Maite SOROA | msoroa@gara.net
Los objetos del deseo
A estas alturas de la jugada nadie pone en duda que la cosa del Gobierno de Lakua se resolverá con Patxi en Ajuria Enea y Basagoiti en su confortable escaño parlamentario. El asunto se centra ahora en cómo lo harán y, sobre todo, para qué.
Edurne Uriarte, en «Abc» mostraba su preocupación por la dudosa fidelidad de López porque, en su opinión, lo del pacto «más que una noche de bodas, esto parece, de momento, una noche de sexo». Suena fuerte ¿verdad? Sigue Edurne con el símil del ñaca-ñaca: «Que de la noche de sexo vaya a surgir el amor, como esperan los más optimistas de los constitucionalistas vascos, francamente, no lo veo. Confío algo más, y no demasiado, en los buenos resultados históricos de los matrimonios de conveniencia. En un pacto escrito, firmado antes de la noche de bodas, que deje muy claras las obligaciones del novio». Bueno, es una forma de entender la política...
Más concreto, si cabe, era José Antonio Gundín en «La Razón» que concretaba el objeto de sus deseos: la Ertzaintza. La urgencia de Gundín es tomar las riendas de la polícía autonómica porque, aseguraba, «el régimen nacionalista, que ha gobernado vidas y haciendas, ha utilizado a la Ertzainza como los señores feudales a sus guardias de corps, reduciéndola a una mera contrata de `seguratas'. Mediante un pacto tácito y siniestro, los etarras han mantenido con el PNV la misma distancia que los ertzainas con ellos. Y si alguna vez una de los dos partes se extralimitó, rápidamente se restableció la distancia de seguridad, que entre familiares no hay que hacerse daño, como dijo Arzallus». Este no ha pisado Gipuzkoa, Bizkaia o Araba en los últimos treinta años.
Gundin tiene, además, la fórmula: «Es hora ya de que la Policía vasca sirva para algo más que para organizar carreras ciclistas. Tiene profesionales excelentes y verdadaderos servidores de la ley. Sólo necesitan mandos a su misma altura, dedicados a combartir el matonismo etarra, a erradicar el miedo y a devolver la libertad a la calle. Los ertzainas no son los gorilas del nacionalismo, sino los defensores de todos los ciudadanos. De entre los muchos cambios que el próximo lendakari debe promover, el de la Ertzaintza es el primero». O sea, más hule.