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Crónica | Korrika 16

Korrika cruza el ecuador en Meano, muga también entre Nafarroa y Araba

Pueblos pequeños, medianos, grandes todos en su amor al euskara. Korrika recorrió ayer infinidad de localidades de Nafarroa y, ya al atardecer, de Araba. Y vecinos de todos estos lugares ocuparon las calles y carreteras del recorrido que dibuja esta decimosexta edición, para reivindicar que quieren una Euskal Herria euskaldun.

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Amaia ZURUTUZA

Korrika 16 cumplió ayer su sexto día de andadura, a caballo entre tierras alavesas y navarras, y surcando decenas y decenas de localidades en áreas como Lizarraldea. Y un día mas, los euskaltzales de todos los pueblos que encontró a su paso salieron a la calle para unirse a la reivindicación, y por supuesto también a la fiesta.

El día empezó con muy buen pie, ya que aunque fuera de madrugada los pueblos que recorrió -Izurdiaga, Errotz, Atondo, Asiain, Ororbia y Paternain, entre otros, bordeando de nuevo Iruñea- le brindaron una calurosas bienvenida, según aseguraron los miembros de Korrika 16 que pasan toda la noche en las furgonetas encargándose de que el viaje no pare.

En Zizur, pasadas ya las 2.00 y pese a ser víspera de «día de escuela», fueron muchos los vecinos que esperaron para correr con el testigo, y otro tanto pasó en Gares, ya hacia las 5.00. Los jóvenes fueron los principales protagonistas a esas horas de la noche: representantes de ikastolas, institutos, gazte asanbladas, colectivos populares...

Ya había amanecido cuando los tafallarras esperaban la llegada del testigo, recibido por todo lo alto y que pasó por las manos de múltiples grupos. En la ribera del Zidakos lo tomaron los dantzaris y txistularis, los trabajadores de la editorial Txalaparta, los trabajadores de la Ikastola, los miembros de la Comisión de Euskara del Ayuntamiento, los socios de Gure txokoa, los trabajadores de la em- presa Luzuriaga o el grupo de teatro Gabaltzeka.

En Larraga, junto a los vecinos del pueblo saltaron a la carretera los miembros del colectivo Ahaztuak 1936-1977, que realizan una ingente labor de recuperación de la memoria histórica en una zona muy machacada por el franquismo, los bomberos de Iruñea o los trabajadores de Renolit.

Entre risas y, a veces, incluso bailes, la Korrika puso rumbo a Lizarraldea. En Oteiza, se adentró en el pueblo ante la atenta mirada y los aplausos de sus vecinos. Una vez más muchos trabajadores de la zona -como los de Estructuras Etxeberria, BSH, o Gráficas Lizarra- cogieron el testigo que mano a mano viaja hacia Gasteiz. También se pudo observar la reivindicación de Ikasle Abertzaleak contra el proceso Bolonia.

Lizarra y Kanpezu, a tope

Y en Lizarra «explotó» la Korrika. Cerca de mil personas, bajo un espléndido sol, se sumaron a la carrera, y mostraron su respaldo al euskara. Allí había niños, jóvenes, chicos, chicas, rubios, morenas, pelirrojos, ma- yores, más mayores, calvos, melenudos, altas, bajos... de todo. Y es que la Korrika, al fin y al cabo el euskara, no tiene edad, si no son todas las edades.

La peña La Bota, trabajadores y alumnos del Instituto, la comisión de txoznas, las sociedades Gure Hizkuntza, Peñaguda o San Miguel, o los bares Katxetas y Berri, entre otros, hicieron que la carrera no parara.

«Eskerrik asko Lizarra!», se despidió la caravana, que puso rumbo a Araba. Pero todavía quedaba camino, ¡y muy hermoso!. Korrika atravesó los pueblecitos que quedan bajo la sierra de Urbasa: Larrion, Artabia, Zudaire, Aranatxe o Larraona llenaron de color la carretera que lleva a Araba. En Larraona, trabajadores despedidos de la empresa Koxka de Iruñea portaron el lekuko durante un kilómetro, sumándose a la reivindicación a favor del euskera al tiempo que denunciaban la actitud de la empresa.

