Ocho de los diez jóvenes detenidos por la Policía española en sendas operaciones desarrolladas en Hernani, Urnieta y Gasteiz durante esta semana pasada fueron encarcelados ayer por decisión de Baltasar Garzón.

El magistrado español decretó el ingreso en prisión incondicional de siete de los detenidos el martes por la Policía española en Hernani y Urnieta: Egoitz Balerdi, Asier Olano, Mikel Gartzia, Eki Oñate, Aitzol Arrieta, Jon Ezeiza Jauregui y Txaber Zabaleta. El magistrado tan sólo decretó la medida de libertad provisional bajó fianza de 10.000 euros para Iñigo Alzelai.

Asimismo, habría dictado dos órdenes de busca y captura contra Antton Zabala y Ekaitz Telleria. El juez acusa a los jóvenes de pertenencia a Segi y, según las agencias, de haber participado en actos de kale borroka, aunque sin ninguna concreción.

El movimiento pro-amnistía denunció que todos los jóvenes denunciaron ante el juez haber sido maltratados durante los cinco días que permanecieron incomunicados. Según explicaron, «los golpes, amenazas y las fuertes presiones para realizar declaraciones policiales» se produjeron, sobre todo, cuando estuvieron en la comisaría de Donostia. El organismo antirrepresivo aseguró también que cuatro de los jóvenes denunciaron ante el juez los malos tratos y que algunos de ellos negaron las acusaciones que pesan en su contra en base a las declaraciones policiales mientras otros no quisieron declarar.

Asimismo, denunció que el protocolo para evitar la tortura aplicado por Garzón es un «fraude» que utilizan como «maquillaje», y exigió acabar con la incomunicación. En este sentido, acusaron a los mandatarios españoles de utilizar la tortura con «fines políticos».

Encarcelado por «30 petardos»

Los dos jóvenes detenidos el pasado jueves por la Policía española en Gasteiz también comparecieron ayer en la Audiencia Nacional. Oier Urrutia y David Hernández fueron trasladados a Madrid acusados de un «delito de enaltecimiento de terrorismo» en base a unos carteles que se habrían encontrado en el interior del bar Galtzagorri.

El juez envió a prisión a Urrutia, que sería el dueño del local. Al parecer, Garzón decidió encarcelar en Alcala-Meco al joven gasteiztarra tras imputarle el delito de «depósito de explosivos» por haberse encontrado en su poder treinta petardos de los que se pueden comprar en las tiendas. Hernández fue puesto en libertad con la obligación de presentarse a firmar cada semana. No tuvo que abonar ninguna cantidad a pesar de que el fiscal pidió 6.000 euros de fianza. Les acusa también de estar relacionados con Segi.

Ambos trabajan en el bar Galtzagorri, que fue registrado en dos ocasiones por agentes de la Policía española durante esta semana. La primera entrada se produjo a última hora de la tarde del miércoles y sin que en ella se mostrara orden judicial alguna. Los agentes se dedicaron a romper una hucha llevándose el dinero que había dentro o azucarillos con lemas relativos a los presos.

Asimismo, amenazaron y golpearon a los clientes que se encontraban en el establecimiento y arrestaron a una joven por «desobediencia». El jueves los policías volvieron a ocupar el local con un despliegue notable. 350 personas protestaron por esta operación policial ayer por la tarde en Gasteiz y denunciaron la «actitud violenta» mantenida por la Ertzaintza durante la movilización. Indicaron que la Policía autonómica acosó a los manifestantes durante todo el recorrido, amenazó con cargar e identificó a los que portaban la pancarta, además de amenazarles con abrir diligencias. A un manifestante lo golpearon con una de sus furgonetas.

Detenidos por su «compromiso»

La operación policial desarrollada durante esta semana en Hernani no impidió que los jóvenes independentistas de esta localidad guipuzcoana celebraran ayer el Gazte Eguna que tenían previsto. Dentro de los numerosos actos que tenían programados incluyeron una manifestación en la que cientos de personas denunciaron las detenciones de los jóvenes, se solidarizaron con sus familiares y mostraron su preocupación por el trato que podrían recibir en comisaría.

Furgonetas de la Ertzaintza siguieron la movilización de cerca, sin que se produjera ningún tipo de incidente. Al finalizar la marcha, los jóvenes independentistas aseguraron que seguirán luchando y que las operaciones policiales no conseguirán acabar con las dinámicas y luchas emprendidas por el movimiento juvenil vasco como demostraron ayer manteniendo el programa de actos del Gazte Eguna.

Asimismo, declararon que los ocho hernaniarras no han cometido ningún delito y han sido detenidos por su compromiso con este pueblo. En su opinión, el objetivo de este tipo de redadas es detener el relevo generacional y provocar que los jóvenes dejen de luchar. «La amenaza es clara, aceptar la opresión de los estados y la miseria capitalista o ser torturado y encarcelado», denunciaron.

Reconocieron que no es sorprendente que estas situaciones produzcan «miedo o resignación» entre los jóvenes, pero resaltaron que también hay que percatarse de que gracias «en buena medida» a la lucha de la juventud vasca «el sistema capitalista está en crisis, la estructura de división y subordinación impuesta a Euskal Herria ha quedado patas arriba y se ha acabado el chollo de los que se enriquecen a cuenta de la opresión». Insistieron en que con estos «ataques» quieren evitar que los jóvenes se sumen a la lucha por la independencia y el socialismo y señalaron que es necesario demostrar la «esterilidad» de la represión respondiendo con la «práctica política». «Somos la nueva juventud vasca que se ha comprometido a luchar hasta llevar a este pueblo a la libertad», indicaron.