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Pasado cercano, presente lejano y futuro impredecible

Joven con proyección y necesidad de minutos para foguearse en la categoría. Es el perfil habitual del cedido, pero no el único posible. No se da, de hecho, en ninguno de los jugadores cedidos esta temporada por el Athletic, con suficiente experiencia, pero sin oportunidades de jugar.

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Amaia U. LASAGABASTER

Como una suerte de Bar Mitzvah futbolístico, las cesiones se entienden habitualmente como un paso para la entrada en la madurez de las jóvenes promesas, con tanta proyección como necesidad de minutos en categorías exigentes. Pero no es la única posibilidad y el Athletic es un buen ejemplo.

El club rojiblanco se acoge a la norma con la docena de jugadores de categorías inferiores que intenta foguear lejos de Lezama, pero no tanto con los cuatro integrantes del primer equipo que esta temporada defienden una camiseta diferente a la rojiblanca. Los 33 años de Iñaki Lafuente, los 32 de Tiko e incluso los 26 de Javi Casas e Iban Zubiaurre, unidos a su experiencia en las últimas temporadas, confieren un matiz diferente a su travesía, por mucho que la reivindicación y la búsqueda de minutos consten también entre sus principales objetivos.

En tres de los cuatro casos, la experiencia es inversa a la habitual: Casas, Lafuente y Tiko han tenido que hacer las maletas después de haber defendido la camiseta rojiblanca en muchísimos partidos. El de Zubiaurre es incluso más excepcional, en todos los sentidos: protagonizó un traspaso millonario y polémico para pasar tres temporadas en el dique seco antes de volver a los terrenos de juego con el Elche. Quizá por eso, y aunque con el corazón en la mano todos acaben reconociendo que les gustaría regresar a casa -Casas, Lafuente y Tiko acaban contrato con el Athletic en 2010 y Zubiaurre lo hace un año más tarde-, quien más y quien menos asume que el futuro no tiene por qué estar necesariamente teñido de rojiblanco.

También hay coincidencia a la hora de valorar la decisión que tomaron en su día. Fue la correcta, pese a que no todos estén corriendo la misma suerte.

Iñaki Lafuente es, sin duda, el que mejor rendimiento está sacando a su cesión. En el Sporting desde el pasado mes de enero -precisamente después de que Iván Cuéllar se lesionase de gravedad en San Mamés-, el guardameta se muestra encantado. «Está saliendo muy bien. Además, estoy cerquita de casa, me han acogido muy bien desde el primer día, es un club muy familiar en el que tratan muy bien y además estoy jugando, así que no me puedo quejar», asegura.

Después de haber defendido la portería del Athletic en más de 150 ocasiones desde que debutara hace diez años, Lafuente ha enlazado dos cesiones en la recta final de su carrera. No le da demasiada importancia al momento en que han llegado -«no es lo habitual, pero lo importante es estar contento con las cosas que uno hace e intentar que salgan bien»- y reconoce que tienen connotaciones diferentes. «Las dos suponen salir de tu casa, salir de tu equipo de toda la vida y eso siempre cuesta -explica-. Pero la del Espanyol fue algo distinta porque venía dentro de la operación del fichaje de Gorka, Ernesto (Valverde) quería que fuese para Barcelona... Quizá tenía otras connotaciones. Y en este caso ha sido más buscada por mí. Veía que en el Athletic no estaba teniendo oportunidades de jugar, ni siquiera de entrar en convocatorias y quería buscar algo».

La Ilusión

Lo ha encontrado Gijón y no lo tiene asegurado en Bilbo, quizá de ahí que prefiera no pensar demasiado en su futuro. «Ahora mismo no me lo estoy planteando muy en serio -admite-. Me queda un año más de contrato, pero ahora mi cabeza está centrada en el Sporting, en cumplir el objetivo que tenemos aquí». Y eso que el de Retuerto ni tiene dudas, el Athletic «es mi equipo, mi club de toda la vida y lo ideal para mí sería acabar mis días como deportista en el Athletic y de la mejor manera posible. Pero por encima de todo, uno es profesional y quiere jugar y muchas veces no es exactamente como uno desea. De todos modos, estamos hablando del futuro y todavía está por ver qué pasará», insiste.

Un discurso compartido, hasta cierto punto, por Iban Zubiaurre. Aunque también apuesta por centrarse en su trabajo en el Elche, en el que las cosas le van viento en popa desde la destitución de David Vidal, el de Mendaro se muestra menos reservado a la hora de apostar por un futuro en rojiblanco -«siempre tendré esa ilusión», destaca-. De momento, como Lafuente, se da por satisfecho con el resultado de una decisión que, evidentemente, da por buena. «Después de hablar con el entrenador y viendo que no iba a tener muchas oportunidades, creí que la mejor decisión era ir cedido para intentar jugar la máxima cantidad posible de minutos y tener más opciones la próxima temporada. Ha costado porque después de tres años prácticamente en blanco, llegar aquí y no jugar las primeras siete jornadas también fue duro. Pero con el nuevo entrenador estoy jugando habitualmente y estoy muy contento», asegura Zubiaurre, que incluso se ha estrenado como goleador, con el misilazo que anotó contra el Celta. «Toda una novedad para mí -sonríe-. En Anoeta había enviado una falta al palo, en Balaídos volví a probar y entró. Fue el primero que marco como profesional y si llegan más, encantado, aunque lo principal para mí es que estoy jugando», insiste.

