Las afecciones que ya está produciendo la extracción de roca caliza en la cantera de Rezola, en sus frentes de Larrako y Goriko, y los primeros trabajos de la Variante Sur Metropolitana preocupan a quienes durante los últimos años vienen defendiendo el entorno del arroyo Bolintxu por la riqueza de su flora y el ecosistema fluvial.

«La cantera avanza sin remisión hacia los terrenos de Bolintxu», alertan. Defensores de los valores naturales del macizo de Pagasarri consideran que los responsables de la Sociedad Financiera y Minera SA -la compañía que explota la cantera- están centrando sus esfuerzos en acometer a medio plazo la dura caliza del macizo rocoso de Pastorekorta. Mientras afrontan ese frente y mantienen la actividad en otros tajos habituales, excavadoras y nagolita extraen piedra en la cumbre de Landagarai. Estos terrenos fueron expropiados en 2006, después de que un año antes se solicitara y concediera ampliar la extracción de caliza de 84.000 a 248.000 metros cúbicos.

A pesar de que la crisis económica ha afectado profundamente a la construcción de viviendas, la demanda de piedra y hormigón para acometer el TAV y la Supersur no ralentiza la destrucción de los montes en los límites del área protegida por el futuro Plan Especial de Pagasarri, impulsado por el Consistorio bilbaino. Lakua concedió un permiso para su explotación hasta 2041.

Al mismo tiempo que continúa la extracción, advierten los ecologistas, se están expandiendo los terrenos bajo el control de la cantera a través de expropiaciones, compras y permutas. Su preocupación se centra en que los gestores de la explotación han fijado su mirada en los tajos cercanos a Pagasarri después de constatar que el material de los frentes del este es de «baja calidad».

Tampoco descartan que la ingente cantidad de piedra y hormigón que va a ser necesaria para construir la Supersur y el TAV impulse la apertura de la propia cantera de Bolintxu, que fue abandonada hace décadas. Este lugar, por cierto, es contemplado por la sociedad foral Interbiak como vertedero de la tierra que se extraerá de la perforación de los túneles que atravesarán Arnotegi en dirección a Bolintxu.

El avance de los tajos en la cantera de Rezola, aseguran, puede afectar a los cursos de agua del ecosistema de Bolintxu, especialmente a los que alimentan a corrientes subterráneas como la del sistema Nogales. «La fuente de Pastorekorta y la de Antsola podrían verse afectadas», comentan.

«Bolintxu se halla en este momento en un proceso de asedio por parte de túneles, autopistas, escomberras y canteras que harán prácticamente imposible que, una vez hayan acabado todas las explotaciones y actividades, pueda volver a ser lo que siempre fue: el lugar más tranquilo y de mayor valor natural de Bilbao», manifiestan.

Tras los sondeos que se han efectuado en Bolintxu y sus inmediaciones, ecologistas y usuarios de Pagasarri han denunciado nuevas afecciones, como la pista que se ha abierto desde Seberetxe hacia el sifón de Bolintxu, a media ladera, «cortando todo tipo de arbolado». A final de febrero, apostillan, operarios efectuaron sondeos en la zona próxima a donde luego se ha trazado el camino. No ocultan su preocupación y más al ver que nadie, al margen de los habituales de este pulmón de Bilbo, protestan por los destrozos que se vienen sucediendo.

El trazado de la Supersur es, sin duda, la mayor «amenaza» que acecha a Bolintxu, ya que sobre el barranco se construirá un viaducto de 160 metros de longitud a 42 metros de altura, con dos plataformas independientes de 10,5 metros de anchura, con dos carriles en cada sentido. Aunque desde la Diputación vizcaina se asegura que aún Interbiak, la sociedad foral impulsora del controvertido proyecto, no lo ha aprobado y que antes de someterlo a información pública el Consejo de Gobierno de la institución que preside José Luis Bilbao deberá refrendarlo, se ha filtrado a un diario bilbaino, como habitualmente se hace en estos casos, las dos opciones barajadas por las autoridades.

Viaducto sin pilares

El diseño ha sido encargado al ingeniero Javier Manterola -autor de varios puentes emblemáticos, entre ellos los de Galindo y Euskalduna-, quien ha presentado dos alternativas de viaducto sin pilares para tratar de «minimizar el impacto visual y eliminar el sonoro». Uno propone una infraestructura en forma de tubo de 180 metros de largo, y el otro sería similar al que se construye en el vecino barrio del Regato, encima del pantano baracaldés de Gorostiza; este tiene 130 metros de longitud.

El del enlace del Kadagua ¯el nudo viario más complicado de la Supersur, según los técnicos¯ también es del laureado ingeniero iruindarra. Por este punto, entre los túneles de Santa Ageda y Arraitz, se va a trazar un viaducto de 140 metros de longitud, «algo parecido a Rontegi».

La primera de las opciones para Bolintxu es más cara y difícil de ejecutar que la otra, aunque, según fuentes forales, «garantiza» el aislamiento acústico. La decisión está en manos de los técnicos de la Diputación que se inclinarán por uno u otro diseño tras analizar los últimos mapas de ruidos. En los próximos meses se conocerá la decisión, que no corre excesiva prisa pues en el cronograma de las obras de la Variante Sur Metropolitana se contempla que los trabajos del tramo Peñascal-Beteluri, que incluye el viaducto de Bolintxu, no empezarán hasta 2012 y se prolongarán hasta 2015.

La inversión prevista es de 102 millones de euros en la obra y 20,5 millones más en las instalaciones telemáticas de las galerías. Este segmento de la nueva autopista de pago vizcaina, de 4,2 kilómetros, atraviesa el futuro parque periurbano de Pagasarri y contará además con los túneles de Seberetxe (510 metros, de ellos 75 de falsa galería) y Arnotegi (1.745 metros).

A pesar de la falta de información desde instancias oficiales, quienes defienden el valor ecológico de Bolintxu argumentan que sea cual fuere el diseño por el que apueste la Diputación este paraje se verá dañado por los trabajos. Además, el pacto alcanzado entre PNV y PP para que estos últimos retiren los recursos en los tribunales contra el sistema de financiación de la A-8 y Supersur agilizará la ejecución de los proyectos, según ambas formaciones políticas.

Así, en 2011, está previsto que se abra al tráfico el tramo Trapagaran-Larraskitu, al tiempo que se afronta el de Larraskitu hasta Beteluri. A raíz del pacto PNV-PP, la Diputación comenzará en 2 o 3 años las obras de la segunda fase de la Supersur, de Beteluri, en Arrigorriaga, hasta Kortederra, en el límite entre Galdakao y Zornotza. Se contempla que en cuatro años se inviertan algo más de 1.000 millones de euros en construir los túneles de Tximintxe (1.100 metros), San Antón (2.760 m), Bekea (850 m) y Burtzoamendi (1.450 m), y los viaductos de Nerbioi (770 m), Ibaizabal (500 m) y Kortederra (290 m).