Poco después, un gran panel colocado en la carretera señalaba el comienzo del tramo alavés. «Araban gaude!», advertían desde la furgoneta antes de añadir «Baina gure hizkuntzak ez du mugarik! Euskal Herrian euskaraz!».

Rumbo a Kanpezu, los korrikalaris estaban con muchas ganas de marcha, y con un poco de música y unos gritos desde la furgoneta no hubo quien no se animara a bailar. El lekuko cambió de mano muchas veces y los que lo portaron fueron desde Loar Dantza Taldea hasta los gaztetxes de Kontrasta y Torralba, el ikastetxe Ibernala o el coro Ortzadar.

Eran kilómetros de paisaje llano, que ampliaba el horizonte casi sin final. Al llegar a Kanpetzu, otro estallido de gente, color y gritos. El más repetido, de nuevo, «Kanpezu ere euskararen alde!». La carrera dejó atrás el pueblo y recuperó el sosiego, esta vez con rumbo a Uxanuri. Como es habitual, entre pueblo y pueblo son menos los niños que se suman a la carrera, y toman el protagonismo quienes no se amilanan ante los relevos, a veces largos, hasta el siguiente pueblo, y luego hasta el siguiente, y hasta el siguiente si hace falta... Así las cosas, son más de uno los euskaltzales que durante estos días han recorrido grandes distancias, como dos hombres que el sábado pasado se sumaron a la marcha en Hendaia y llegaron hasta Baiona, surcando todo Lapurdi. O los tres jóvenes de Oteiza que ayer mismo corrieron durante más de una larga hora.

Pero todavía había más cosas que contar antes de que acabara el día. Hacia las 21.00 de ayer, cuando en el segundo kilómetro del pueblo de Meano la Korrika llegó al kilómetro 1.252, se cruzó el ecuador de esta decimosexta edición. Como no podía ser de otra forma, hubo celebración, champán incluido. Tutera ya ha quedado a mucha distancia, y la fiesta final de Gasteiz espera.

Atrás quedaban también muchos amigos y amigas que ayer tuvieron ocasión de mostrar su compromiso con la lengua vasca y de pasar un buen rato de fiesta: La Gazte Asanblada de Obanos, el Ayuntamiento de Zirauki, la escuela de Artazu, el grupo de mujeres y los jóvenes de Deierri, los vecinos de Zurukuain, el Ayuntamiento y los jóvenes de Bilatorta, los de Artabia, el ayunta- miento de Allin, los trabajadores, padres y niños de la escuela de Ameskoa o los jóvenes de Zufia, y tantos otros...

Colecta para 9 kilómetros

Los casos curiosos se multiplican. Por ejemplo, los vecinos del valle de Ameskoa realizaron una colecta por todo el pueblo para ayudar a AEK a seguir alfabetizando y euskaldunizando a adultos de toda Euskal Herria. El dinero obtenido dio para mucho más de mil metros. Adquirieron nueve kilómetros.

También llama la atención el caso de quienes no dudan en recorrer decenas y decenas de kilómetros en coche para correr en otras latitudes diferentes a las suyas. Ayer fue el caso de la Gazte Asanblada del barrio del Antiguo, de Donostia, cuyos miembros se desplazaron hasta el pueblo de Kripan, en plena Rioja alavesa, para recorrer el kilómetro 1.259 de la Korrika. Y similar fue el caso de los jóvenes de Orereta que se acercaron en la tarde del lunes hasta la zona de Elizondo.

Araba será hoy protagonista casi absoluta, con citas muy destacadas y que se presumen masivas en Amurrio, a primera hora de la mañana, o en Laudio, a mediodía. De madrugada, la carrera por el euskara habrá superado la Rioja alavesa y el puerto de Urizaharra, y habrá dejado atrás también Trebiñu. Ya a primera hora de la tarde, pondrá rumbo hacia Bizkaia por el alto de Altube, pero retrocederá sobre sus pasos para seguir cruzando tierras alavesas, con últimas paradas en Agurain y Aiara. Y luego Sakana, Goierri...

 

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