Tras las elecciones del 1-M
La cuestión nacional centra un pacto PSE-PP muy inconcreto
La estabilidad del futuro gobierno de Patxi López dependerá de la interpretación que el PP haga del cumplimiento de un pacto que resulta muy inconcreto en su literalidad. El PSE se compromete en el texto a que lo acordado forme parte de las prioridades de su acción de gobierno y a mantener una relación preferente con el PP. Este, por su parte, ni presentará ni apoyará una moción de censura «salvo incumplimiento del acuerdo» constatado por una comisión.
Iñaki IRIONDO | GASTEIZ
La construcción de tres nuevos hospitales -uno en Gasteiz, otro en Eibar y uno más en la Margen Derecha- y cambiar los mapas de EiTB son algunas de las pocas concreciones programáticas que pueden encontrarse en el pacto PSE-PP dado a conocer ayer. Por lo demás, casi todo son generalidades del tipo «utilizar todas las capacidades derivadas del Concierto Económico y los recursos disponibles para hacer frente a la crisis e impulsar el carácter emprendedor de la sociedad vasca».
En el pacto -llamado «Bases para el cambio democrático al servicio de la sociedad vasca»-, el PSE se compromete a que los puntos acordados « formen parte de las prioridades de su acción de Gobierno y a mantener una relación preferente a lo largo de la legislatura con el PP del País Vasco, sin excluir otras relaciones y otros posibles acuerdos con el resto de las fuerzas parlamentarias, siempre que los mismos no afecten los contenidos en las presentes bases o los alcanzados con el PP-PV».
Además, el Ejecutivo de Patxi López establecerá «un diálogo previo y una negociación» con el PP para garantizar la aprobación de los presupuestos.
Por su parte, el PP, además de apoyar la investidura de Patxi López, se compromete «a no apoyar ni presentar ninguna moción de censura, salvo incumplimiento del presente acuerdo, constatado en la comisión de seguimiento» que ambos partidos crearán al efecto.
La cuestión está en cómo se constata, por ejemplo, si el Gobierno del PSE está cumpliendo debidamente con la «aplicación de la legalidad y de todos los instrumentos del Estado de Derecho para combatir a ETA y, derrotando sus pretensiones en todos los ámbitos, en defensa de las libertades de todos», cuando en la pasada legislatura, durante el proceso negociador, pudo comprobarse la disparidad de criterios sobre la materia entre PSOE y PP.
Seis objetivos
El nuevo Gobierno -que según el pacto se acomoda a la necesidad de «dejar atrás las políticas de confrontación, de división y enfrentamiento, que tensionan a la sociedad, separan a las fuerzas políticas y generan inseguridad, inestabilidad e incertidumbre- se marca seis objetivos para trabajarlos «desde el primer día».
El primer objetivo es el relativo a la «política de defensa de las libertades y contra el terrorismo». En él se consagra «la libertad política de todos las ciudadanas y ciudadanos vascos, con independencia de cuál sea su lugar de nacimiento, lengua, sexo, religión o ideología».
En la materia de lucha contra ETA hay poco de novedoso salvo, quizá, la no inclusión de un rechazo expreso a la negociación con la organización armada, que tanto había reivindicado el PP. Se habla de que «la violencia terrorista no obtendrá nunca ventaja o rédito político alguno», de hacer desaparecer los espacios de impunidad, de la «máxima colaboración» de la Er- tzaintza con el resto de FSE... nada que no fuera ya previsible.
El pacto incluye la «eliminación de partidas presupuestarias relacionadas con la asociaciones de familiares de presos de ETA que no condenen la violencia terrorista».
«Medidas de choque»
En lo relativo a la «política para hacer frente a la crisis económica y crear empleo», el pacto recoge la «convocatoria urgente de los partidos con representación parlamentaria, organizaciones empresariales y sindicales, cajas de ahorro y cámaras de comercio para definir y poner en marcha las primeras medidas de choque del nuevo Gobierno en materia de empleo y de apoyo a familias, empresas y autónomos». Pero, salvo la mención de que se dotará de recursos públicos al citado plan, ni se esboza cuáles pueden ser sus principios rectores ni se concretan acciones a desarrollar.
Llama la atención que el PSE proponga una revisión de los presupuestos que su partido aprobó, para eliminar gastos superfluos. También se anuncia un adelgazamiento de la Administración autonómica y la negociación de la transferencia de medios para las políticas activas de empleo, algo que los gobiernos anteriores habían rechazado mientras no se transfirieran también la gestión de la Seguridad Social.
