Alazne BASAÑEZ

«Para haber tanta gente aquí, tiene que haber algo barato», manifestó una señora acercándose a una de las mesas en las que baserritarras preparaban bolsas y productos poco antes de abrir la segunda edición del Mercado Transparente, iniciativa que, impulsada por EHNE, asociaciones de consumidores y ecologistas, deja en evidencia que los extremos de la cadena alimentaria son los más afectados por el alto diferencial entre el precio que se paga a los productores y el que abonan los consumidores. A cambio de veinte euros, se distribuyeron bolsas con un cuarto de cordero, dos bolsas de litro de leche y un cuarto de queso de vaca. El lote a precio de mercado supera los treinta euros.

Un cuarto de hora antes de las 11.30, momento previsto para la apertura del mercado, más de dos centenares de personas esperaban pacientemente, muchos de ellos desde hacía más de una hora, ante el teatro Arriaga. Formando una media elipse que se iniciaba en el primer escalón de la plaza, la fila se adentró en el puente del Arenal y despertó la curiosidad de los transeúntes. «¿Qué pasa?», fue la pregunta más repetida y algunos, incluso, saltándose la formación se acercaron a las mesas que ya exponían los productos y pedían una bolsa. «Tiene que hacer cola», le respondieron, aunque para entonces la demanda era claramante superior a la oferta.

«Hemos preparado 200 bolsas, ya que el precio era más caro que en la edición anterior», explicó Mikel Kormenzana, presidente de EHNE-Bizkaia. Y se quedaron cortos, cortísimos. Fueron muchas las personas que se fueron sin un «menú» de cordero para la celebración de San José a un precio más asequible que en los establecimientos al uso, donde ayer el kilo de cordero se vendía a una media de diez euros.

A diferencia del mercado realizado hace diez meses, cuando se distribuyeron bolsas también reutilizables con 300 gramos de filetes de carne con Euskolabel, una lechuga, dos tomates de ensalada con label, pimientos de Gernika, un trozo de queso Idiazabal y dos ciruelas de Urduña a tres euros, en esta ocasión el mercado se centró en los productos ganaderos, ya que son los que están viviendo situaciones más críticas. Entonces se repartieron 400 bolsas, y ayer, la mitad porque era más caro. La respuesta de los consumidores, sin embargo, superó todas las expectativas. «No es justo que nos cobren lo que nos cobran», subrayó una mujer que esperaba en la cola en referencia a los precios que se pagan en las cadenas comerciales.

Precios reales

«Son productos del baserri a precios reales», explicó Kormenzana, antes de denunciar que las grandes industrias y distribuidoras actúan como «auténticos lobbys». «Cada vez pagan menos a los baserritarras y cobran más a los consumidores», señaló, antes de apostillar que esa política vulnera el derecho a la alimentación del consumidor y el derecho a existir del baserritarra.

Un gran panel informativo tradujo a ejemplos sus palabras: la lechuga que se paga a 0,31 a los baserritarras, se cobra 0,90 a los consumidores; la acelga inicia su camino al mercado en o,75 y llega a la cesta de la compra a 2,25.

Según indicaron, los baserritarras perciben sólo el 30% del precio final de los productos agrarios, el 70% restante corresponde a los intermediarios. «A duras penas se cubren los costes de producción», concluyeron.

La relación directa entre productores y consumidores salva ese diferencial. «Hacemos un gran esfuerzo, pero recibimos un buen precio», mejor que el obtenido de las grandes distribuidoras, resumió Kormenzana.

La denuncia de los productores no es nueva para los consumidores y algunos de los presentes en la cola eran cons- cientos de que «les pagan bastante poco».

Reclaman un observatorio de precios para velar por la transparencia en el proceso de formación de los precios y consideran que debería tener capacidad de intervención e imposición de sanciones ante prácticas comerciales abusivas o fraudulentas. Defienden un doble etiquetado, que muestre el precio en origen cobrado por los productores, además del precio final pagado por los consumidores.

El presidente de EHNE-Bizkaia alertó de que el abuso de la industria agroalimentaria está haciendo desaparecer al baserritarra y llamó a reflexionar de «dónde vendrán los alimentos cuando desaparezcamos».

En un intento de evitar esa situación, de acentuar la relación directa entre productores y consumidores, avanzó que, en breve, se presentará una propuesta social -nekazal sarea-, iniciativa que ahondará en la venta directa a aprecios competitivos.

En el mercado, se han repartido ya bastantes bolsas y la cola de personas que esperan su turno sigue siendo importante. «¿Va a llegar para todos?», preguntó una señora a los baserritarras. «No, no hay para todos», constatan mirando a las decenas de ciudadanos que aún continúan a la espera. «Habrá que hacer otra la semana que viene», aseveró Kormenzana. Y, a la vista de la respuesta que ayer obtuvo el mercado transparente, la iniciativa no caería en saco roto; menos aún en los tiempos que corren.

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