Jugando, pero en el Elche. Difícil de prever cuando, hace casi cuatro años protagonizaba uno de los fichajes tan costoso como polémico. «A veces es difícil creer las vueltas que da la vida. En su día tomé la decisión de ir al Athletic, pensando que todo iba a ir bien. Pero todo salió al revés y la verdad es que ha sido duro, aunque ahora que estoy jugando otra vez es más fácil superarlo», insiste el jugador, evidentemente satisfecho por cumplir el primero de los objetivos con los que hizo las maletas, acumular minutos. El segundo, igualmente importante, pasa por «demostrar que todavía hay jugador. Demostrar que, aunque no haya jugado durante los tres últimos años, todavía me siento bien como jugador. Demostrar que el paso que di y que la decisión que se tomó fichándome no fueron equivocados. Demostrar que Iban Zubiaurre todavía está aquí».

No cabe duda, ante este discurso, sobre la ilusión del lateral -«siempre ha sido jugar en el Athletic y siempre lo será», subraya-, aunque precisamente por las vueltas que ha dado su vida en estos últimos años, no se atreve a especular demasiado sobre lo que puede traer el futuro. «Quedan 14 jornadas para acabar la Liga y la temporada que viene queda lejos. Supongo que haré la pretemporada con el Athletic y después ya veremos lo que decidimos el entrenador, el club y yo. Pero lo mejor ahora mismo, para el Athletic y para mí, es que juegue el máximo posible de minutos».

Escepticismo

Pese a compartir, en cierta medida, objetivo con Zubiaurre, cierto poso de desencanto cubre el discurso de los otros dos jugadores del primer equipo bilbaíno que este año buscan oportunidades lejos de Lezama, Tiko y Javi Casas. Bien porque su relación con Joaquín Caparrós no fue la idónea, bien porque, motivos al margen, tampoco estén gozando de demasiados minutos en sus nuevos destinos, ambos se muestran más escépticos a la hora de calibrar sus posibilidades de regresar a casa.

El defensa, que pasó al más absoluto ostracismo -queándose incluso sin ficha- después de haber debutado con el primer equipo a los 22 años, renovar esa misma temporada por cinco años y disputar más de setenta encuentros en sus tres primeras campañas, cambió de aires el pasado mes de enero. Se marchó a Córdoba en busca de oportunidades y de momento tampoco las está encontrando, aunque asegura sentirse «bien. Podría estar mejor, pero me ha venido bien el cambio de aires, aunque esté jugando lo mismo que allí. Es un pequeño palo no jugar, pero la situación no es la misma, ni mucho menos. En Bilbo no contaba para nada y ya estaba desmotivadísimo porque el entrenador ya pasaba de muchos jugadores, especialmente de aquí. Aquí he recuperado las ganas, entreno sintiéndome uno más y con el incentivo de poder disputar por una plaza en el equipo. Estoy motivado, con ganas -insiste-, que al final es lo que te hace estar vivo, que te guste el fútbol».

De hecho, el principal objetivo del vizcaíno ahora mismo no es demostrar que tiene hueco en el Athletic, sino «jugar y poder seguir haciéndolo el año que viene. Estoy muy contento y muy orgulloso de haber jugado en el Athletic y ahora me ha tocado vivir la otra cara de la moneda, que es no jugar y salir cedido. Es duro pero ha tocado así y si cuando se me acabe el contrato me tengo que ir a otro equipo, lo asumiré». Corazón y cabeza se ven obligados a tomar distintos caminos porque, evidentemente, el sueño de Casas ha tenido siempre color rojiblanco, pero la realidad no apunta ahora mismo en esa dirección. «Todos tenemos nuestra ilusión, pero viendo lo que me voy a encontrar allí, que va a seguir este entrenador, esa ilusión se va apagando. Y cuando ves que el camino no es factible, tienes que cambiar de chip, asumir que fuera del Athletic también hay equipos en los que puedes estar bien y jugar a fútbol».

Objetivos, ilusiones y esperanzas tampoco acaban de coincidir en el caso de Tiko. Las lesiones y la falta de confianza de Joaquín Caparrós convencieron al navarro de la conveniencia de buscar nuevos horizontes en un Eibar en el que sus objetivos se están cumpliendo a medias. «Es un club en el que se está muy a gusto -destaca- y además me vuelvo a sentir parte de un equipo, vuelvo a vivir el día a día, estoy teniendo oportunidades de jugar... El problema es que, por una cuestión u otra, no acabo de tener continuidad. Pero me voy sintiendo mejor y espero acabar la temporada jugando».

Y es que si algo no pierde Tiko es la ilusión. Razón por la que, probablemente, no concede demasiada importancia a la edad en que ha protagonizado la cesión. «Los jóvenes suelen salir con mucha ilusión, pero yo también. Al final, todos los cedidos queremos lo mismo, buscar fuera de casa las oportunidades que no tenemos en nuestro equipo y poder volver en condiciones», asegura el centrocampista, aunque no se atreve a asegurar si se cumplirá. «Prefiero no darle muchas vueltas y estar centrado en ayudar a mantener al Eibar -asegura-. Sé que será complicado volver porque el equipo lo está haciendo muy bien y eso lo hace más difícil, y también porque yo tendría que hacerlo también muy bien en estos próximos meses. Pero la esperanza no se pierde nunca».

Quién sabe, quizá alguno de los cuatro pueda cumplirla y volver a defender la camiseta rojiblanca.

Iñaki LAFUENTE
Javi CASAS
TIKO
MINUTOS

Todos buscan minutos, pero sólo algunos lo consiguen. Iñaki Lafuente e Iban Zubiaurre son dos habituales en las alineaciones de Sporting y Elche, pero Javi Casas y Tiko no están teniendo tanta suerte en Córdoba y Eibar.

Iban ZUBIAURRE
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