Completar el Estatuto
PSE y PP reconocen «en el marco de la Constitución» la «plena vigencia del Estatuto de Gernika». Hablan de un «acuerdo con el Gobierno de España para completar su desarrollo en las materias con medios pendientes de transferencia».
En el pacto, pese a lo filtrado en días precedentes, nada se dice de la reforma estatutaria, salvo la mención al «impulso y mejora de nuestro autogobierno al servicio de la ciudadanía». En ese camino, sólo se concreta el «desarrollo interno» a través de la Ley Municipal.
Educación, euskara y censura
En materia de educación, el Pacto PSE-PP se basa en la actual Ley de Escuela Pública Vasca y cualquier nueva regulación deberá basarse en sus principios de que los padres pueden elegir la lengua vehicular entre las dos oficiales, el aprendizaje obligatorio de la otra lengua y el aprendizaje generalizado del inglés. El Gobierno se compromete a la «derogación inmediata» de los artículos de los últimos decretos sobre currículos que no respeten la mencionada ley.
En materia lingüística, se recoge que no saber euskara no supondrá «perjuicio o marginación, ni limitación en el acceso al empleo o la función pública, salvo en los casos en que el perfil lingüístico se requiera por la función a desempeñar».
Además, el pacto recoge la «garantía del derecho a relacionarse con las administraciones públicas en cualquiera de las dos lenguas».
Como ya se había anunciado, se prevé «una reforma profunda de EiTB» y, en adelante, que «la línea editorial, así como las representaciones gráficas e infográficas en la programación, se inscribirán en la realidad política e institucional que representa la CAV».
Además, se impedirá «dar cobertura o facilitar espacios a los terroristas, a organizaciones ilegalizadas o quienes les representan, justifican o amparan sus acciones».
El PSE se compromete a mantener con el PP una «relación preferente a lo largo de la legislatura» y a «un diálogo previo y una negociación sobre los presupuestos para garantizar su aprobación».
El parlamentario de EB, Mikel Arana, afirmó ayer que votará en blanco en el pleno de investidura porque no tienen ningún acuerdo programático con ninguno de los dos candidatos -Patxi López y Juan José Ibarretxe- y aseguró que durante la legislatura realizará una oposición «crítica y responsable».
Después de que la Junta Directiva del PP en la CAV aprobara por unanimidad el acuerdo que llevará a Patxi López a Ajuria Enea, fue su secretario general, Iñaki Oyarzábal, quien salió a la palestra para mostrar su «satisfacción» e indicar que acortarán todos los plazos previstos en el Reglamento de la Cámara de Gasteiz para que López sea investido como lehendakari antes del fin del mes de abril. Esa fue la respuesta ofrecida por el dirigente del PP, preguntado por si intentarán parar las últimas decisiones del actual Gobierno de Gasteiz.
En la comparecencia, que creó mucha expectación mediática, el PP sentenció que «se ha abierto una nueva etapa en Euskadi». Apuntó, en este sentido, que el cambio supone «una gran oportunidad» para los ámbitos que definió como «vitales», entre los que destacó «derrotar de manera definitiva a ETA y combatirla en todos sus frentes, y ganar la libertad en la educación y en la política lingüística».
Asimismo, detalló que el acuerdo también recoge compromisos en relación a «nuestro autogobierno, la defensa de nuestro marco jurídico, del Estatuto de Gernika, de la Constitución española». Aclaró además que el acuerdo que firmarán está «lleno de compromisos concretos para cambiar las políticas».
En la rueda de prensa celebrada en Donostia, explicó que el acuerdo compromete al PP a apoyar la investidura y «busca dar estabilidad» al Gobierno, «para que sea fuerte y encuentre apoyos estables en el Parlamento», apostilló.
Se prevé que será hoy cuando se conozca la persona que propondrá el PP para la presidencia del Parlamento de Gasteiz. Mientras tanto, no será hasta mañana cuando se materialice el acuerdo entre el PP y el PSE.
El presidente del ABB, Iñaki Gerenabarrena, anunció «una oposición dura, por no decir durísima» al nuevo Gobierno de Lakua, que no debe esperar ni «aire» del PNV. Además, advirtió al PSE de que si elige al PP de socio, que lo haga «en todas las instituciones».