Nuevas reformas sobrevuelan el atletismo. El Consejo de la Federación Internacional de Atletismo (IAFF) pretende endurecer la regla de las salidas falsas y lo que de momento es una recomendación puede convertirse en norma si la propuesta de eliminar a los atletas desde la primera salida nula se aprueba en la 45 edición del Congreso de la IAFF, que se celebrará en Helsinki entre el 3 y el 4 de agosto.

La medida, dirigida a las pruebas de velocidad y a las vallas, recortaría una regla retocada hace seis años y en caso de aprobarse entraría en vigor en 2010. A partir de entonces el menor despiste o la mínima osadía puede salir cara. El primer atleta que se ponga a correr sin esperar al disparo quedará automáticamente descalificado. Hoy por hoy, la primera salida falsa se perdona, pero la segunda supone la eliminación sea quien sea el infractor.

La actual reglamentación data de 2003. Antes de esta reforma el atleta quedaba expulsado consumadas no una sino dos partidas falsas. Las demoras para la nueva puesta a punto, incompatibles además con la agilidad requerida para las retransmisiones por televisión decantaron la balanza por suprimir la segunda oportunidad.

A la actual norma le llovieron críticas en su momento. Teniendo en cuenta que afecta a los velocistas hubo quien apuntó a que la restricción iba a influir en la mejoría de marcas por eso de mostrarse más prudentes ante el riesgo de irse a la calle.

Pero la respuesta más contundente llegó en un escenario de lujo y en forma de rabieta. Fue en París, durante el Mundial al aire libre y meses después de comenzar a aplicarse. Se disputaba la serie 2 de los cuartos de final y los jueces, reglamento en mano, sacaron la roja a Jon Drummond y Asafa Powell, víctimas de la precipitación.

El show de Drummond

El estadounidense era entonces un experimentado velocista conocido sobre todo por su afición a montar el show y al jamaicano le faltaban todavía un par de años para batir el récord del mundo de 100 metros y alcanzar fama mundial. Mientras Powell asumió la sanción sin chistar, Drummond se negó a abandonar la pista, tumbado sobre la calle cuatro a modo de protesta, y entre pitos y flautas interrumpió el certamen durante casi una hora ante unos jueces y un público estupefactos.

Las pruebas afectadas han visto renovar sus topes universales desde 2003, salvo los 100 metros femeninos cuya renovación sería noticia de primera página. Así los 100 masculinos han cambiado de dueño en varias ocasiones: Tim Montgomery, luego borrado de las listas por dopaje, Asafa Powell, Justin Gatlin, suspendido con marcas vigentes, o Usain Relámpago Bolt.

Al espigado talento jamaicano, autor en los Juegos Olímpicos de Beijing de tres plusmarcas siderales, no parecen afectarle estos detalles mientras rememora los días felices al contemplar las tres medallas de oro guardadas en la caja fuerte de un banco de Kingston.

Liu Xiang reinó en los 110 vallas hasta que las lesiones del chino dejaron el camino libre al cubano Dayron Robles, quien también le arrebató el récord. Incluso Susanna Kallur acabó con la vieja plusmarca de 60 vallas pero no con la de 100.

«La opinión de la mayoría de los miembros del Consejo es que esta norma favorecerá a la deportividad, penalizando a los atletas que realizaban deliberadamente una salida falsa para molestar a los rivales», explicó el secretario general de la IAAF, Istvan Gyulai.

El responsable de la comisión técnica de la misma entidad, el portugués Jorge Salcedo, fue más explícito: «La picaresca de los atletas debe terminar», dijo.

Pero quizás fue el máximo mandatario de la Federación Europea de Atletismo (EAA), Hansjörg Wirz, el que se acercó más al quiz de la cuestión. La fórmula de recuperar aficionados para un deporte incapaz de mantener los niveles de popularidad del pasado. «Hace falta volver a atraer a los espectadores, darles emociones», expresó.