teoría de la conspiración, según la cual existe una «pinza» formada por un lado por PSOE y PP y, por otro, por «la autodenominada izquierda abertzale, que ha decidido no presentarse a los comicios con el juego de `cuanto peor, mejor'».
Añadió que les resulta más sospechoso todavía que el PSOE no vaya a conformar una unión estable con el PP, sino que prefiera gobernar en solitario. Y expuso dos hipótesis: una ligada a «los cálculos electoralistas futuros en el Estado español», dado que las elecciones europeas están cercanas; y otra, «algo relacionado con el mundo de Batasuna» .
Pese a todo ello, el máximo mandatario del Euzkadi Buru Batzar afirmó que a su formación no le da «vértigo» perder las riendas de Ajuria Enea, y recordó además que gobiernan en las tres diputaciones. Al hilo de ello, Iñigo Urkullu reconoció su preocupación con «un escenario político en el que el único objetivo común entre PSE y PP parece que es desalojar a Ibarretxe, y no se plantean bases comunes de políticas sectoriales».
«La sociedad vasca no ha primado el cambio, sino que ha reforzado al PNV con sus votos, y si estamos en la oposición es porque nos han echado», puntualizó Iñigo Urkullu en la entrevista.
Pero la indignación con que los jelkides contemplan la probabilidad de quedarse fuera del Gobierno de Lakua alcanzó su mayor expresión en un artículo del senador Iñaki Anasagasti en su blog. Allí incluye en esa conspiración entre múltiples bandas a Juan Carlos I, el Rey español, de quien recordó que antes de la campaña manifestó su deseo de que Patxi López llegara a lehendakari (según rumores aireados por dirigentes jelkides, lo explicitó en una visita a la Universidad de Deusto hace unos dos meses).
Anasagasti escribe que Ibarretxe será descabalgado por López «siguiendo el consejo del Rey», al que acusa de «irresponsable y desleal». Afirma que las palabras pronunciadas en privado en Deusto «hubieran armado la de Dios es Cristo» si hubieran hecho referencia a un asunto de politica estatal: «El Rey acababa de meter la pata hasta el corvejón. Pero un manto de silencio cubrió el despropósito de un rey patoso y borde que espero le hiciera caer del guindo a más de uno», relata.
Así las cosas, Anasagasti propone que ningún nacionalista vasco acuda a las recepciones reales en lo sucesivo, «porque sólo sirven para mayor gloria de un señor con doble cara y como feria de vanidades». «La generosidad asimétrica de la transición se está rompiendo», añade el senador jeltzale en su artículo.
Aunque inicialmente se habló de abril, el Congreso Extraordinario de EA no tendrá lugar hasta finales de junio si prospera la propuesta hecha ayer por la Ejecutiva Nacional del partido, que pasa ahora a la Asamblea. Tras constatarse que no era posible celebrar la cita el 4 de abril, debido a la premura de tiempo, y teniendo en cuenta que posteriormente llega la campaña electoral para las europeas, la Ejecutiva ha considerado conveniente fijar las fechas del 20 y 21 de junio.
La decisión de cómo conducir este proceso derivado del mal resultado electoral no fue unánime. Según se supo más tarde, dos miembros de la Ejecutiva presentaron su dimisión: se trata del secretario general del partido, Joseba Azkarraga, hasta ahora también consejero de Justicia de Lakua, y de Nekane Altzelai, que ejercía como secretaria de Asuntos Sociales en la dirección y que en estos años ha sido parlamentaria y cabeza de lista al Congreso por Gipuzkoa (no logró mantener el escaño de Begoña Lasagabaster).
Según informaron fuentes de EA a la agencia Efe, Azkarraga no acudió a la reunión pero mandó una carta en la que hacía efectiva su renuncia al cargo por «estar en desacuerdo con cómo se está procediendo en el seno del partido». Su sintonía política con Altzelai es conocida. Azkarraga había defendido que la Ejecutiva dimitiera en bloque tras el batacazo electoral, pero la idea no prosperó. Por lo que respecta a Altzelai, comunicó su decisión ayer, de modo personal. En los últimos días, dirigentes de EA como Mikel Irujo o Rafa Larreina han abogado por ratificar la línea política defendida por el partido en los últimos meses.
La Ejecutiva Nacional tomó otras decisiones, como encomendar al veterano parlamentario navarro Koldo Amezketa que lleve las riendas del partido durante este proceso congresual, siempre que lo acepte la Asamblea. Comunicó además que será la próxima semana cuando se haga efectiva la dimisión del presidente de la formación, Unai Ziarreta, anunciada en la noche del 1 de marzo.
El Congreso Extraordinario de junio tendrá un triple objetivo, según subraya la nota: «Elegir a la nueva dirección», «aprobar la ponencia política» y «redactar los nuevos estatutos de EA».