La ONU no logra consensuar una respuesta común contra Corea del Norte
El Consejo de Seguridad de la ONU finalizó en la madrugada de ayer su sesión de urgencia para analizar el lanzamiento de un cohete por parte de Corea del Norte sin lograr acordar una respuesta común a lo que EEUU, Japón y la Unión Europea consideraron un «acto de provocación». Pyongyang reiteró ayer el éxito del lanzamiento, mientras que Corea del Sur, EEUU y Rusia mantienen que el satélite nunca llegó a orbitar.
GARA |
La ONU no consiguió ponerse de acuerdo en torno a una respuesta al lanzamiento de un cohete de largo alcance por parte de Corea del Norte, a pesar de las presiones de EEUU y de sus aliados para que se tomaran medidas, mientras las potencias regionales calculan la extensión de lo que consideran una nueva amenaza a la seguridad.
El Consejo de Seguridad se reunió de urgencia en Nueva York, a instancias de EEUU y Japón, para examinar las consecuencias del lanzamiento el domingo del controvertido cohete por parte de Corea del Norte. Según Pyongyang, el lanzamiento pretendía colocar el órbita un satélite de telecomunicaciones civil, pero EEUU, Corea del Sur -aunque el domingo admitió que se trataba de un satélite de telecomunicaciones- y Japón sospechan de que se trata de un ensayo camuflado del misil de largo alcance Taepodong-II.
Washington, Tokyo y Seúl sostuvieron que el lanzamiento viola las resoluciones del Consejo de Seguridad que prohíben a Pyongyang lanzar misiles balísticos, impuestas tras una prueba nuclear y otros intentos con misiles llevados a cabo en 2006.
Según diplomáticos en el Consejo, China y Rusia no se mostraron convencidas de que el lanzamiento violase las resoluciones, y su postura fue apoyada por Libia, Uganda y Vietnam.
Tanto EEUU como la UE criticaron el actuar norcoreano. En un comunicado conjunto exigieron a Pyongyang que abandone la búsqueda de armas de destrucción masiva y su «política de amenazas dirigidas a sus vecinos». EEUU solicitó una «fuerte respuesta colectiva.
Pero Rusia y China pidieron moderación y aseguraron que la comunidad internacional debe evitar cualquier acción que exacerbe los ánimos.
Después de tres horas, los quince miembros sólo se comprometieron a «continuar con las consultas sobre una reacción apropiada del Consejo, acorde con sus responsabilidades dada la gravedad de la cuestión«, según Claude Heller, embajador de México y presidente de turno del organismo.
EEUU: «No llegó a orbitar»
Pyongyang insistió ayer en que el lanzamiento fue exitoso, gracias a la tecnología desarrollada en el país, mientras que Corea del Sur, EEUU y Rusia creen que nunca llegó a orbitar.
El Ejército estadounidense afirmó que Corea del Norte no ha puesto en órbita satélite alguno y añadió que parte del cohete cayó en el mar de Japón y otra en el océano Pacífico. Lo mismo indicaron las autoridades de Seúl, que sostuvieron que, según informaciones de la Inteligencia estadounidense, las dos últimas fases del cohete cayeron junto con su carga en el océano.
Por su parte, Moscú confirmó ayer que los radares rusos no han detectado nada que pueda corresponderse con el satélite norcoreano.
La clave, sin embargo, no es el hecho de que se haya colocado o no en órbita el satélite, sino que con este lanzamiento se demuestra que Corea del Norte ha alcanzado un gran progreso en el desarrollo de sus cohetes, cuyos logros podrían aplicarse a misiles de largo alcance de uso militar.
Derecho al desarrollo espacial
Pyongyang insiste, no obstante, en que tiene derecho al desarrollo espacial con fines pacíficos y que para ello ha desarrollado su cohete de uso civil Unha-II. Los servicios secretos surcoreanos, por contra, creen que este nuevo modelo de cohete utiliza la misma propulsión que el misil intercontinental Taepodong-II y que los científicos norcoreanos no tendrían muchos problemas en transformar el Unha-II en un misil militar de largo alcance, cambiando únicamente la carga que transporta. Estados Unidos ya lo hizo en los años 60 con el cohete Titan-II.
Analistas locales apuntan que el interés de Pyongyang está en exportar su tecnología armamentística como fuente de divisa extranjera, además de los motivos políticos de presionar a Washington y consolidar su política interna. Señalan también que una Corea del Norte embravecida podría utilizar su primer lanzamiento con éxito para obtener concesiones en cualquier futura ronda de negociaciones a seis -Japón, China, Rusia, EEUU y las dos Coreas- sobre la finalización de su programa nuclear y añaden que podría intentar eludir cualquier obligación a la que se hubiese comprometido en negociaciones anteriores.
«Como resultado, habrá que dar más para persuadir a Corea del Norte para que abandone su programa nuclear», señalan.
El embajador de China -lo más parecido a un aliado que tiene Corea del Norte- en Naciones Unidas, Zhang Yesui, declaró tras la reunión que la reacción del Consejo debe ser «cauta y proporcionada».