Los reunidos en la cumbre del G-20 y sus invitados de Londres han acordado incrementar en 500.000 millones de dólares los recursos del FMI, fortalecer el papel del Foro de Estabilidad Financiera para que siga controlando los movimientos de capital y los paraísos fiscales y hacer un listado de los países más proteccionistas para que a través de la OMC se exijan responsabilidades.

Tras la escenificación de tiras y aflojas, hay que sacar conclusiones, y éstas son claras.

Los países más ricos del mundo, arropados por los que ellos denominan potencias emergentes, están consiguiendo aplicar a los demás políticas que ellos, evidentemente para su propio beneficio, no se aplican.

Por ejemplo, se pretende eliminar las trabas proteccionistas que dificultan el comercio mundial y comprar con dinero las resistencias de los países que no disponen de más armas que el proteccionismo para defender su reducida autonomía económica y política. Esto se hace tras el expolio realizado por el capital financiero a través del control de los precios de las materias primas y los alimentos, que han reducido sustancialmente las posibilidades de subsistencia de dichos países. Por cierto, en el hit parade del proteccionismo no aparecerá, según todos los indicios, el number one del proteccionismo, EEUU.

Pero como estos países están exhaustos y el imperio necesita colocar sus excedentes de crédito y mercancías para reactivar su economía, se lanza una ofensiva a escala mundial sin precedentes para expandir el crédito y hacer que los gobiernos se endeuden más allá de sus posibilidades para compensar la recesión.

El imperio consigue comprometer al resto, Japón, UE, China... en la operación para que contribuyan con fondos en el fortalecimiento de instituciones como el FMI, el BM y el FEF, a cambio de aparentar que las decisiones que tomarán los poderosos de Wall Street son compartidas.

Y toda esta ingente movilización de recursos se va a realizar en dólares, una moneda que sirve para reciclar dólares por Fondos del Tesoro de los EEUU y compensar su déficit y tiene la capacidad para disciplinar las actuaciones de otras monedas supeditadas en función de los acuerdos firmados hace más de 50 años. La tenue protesta de Francia y Alemania no es más que la manifestación de la impotencia y connivencia europea ante y con la oligarquía financiera forjada tras la explosión de la burbuja financiera.

Para redondear el acuerdo, los dólares emitidos para la ocasión por la Reserva Federal serán gestionados por las entidades financieras supervivientes de la refriega a través de un organismo tan «neutral» y obsoleto como el FMI. No hace falta que lo presentemos. Ha sido el responsable de las políticas de ajuste que han arruinado las condiciones de vida y trabajo de cada vez más personas y países en el mundo y ha posibilitado el fraude que ha producido una astronómica acumulación de capital en cada vez menos manos a expensas de las rentas y las riquezas de los pueblos y las personas. Las últimas fechorías se pueden comprobar en los países del Este europeo, al borde de la bancarrota.

Tal como quedaron los 20 en la reunión de noviembre, las decisiones respecto a la «ordenación» de las actividades financieras y el control de los países fiscales se le encomiendan al Foro de Estabilidad Financiera, al que se le cambia de nombre pasando de foro a consejo y se le dan mayores competencias. Para conocimiento general, decir que el citado foro está formado por los máximos representantes de las instituciones financieras internacionales, países que representan importantes centros financieros (léase paraísos fiscales) y los países del G-20.

Tras las palabras grandilocuentes y algunos buenos deseos manifestados, nos dicen: «Nuestras medidas para establecer el crecimiento no darán resultado hasta que no restauremos el préstamo interno y los flujos internacionales de capital». «En conjunto, estas acciones constituirán el mayor estímulo fiscal y monetario y el programa de apoyo más extenso para el sector financiero de los últimos tiempos».

Más allá de la euforia de los jefes de gobierno europeo, ¿qué tratan de disimular? Esto no es más que una nueva vuelta de tuerca para profundizar en la dominación a escala planetaria de los oligarcas de las finanzas especulativas que se han hecho ricos a costa de arruinar las rentas de los trabajadores, la profundización de la discriminación de las mujeres, la exclusión de millones de personas utilizando razones de procedencia, el empeoramiento de las condiciones de vida en el planeta y el despilfarro de cuantiosos recursos naturales y de energía.

Entre tanto, el desempleo en nuestro país avanza, las empresas se cierran o se trasladan, los gobiernos trapichean con los bancos para compensar sus pérdidas y CCOO y UGT siguen esperando que se produzcan recortes en los derechos de los trabajadores y trabajadoras para movilizarse.

Las cosas se pueden cambiar y no hay más remedio que hacerlo si no queremos dejar a las generaciones futuras el mundo en ruinas construido por la locura neoliberal. Para empezar, el día 21 de mayo huelga general.